Sala Penélope (Madrid). Viernes, 17 marzo.

Zenobia, la banda riojana de Power Metal, presentaba en la capital su último trabajo “Alma de Fuego II” (Maldito Records,2017) en un mini festival llamado Alma de Fuego Fest, encabezado por los propios Zenobia y que contaba con dos bandas invitadas de excepción: los barceloneses Regresión y los gaditanos Guadaña, que en su conjunto otorgaron a los asistentes una jornada difícil de olvidar y con unas actuaciones dignas de elogio que en ningún momento disminuyeron el nivel y que se limitaban a mejorar cada vez más y más.

Para aquellos que no conozcan la sala Penélope, se trata de un recinto no demasiado grande, con una capacidad para varios centenares de personas. Aunque no se produjo el lleno total en la sala, sí que hubo una buena afluencia que ocupaba casi en su totalidad la pista central. Comentando el escenario, éste estaba compuesto por unos escalones con motivos grecorromanos y en uno de los cuales podía leerse: ‘Militia est vita’, título de uno de los temas del último trabajo de los cabezas de cartel.

Tras la apertura de puertas a las 19:00, Regresión serían los primeros en actuar. Unos minutos más tarde de las 19:30 entraron en escena José a la batería, David al bajo y los guitarristas del conjunto Toni y Pablo y comenzaron a interpretar “Prisioneros”, introducción instrumental que da título a su último disco homónimo editado en 2015. En estos primeros compases del concierto hubo unos pequeños problemas de sonido -la guitarra de Toni no podía distinguirse muy bien del resto de la banda-, que fueron solucionados rápidamente.

Tras esta  intro dio comienzo “5 noviembre”, del mismo trabajo y con la cual entró en escena el vocalista Pedro. En los primeros compases de la canción tenía el volumen del micrófono algo bajo, pero se acabó solucionando rápidamente. El tema permitió apreciar la magnífica voz de este cantante, con una  labor encomiable a lo largo de todo el set que desglosaron, sorprendiendo a propios y extraños que allí se encontraban, con un público incomprensiblemente poco activo (a excepción de los fans que allí se encontraban), aun con Pedro intentando animarle constantemente. Es necesario reconocerle esta gran labor y reconocer su gran labor de frontman, a la altura de todos los cantantes de aquella noche, sin duda uno de los elementos fundamentales de este Alma de Fuego Fest.

Regresión continuó desgranando muchos temas de ‘Prisioneros’, como “Cautivo” (con peineta incluida que el público levantaba con los “mírame, jódete” del estribillo) o “No nos van a parar” e incluso adelantos del futuro lanzamiento de su quinto álbum de estudio -‘Terra Ignis’-, que dejó sensaciones muy prometedoras. Pedro anunció que estaría a la venta el 5 de Abril. Como colofón a su gran set presentaron el himno “Estrellas del Rock”, que arrancó las voces de muchos de los que allí nos encontrábamos con su ‘sex, drugs and rock ‘n’ roll’, coreado por propios y extraños, que cerró una actuación impecable que seguro se llevó a muchos nuevos seguidores después de aquella noche.

 

Cambio rápido de algunos elementos y temática del escenario. Llegaba el turno de los gaditanos Guadaña, que presentaban su último trabajo, “Karma”, como atestiguaban los dos paneles decorados con motivos de este trabajo a ambos lados del escenario y rematado con telas que recordaban a su segundo álbum: “Deryaz”. Se reemplazaron los paneles con la imagen del disco de prisioneros por dos pequeñas banderas con la tipología de Guadaña, y es que los gaditanos ofrecieron una lección de potencia y dureza increíble. Con un set que recorría gran parte de su nuevo álbum, “Karma”,  que supone una interesante evolución en su sonido.

Increíble la labor de Juanma Patrón a la guitarra; supo superar un percance de sonido inicial, en el cual su guitarra no se oía y sólo podía escucharse el bajo de Nael Martín y la inmensa batería de Pablo Casal. Fue durante el inicio de “Aún sigo en pie”, que da inicio a su último disco, “Karma”. En este tema acabaron entrando en el escenario los increíbles vocalistas de la banda: Salva Sánchez y la gran frontwoman Glory Romero. Ambos lo dieron todo sobre las tablas, animando al grito de “esto es una fiesta”, que se contagió entre los asistentes. Podía notarse cómo disfrutaban, cómo se encontraban a gusto y esto se contagió a la hora de tocar.

Tras este tema llegó el turno de otra canción de “Karma”: “Ser uno mismo”, con unas tesituras guturales de Salva que me dejaron sorprendido y demostraron su polivalencia. Uno de los himnos de la banda llegaba, “Yo soy la ley”, de su álbum conceptual “Deryaz”, cuyo estribillo fue muy coreado por el público y no sólo entre los fans. A este himno le siguió otro tema de “Karma”, “Dios del trueno”, que recuerda a los primeros temas de la discografía de Guadaña, con un aire de Heavy clásico muy atractivo. Llegó el turno de “Némesis”, en el cual Salva lo dio todo para ofrecer unos increíbles guturales que me sorprendieron, ya que nunca le había visto en esas tesituras y cumplió con creces.

“Nuestra revolución” es también un tema muy coreado y muy fiestero, cuyo estribillo fue fácilmente seguido por propios y extraños del público, al igual que “Como Hermanos” -de su segundo álbum y con un estribillo igualmente coreado-, con una Glory impresionante que encandiló por su increíble voz y actitud, y un Salva que no se quedaba atrás. Finalmente presentaron la canción que da título a su último álbum, “Karma”, poniendo punto y final a un bolo increíble pero que se hizo demasiado corto para todos.

 

El plato fuerte de la noche llegaba, como demostraba la gran parte del público preparada ante el escenario. Fundido a negro de las luces y comienzan a aparecer los riojanos Zenobia: Javi a la batería, Ernesto a los teclados, Salva al bajo y el gran Víctor de Andrés a la guitarra, el cual comienza a tocar «100 dardos», tema que abre “Alma de Fuego II” y que sonó como un cañonazo, con la aparición del cantante del grupo Jorge Berceo. Durante toda la actuación demostró ser uno de los mejores cantantes del panorama nacional, así como uno de los mejores frontman nacionales del momento, con una actitud y una habilidad sobre el escenario impecables.

Berceo no dejó de animar al público en todo momento, ya sea para que diesen palmas, cantasen o saltasen. No dejaba ni un momento de respiro a un público que los seguía sin rechistar y que coreó todas y cada una de las canciones. A «100 dardos» le siguió «Última vez», procedente del disco “Supernova” y cuya presentación en directo era inédita. No lo parecía, porque el público la cantaba al pie de la letra.

Berceo estaba increíble. Nunca había visto a la banda en directo y demostraron aptitudes de sobra para demostrar que son uno de los combos nacionales más importantes. Berceo se dirigió al público para presentar la siguiente canción, que hablaba de luchar por los sueños hasta el punto de ver las alas arder y que significó la entrada de “Ícaro”. Uno de los himnos de la banda, muy bien recibido por el respetable, que esta vez sí se mostró activo al cien por cien.

Fundido a negro y en el foco Ernesto, quien comenzaría a interpretar en el teclado la instrumental “Entre tinieblas” y preludio a “El pacto”. Una de las más coreadas fue la bombástica “Corazón de hielo”, muy coreada por el público y, sin duda, una de las favoritas del mismo. La instrumental «Las arenas de Palmira» dio paso a la arábiga “Mi destino”, otra de las más coreadas. Al finalizar dio lugar al pasaje más tranquilo e íntimo del concierto, en el cual permanecieron en el escenario únicamente Ernesto y Berceo.

Ambos comenzaron a interpretar algunas de las baladas más importantes de la trayectoria de la banda en forma de medley, comenzando por “Valiente”,  de su último trabajo, “No lloraré por ti”, de su álbum de 2005 “Luchando hasta el final” (y regrabado en su disco “Baladas” del año 2015) y su clásico “Vuelve”, ésta última muy coreada por todo el público, que cantaba letra a letra la canción al ritmo de Berceo. El medley finalizó con otra de las grandes baladas de la banda, “Ante tus ojos”, en cuya parte final volvieron al escenario el resto de la banda, para acabar con el gran solo de Víctor de Andrés. Este medley fue sin duda uno de los mejores momentos de la noche.

La potencia volvió con la instrumental de “Alma de fuego II”: “Océanos de fuego”, que demostró que Víctor de Andrés es uno de los guitarristas más importantes a nivel nacional, en una composición en la que brilló. Mención aparte merecen sus compañeros Salva y Javi, encargados de la potente sección rítmica y aderezada con el solo de teclado sintetizado de Ernesto. Se podía ver como la banda estaba disfrutando tocando ante un público entregado y es que una cosa de Zenobia es segura: lo dieron todo ese día sobre las tablas, en un adalid de respeto y dedicación hacia el público. Tras ésta se produjo la festiva y melódica “Brindemos por una canción”, también de su último trabajo (el cual fue interpretado prácticamente en su totalidad).

Se iniciaba la recta final del concierto con “Mi alma es tempestad”, de su disco “Armaggedon. Su riff principal, interpretado por Víctor, fue coreado por todo el público, que botaba y lo daba todo bajo órdenes de un Berceo incansable, que animaba al público a cantar el estribillo a viva voz y que se sentía en toda la sala. Tras ésta siguió otra de su último disco, “Ángel Negro”, una de mis favoritas e igualmente coreada y apreciada, al igual que el inmenso solo ejecutado por el guitarrista del conjunto. Momento que fue captado por todos aquellos que allí se encontraban.

Continuaron con unos de los cortes más aclamados de “Supernova”, “Borraré tu nombre”, con un público enloquecido que sacaba fuerzas de donde no había y seguía apoyando a la banda, como demostró con otro tema del mismo álbum, “Una de piratas”, en la cual Berceo en un momento dado cogió una bandera pirata y comenzó a ondearla como si le fuese la vida en ello, impagable. “La Tormenta” fue otra de las grandes coreadas y la penúltima en sonar, con el colofón final del himno “Lo llevo en la sangre”, cantada a pleno pulmón por todos.

Tras el concierto, una gran ovación para toda la banda. Estaban felices, al igual que todos los asistentes al haber podido ser testigos de una jornada increíble con tres de las bandas más importantes del panorama nacional y con unos Zenobia que, tras finalizar el concierto, tuvieron el gran detalle de deambular por la pista para firmar autógrafos y hacerse foto con los fans, en un alarde de humildad y de cariño hacia todos los que se habían acercado a verles. La banda no escatimó en agradecer este hecho, al igual que a la prensa y todos los responsables del evento. Esto no se limitó a Zenobia, sino también a Guadaña y Regresión, que se mostraban cercanos a la hora del trato con el público (los miembros de Guadaña incluso se encontraban cerca del puesto de merchandising para firmar lo que los fans deseasen).

En definitiva, una jornada imperdible que dejó, además de impecables actuaciones, toda una demostración de humildad y camaradería tanto entre las bandas como en su trato con el público. Esperamos más jornadas como ésta.

Texto y fotos: Miguel Ángel Dávila Prieto.