Nos fascinan los documentales sobre las giras en países del continente americano que realizan los grupos españoles que se aventuran en el desafío transoceánico. Unas veces los periplos salen mejor y otras peor, pero siempre resultan interesantes y hasta exóticos. El último reportaje de producción propia que hemos visto es el de La Raíz -algo decepcionante, por cierto-, pero el de hoy resulta mucho más natural y divertido y corresponde a una banda aragonesa que ha hecho de su origen mixto hispano-mexicano una de sus señas de identidad.

Los zaragozanos Ariday celebran este año su décimo aniversario como formación de Metal épico con cantante femenina mexicana, Yadira Monreal, a la que actualmente acompañan los maños José Luis Supervia (guitarras y coros guturales, además de cofundador junto a Yadira) y Néstor Estopina (guitarra), el batería Luis Crespo y el nuevo bajista Ricardo Pascual, que acaba de reemplazar a Javi Pascual. Apenas dos años después de su fundación ya estaban con las maletas preparadas para su  incursión inicial en la República del D.F., con motivo de la presentación allí de su primer disco, «10.000 kms», editado en 2008.

El segundo álbum de Ariday se tituló «Cruda realidad» y fue publicado en 2010, con la  novedad de la incorporación como segundo guitarrista de Néstor Estopiña y el batería Álvaro Molinero. El siguiente cambio en la formación fue el de Luis Crespo, que tomó las baquetas de Álvaro. Esto conllevó un endurecimiento de su sonido, como se pudo comprobar en la tercera referencia del quinteto: «¿Qué nos queda?» (2012). La productividad del combo es incuestionable, como lo prueban sus posteriores «Juicio final» (EP de 2014), «Un nuevo despertar» (CD, 2015) y la edición mexicana de esta misma grabación el pasado año.

Durante la primera quincena del pasado mes de agosto Ariday volvió a México en el marco de un ruta que les llevó hasta las ciudades y estados respectivos de Ciudad de México y Monterrey -tres fechas en cada metrópoli-, Tampico, Saltillo/Coahuila, Tula/Tamaulipas y San Miguel Canoa/Puebla.

Leo Cebrián Sanz