No podrán con ellos. Los jóvenes músicos metaleros siguen pasándose el testigo de una generación a otra, inasequibles al desaliento y su práctica invisibilidad para los grandes medios. En la escena subterránea no ser está tan mal -hace calorcito y tenemos víveres para varios años-, así que abrimos nuestra cueva a Ariete, una nueva formación que practica un Heavy Metal ortodoxo y clásico. Los componentes del cuarteto son David (voz, guitarra), Andrés (guitarra), Adri (bajo) y Adam (batería).

Retrotraen a los primeros discos de Accept y a la grandiosa trayectoria inicial de Judas Priest, lo que desde luego es una garantía de calidad e interés. También han depurado lo mejor del Heavy Rock nacional de los años 80 interpretado en castellano, lo que en estos casos siempre puntúa doble. Cuentan con un vocalista con enorme potencial y la banda suena compacta pese a su relativa inexperiencia. Hay frescura y adicción, sin asomo alguno de aburrimiento, tedio o repetición de esquemas ya conocidos.

Se agradece que su música resulte cercana y directa, fácil de asimilar aunque no por ello carente de personalidad propia. Quizás por ello tocan tan a menudo en el circuito madrileño de actuaciones, donde ya se han hecho un cierto nombre de nueva promesa a seguir de cerca. Poco o nada hay de revival facilón en su música; muy al contrario, Ariete parecen haberse quedado con lo mejor del género, la inmediatez de un estilo que ha demostrado su eterna validez cuando se practica con corazón y sin ambiciones fatuas. Ahora bien, ¿realmente era necesario aventurarse con una adaptación al inglés de su principal carta de presentación? Hasta en ese pequeño error nos recuerdan al espíritu honesto y batallador de los madrileños Muro, inspiradores indirectos de este combo con estética de chupa de cuero y vaqueros gastados.

Su primer EP se titula «Asedio» e incluye seis temas: «Hijos de Bhaal» -con narración a modo de intro-, «Fantasmas del ayer», «Siervo de Satán» (atención a los insertos de una partitura de música clásica), «Mensajeros de libertad», «Máxima velocidad» y ‘Children of Bhaal’ -se trata de la versión inglesa de la canción con la que abren el compacto , que aquí se ofrece en calidad de bonus-. El álbum ha sido coeditado por Lullabye Records y Metal Crusaders. La producción resulta deliberadamente básica, pero por una vez encaja como un guante en la naturaleza de los protagonistas, a quienes otro tratamiento más sofisticado restaría encanto y magnetismo.

Las letras de sus composiciones abarcan desde los enfoques épicos y guerreros a las noches de motos, la liturgia del rock and roll, la libertad personal o las pesadillas brumosas y espectrales. Para qué queremos ver a Fortu luchar contra su botox mientras canta «Autopista» si Ariete van a «Máxima velocidad». Yo por lo menos lo tengo claro.

Desde Los Mejores Rock manifestamos nuestro absoluto acuerdo con su dedicatoria final: «Este disco está dedicado a los clubs, a todos aquellos que apoyan a las bandas en los conciertos y a ti. Gracias por luchar por la escena. ¡Larga vida al Heavy Metal!».

Leo Cebrián Sanz