Durante varios años fue una iniciativa pionera en la formación de nuevas generaciones rockeras y metaleras y desde hace meses se ha convertido en una especie de versión 2.0 de sí misma. Nos referimos a Independance Under 18, la sesión de discoteca light con la que se ha criado toda una generación de jóvenes aficionados a este tipo de música.

«Inde» ha marcado tendencia hasta el punto de ser uno de los espacios juveniles con más personalidad de toda la oferta de ocio de la ciudad de Madrid. Sus emplazamientos han sido diversos, aunque siempre localizados en torno al distrito Centro (Charada, Ya’sta, Arena, etc.). Daba gusto ver largas colas de adolescentes dispuestos a pasar la tarde del sábado mientras se desfogaban oyendo sus sonidos favoritos -por lo general Metalcore-. La experiencia no tardó en ampliarse a ciudades como Barcelona, Valencia, Alicante y Zaragoza, aunque su programación regular sólo ha estado disponible en la capital.

La diversión sin alcohol es posible, sí, pero hay que trabajársela y echarle mucha imaginación. Independance era sinónimo de baños de espuma, competición en la ingesta de flanes o perritos calientes, consumo de pizzas  en distribución directa desde el escenario o peleas «anti-estrés» con «churros» de piscina hasta quemar las energías sobrantes.

En efecto, todo esto y mucho más pasaba y aún pasa en estas veladas 100% divertidas, en las que no caben los monólogos de borrachos, los botellones aburridos ni las peleas derivadas del clásico «me has mirado mal». Además del componente meramente lúdico, algunas de las sesiones terminaban con la actuación de grupos muy jóvenes con repertorios especiales de tributo (Bring Me The Horizon, Green Day o System of a Down, por poner tres ejemplos significativos).

¿Qué ha sucedido para que Inde U18 sea ahora Monster Club? Bien, existen teorías muy diversas, pero lo cierto es que el ambiente se enrareció hará un año y medio a raíz de las acusaciones vertidas hacia su cara más visible, Danny Rock Monster. Los bulos se extendieron a su equipo de relaciones públicas, pero en su momento no quisimos dar pábulo a la polémica y tampoco lo vamos a hacer ahora. En este sentido, nos remitimos a lo sucedido en el caso Lágrimas de Sangre, otro asunto que nunca saldrá de su estancamiento hasta que no haya denuncias concretas y no simples Tweets o comunicados virtuales sin DNIs que los avalen.

La presunción de inocencia es un derecho que en este medio respetamos de salida, por lo que preferimos limitarnos a contar los hechos concretos, y a dar cuenta de lo meramente noticiable. Y la noticia es que «Inde» ya es historia (y hasta nostalgia para algunos) y que confiamos en que la nueva etapa como Monster Club sirva para evitar errores del pasado y mejorar esa fórmula que tanto juego ha dado a esos adolescentes que este año llenarán el festival Download.

Leo Cebrián Sanz