Diversos contratiempos nos impidieron al personal de LosMejoresRock.com estar presentes en el último concierto que José Andrea & Uróboros dieron en la Ciudad de México.

Recogemos, tal cual, la detallada y buena crónica que Javier Díaz Pinelo (@Javierdp_jdp) ha publicado en su página http://frankdiazp.blogspot.mx


Concierto de José Andrea y Uróboros, el sábado 10 de septiembre, en el Foro Moctezuma de la Ciudad de México.

Por fin, después de poco más de dos años de espera y un concierto cancelado, regresó a la Ciudad de México la banda de rock española José Andrea y Uróboros, liderada por el emblemático ex cantante de Mago de Oz. La cita fue en el Foro Moctezuma, un auditorio recóndito ubicado al norte de la ciudad.  El lugar es grande y está muy bien adecuado para este tipo de eventos, por lo que la visibilidad fue buena y el sonido estuvo decente.

El concierto empezó alrededor de las 9 de la noche con tres bandas abridoras: Legend Sword, Battle Raider y Ángel de Metal.  Las tres tuvieron mal sonido, aunque fue mejorando conforme avanzaba la noche. A Legend Sword le tocó inaugurar el concierto con su estereotípico power metal mexicano. El uso de pistas pregrabadas y programaciones se ha vuelto un recurso muy común para las bandas de metal, y hay unas que lo saben aprovechar muy bien, pero samplear la batería es demasiado. Por eso, esta banda me perdió de entrada. La cantante es muy carismática pero desafinada y en realidad, sentí al grupo poco amarrado, como si llevaran apenas unas semanas tocando juntos. Les faltan horas de vuelo, pero si consiguen un baterista podrían llegar a sonar muy bien algún día. Hay potencial.

A continuación, subió al escenario Battle Raider, un grupo que llamó la atención desde el principio por su indumentaria de Hard Rock ochentero estilo Rata Blanca, que iba muy bien con su música con tintes de Whitesnake y Twisted Sister. El virtuosismo de su guitarrista y la potente voz de su cantante animaron bastante a la concurrencia. Es una banda con mucha química, que sobresale por su presencia escénica. Sin embargo, sufren de un mal endémico del metal mexicano: le dan más peso a la habilidad técnica que a la música. El vocalista grita muy agudo y el guitarrista toca muy rápido, pero suenan muy atascado y ninguno de sus temas me pareció memorable.

De los conjuntos abridores, el único que realmente me gustó fue Ángel de Metal, que con su hard rock thrasheroso y su discurso de unión de la familia metalera lograron cautivar al público y dejarlo lo suficientemente prendido para el plato fuerte.  Es una banda que ya se ve curtida; tiene un estilo propio, y sabe cómo ganarse a la gente. Mención honorífica a su atractiva baterista, Isabella, por su actitud y magnetismo en el escenario. Se ve que se la estaba pasando de maravilla y eso es muy contagioso. No compraría un disco suyo, pero sí me gustaría volverlos a ver en vivo.

Finalmente, alrededor de las 11 y media de la noche arrancó Uróboros, directo y con todo. Sin ninguna jose-andrea-chinointroducción, soltaron de golpe todo el poder y energía de su música con la potente canción “Vive”, de su último disco, “Resurrección”. José Andrea entró ondeando la bandera de México en el pie de su micrófono con un grito apantallante, dejando claro desde la primera nota que sigue siendo un auténtico Mago, pues hechizó instantáneamente a todo el auditorio con su irresistible voz y su imponente presencia.  Las guitarras de José Rubio y el Chino Flores de inmediato amarraron a los asistentes con sus intrincados riffs y solos de guitarra, mientras el bajo de Peri y la batería de Teto Viejo se encargaban de acelerar el pulso de la frenética multitud.

Hacía mucho que no veía a una banda con tanta química, tanta energía y tanto entusiasmo. Se notaba que los cinco músicos estaban disfrutando apasionadamente cada momento del concierto. No sólo hubo una interacción íntima y cariñosa con la audiencia, sino que, entre los miembros del grupo, se percibe una amistad y admiración entrañable.  Esa chispa, auténtica y sincera, es la que, en mi opinión, hizo a Mago de Oz la banda más grande del metal en español, y lamentablemente para ellos, quienes mejor la han conservado son sus ex-integrantes.

Tras una ovación, José saludó a sus fervientes fans con su tradicional “Buenas noches…CABRONEEEEES!” y tocaron los temas “Vanidad” y “Flores en tu colchón” de su primer álbum. Con una playera de la selección mexicana de fútbol, José dio una presentación impecable de las canciones, con una voz pulcra y clara, como la que no se le había oído en mucho tiempo. Se le oye el paso de los años, pero con más cuerpo que deterioro, y con un hábil manejo de su amplio registro vocal.

“El que quiera entender que entienda” fue el primer tema de Mago de Oz que interpretó la agrupación. La gente coreaba con singular alegría una de las canciones que consagraron al cantante; sin embargo, el corte puso en evidencia el enorme hueco que dejó el gran ausente de la noche: Sergio Cisneros “Kiskilla” en los teclados. A pesar de lo bien que sonó el grupo durante todo el concierto, la ausencia del genio de las teclas pesa mucho. En algunos temas invitaron a Adrián Rosas, de la banda Sword Legend, a cubrir el puesto. Aunque hizo una labor honrosa, sustituir a Kiskilla es meterse con Sansón a las patadas.

Siguieron las que, en mi opinión, fueron las mejores rendiciones de la noche, “Al otoño espero” y “La canción de los deseos”. Con su cálida y nítida voz, el legendario vocalista hipnotizó a todos los asistentes en un ambiente donde cada nota interpretada por los músicos abrazaba e inspiraba. Un momento verdaderamente emotivo.

Posteriormente, fue el turno de los dos guitarristas de mostrar sus habilidades con un “mano a mano”. Aunque ambos son impresionantes y tienen una sincronización magnífica, estos solos estuvieron un poco largos y aburridos, y no sé qué habrá hecho quien manejaba el sonido que las guitarras sonaban opacas y saturadas.

El vocalista se mostró particularmente sorprendido por la presencia de niños en el foro, quienes aguantaron estoicamente el capricho de sus padres hasta altas horas de la noche, y no dudo que lo hayan disfrutado. Está bien que los papás compartan sus aficiones con sus hijos, pero un concierto de rock no me parece un ambiente adecuado para menores de diez años.

Posteriormente, salió la banda completa a interpretar su himno en contra de los políticos corruptos “No cuentes con ellos”, dedicándolo al candidato republicano Donald Drumpf. Después, el foro enloqueció brincando, cantando y alzando sus cervezas al ritmo del clásico de Mago de Oz, “La posada de los muertos”, en la que hasta salió fuego del escenario. Otro de los números más sobresalientes y emocionantes del show.

Con un aullido, el cantante liberó a “La Mujer Lobo”, seguida del blues del mismo álbum, “Sobreviviendo”. Es evidente que el grupo se siente mucho más cómodo interpretando temas de su primer disco que de “Resurrección”, pues del último tocaron pocos temas y fueron los más flojos de la noche.

“Hasta que el cuerpo aguante” envolvió con nostalgia los corazoncitos de los fans que seguimos al cantante y a su banda anterior desde sus primeras visitas a nuestro país y que crecimos con su música. “A cubazos” comenzó con una parte interactiva en la que José Andrea invitó al público a cantar con él. Toda una cátedra de canto. En esta canción José lució su voz en todo su esplendor y los músicos tuvieron oportunidad de demostrar su destreza con sus instrumentos. La rola fue interrumpida por un eterno solo de batería del nuevo integrante, Teto Viejo. Es un gran baterista, pero esa parte estuvo dolorosamente aburrida. La pieza ya tiene un solo de cada uno de los músicos, ¿para qué extenderla?

“Gaia” tomó a todos por sorpresa. La lastimera canción es una de mis favoritas de Mago de Oz y a Uróboros generalmente le sale increíble, pero a pesar de la impecable interpretación del Rey José Andrea, el tema suena mutilado sin Kiskilla. Tras esta canción, el grupo abandonó el escenario por un momento. La gente gritaba “Jooosé” y “Ú-ró-boros” impaciente por más melodías del conjunto español.

Con una playera del Cruz Azul, José salió acompañado de sus compañeros para tocar tres números más. Al contrario de lo que implica portar la camiseta del desafortunado equipo de fútbol, Uróboros cerraron con broche de oro con “Paraque nunca amanezca”, “Resurrección”, y la que no podía faltar, “Molinos deViento”, dejando a una audiencia eufórica y satisfecha por una noche memorable.

Creo que el público ha sido demasiado indulgente con los tropiezos de Mago de Oz y particularmente malagradecido con José Andrea, Peri, Kiskilla y Uróboros. Los músicos, que alguna vez cimbraron recintos tan importantes como el Auditorio Nacional o el Foro Sol, han tenido dificultades para volver a despegar. Ya sea por la torpeza de su disquera, managers y promotores; los comentarios mordaces del baterista de su antigua banda, o la indiferencia de quienes fueron sus seguidores. Considero que, después de lo que vi la noche del sábado, Uróboros es una banda con la calidad musical, humildad y grandeza para volver a lo más alto. México los quiere y está hambriento de proyectos como éste. Espero que vuelvan pronto.