Hacia mediados de la década pasada se experimentó en Madrid un inesperado auge del movimiento antifascista, en gran parte vinculado al resurgir de los red-skins. La rama antirracista del movimiento protagonizó algunos incidentes polémicos -como el boicot a la sala Excálibur-, pero demostró que con ellos en las calles los nazis de la capital poco o nada tenían que hacer. Por desgracia, esta situación culminó con el ataque mortal a Carlos Palomino, víctima de un fatal encuentro en el Metro con un asesino fascista.

Hay que recordar todo este ambiente para entender el caldo de cultivo de grupos como Non Servium y Kaos Urbano, dos formaciones que se han hecho muy populares en los países del continente americano que se expresan en castellano. Su agresividad va pareja a la claridad con la que expresan sus ideas, en las que se mezclan la concordia y el compañerismo con el odio al Estado y su violencia social y política.

El nuevo disco de Kaos Urbano es un manual perfecto de Street Punk en 2016. Su sexta entrega se titula «La hora del baile» y pone al día todo lo que el Oi! puede aportar a la juventud de los barrios: violencia justiciera, hermandad con los colegas celebrada a base de cerveza, músculo de acero ideológico y un alto grado de diversión y vida en la calle.

No podemos evitar recordar el legado de Decibelios cuando leemos letras como la de «Vacaciones en el bar» (¿recuerdan las «Vacaciones en El Prat» de los pioneros catalanes?). Y es que la influencia de los autores de «Caldo de pollo» ha dejado una huella enorme que algún día habrá que analizar en profundidad.

Mientras tanto, Kaos Urbano se calza su Fred Perry de color negro y lleva hasta su portada el perfil de las torres Kio, un icono madrileño que se afianza desde las tapas de bandas como Percutor o Faber Pugna. Los coros de unidad acompañan a la ronca voz de Sku, que junto a sus cuatro compañeros empieza por fin a dar a su combo un sonido más compacto y musical que nunca.

Las botas militares pisan con fuerza en compañía de amigos como Kosta «Boikot»-logística durante la grabación-, Miguel ‘Rude Pride’ (teclados y coros), Moris y Mantxe – de Suzio 13- (ambos en los coros y el primero con algún punteo), y la sección completa de vientos de Fhin Brau (trompeta, trompa, trombón y saxo tenor). La parte estelar corre a cargo de Fermín Muguruza y Podri, de Rat-zinger, en la muy explícita «Los mató el Estado».

En esta relación de compadres podemos incluir a Mr. Chifly ‘Habeas Corpus’ por su participación en la composición de «1,2, 3, fuego», Star Mafia Boy -del que versionean «Ángel caído»- y The Crack, formación a la que adaptan en «Siempre estaré ahí».

Algunos dirán que les ha llegado el tiempo de la madurez, pero nosotros preferimos entender que han alcanzado la veteranía con una solera que marca la diferencia. ¿Kaos Urbano sonando bien e incluso atreviéndose con medios tiempos, baladas, vientos y ampliando las fronteras de su estilo madre? ¿Incluso haciendo gala de un cierto sentido del humor? Pues en efecto, así es. Este álbum consigue sorprender y se presenta con una dignísima edición en digipack, al estilo de cómo suelen trabajar en Rock Estatal Records, donde hacen estas cosas de maravilla -todo sea dicho-.

El quinteto ya ha sido anunciado como una de las apuestas del Viñarock para su próxima edición. Esperemos que sean una de las sorpresas, porque este disco marca un paso adelante de fuerte relevancia. Deberían aprovechar la oportunidad, como en su día hicieron Non Servium.