La historia merece la pena ser recordada. Hace unos años, nuestros amigos de Iberia Metálica se empeñaron en recuperar el material en maqueta de una oscurísima formación de Metal cantado en euskera. Los propios músicos ni se creían que tantos años después alguien se acordara, nada menos que desde Madrid, de un grupo que apenas si ocupa una línea en el libro “Lluvia, hierro y rock & roll: historia del rock en el Gran Bilbao (1958-2008)”, el gran estudio sobre el Rock en la capital de Vizcaya. Hasta la reedición en CD en 1993 de sus dos maquetas, poco más que esa mínima mención se sabía de Kartzarot.

El interés despertado desde el Foro motivó a tres de sus componentes originales, el cantante Asier Vicario y los guitarristas Javi Gallego y Roberto Mellid, a resucitar la formación junto a dos nuevos componentes: el bajista Txetxi Robredo y el batería Jorge Cobelo.

Han sido dos años de intenso trabajo, que ven ahora la luz con el lanzamiento de los siete temas de ‘Arima ez da galtzen’, registrado en los estudios Apocalypse, y que contiene letras exclusivamente en euskera, frente a la dualidad castellano-vasco de su primera etapa.

‘Arima…’ supone el regreso por todo lo alto de este excelente quinteto, que ofrece lo mejor del Metal euskaldún de ayer, hoy y siempre: esa mezcla de melodía y energía que tanto gusta a los seguidores de Su Ta Gar, E.H. Sukarra, Idi Bihotz o Latzen, por recordar algunos de los grandes nombres del estilo durante las décadas de los años 90 y 2000.

Las letras han sido traducidas al castellano, lo que nos permite apreciar lo diverso y heterogéneo de su visión del mundo: ‘Patakon’ recrea la historia real de una especie de Robin Hood local, mientras que otros enfoques son puramente sociales (‘“Stop desahucios”)  o bien reflejan las contradicciones del mundo en el que vivimos.

Por cierto, que a los seguidores de los también bilbaínos Doctor Deseo nos ha encantado escuchar la voz de una de sus colaboradoras habituales, la maravillosa Aiora Rentería, vocalista de Zea Mays, en el tema ‘Sehaska kanta’. Como vemos, todo un catálogo de pequeñas sorpresas que nos han dejado encantados con el trabajo desarrollado por unos Kartzarot que parecen ahora más en forma que en sus tiempos mozos.