Esta noche se celebra en la ciudad israelí de Tel Aviv la nueva edición del festival de Eurovision, uno de los acontecimientos televisivos -que no musicales- más importantes del curso mediático. Desde hace casi una década, Televisión Española acumula sonados fracasos, e incluso algún ridículo en forma de «gallo»-, por lo que este año ha optado por una canción que bien podría formar parte del repertorio de La Pegatina, el gran grupo de Mestizaje con toques Rock del panorama nacional.

«La venda» ha sido compuesta por Adrià Sala, cantante de la formación catalana, que se ha expuesto de este modo al escrutinio público de quienes no conocen su trayectoria con su banda madre. La canción fue elegida por votación telemática en una gala a la que concurrieron los participantes de la última edición del concurso «Operación Triunfo», siendo Miki el vocalista seleccionado para su interpretación en el certamen de hoy.

Miki cantará «La Venda», de Adrià Salas (derecha)

Lo apuntamos en cuanto supimos que Adrià era el autor de «La venda». El siempre afable líder de La Pegatina iba a ser objeto de una fuerte campaña de críticas desde la derecha e izquierda sociopolítica del país… o autoconsiderados países (España, Cataluña, desde todas partes ha sido atacado). Pese a que su grupo es netamente apolítico («No quiero mentiras… no quiero verdades… no quiero política en las fiestas populares…», proclama una de sus primeras canciones), el vocalista ha sido cuestionado por todo tipo de motivos:

  • desde el independentismo catalán: por representar a España, aun habiéndose declarado partidario de un referendum sobre la vía secesionista.
  • desde la derecha mediática: por representar a España, aun habiéndose declarado partidario de un referendum sobre la vía secesionista -sí, sí, la crítica es la misma-.
  • desde la izquierda más militante: por hacerle el juego a Israel (uno de los anatemas clásicos del internacionalismo) y no denunciar el acoso del judaísmo sobre la población palestina.
  • desde los aficionados a la música con cierta conciencia crítica: por entregarse a la tentación de los jugosos derechos de autor que le van a generar «La venda». Gracias a su participación indirecta en Eurovision, La Pegatina vuelve a subir un escalón más en el negocio de la música, tras haber fichado con Warner para «Ahora o Nunca», su disco de 2018.

A finales del pasado mes de abril, La Pegatina emitió un confuso comunicado sobre el asunto, desmarcándose como colectivo de la iniciativa de su principal compositor. BDS son las siglas de la campaña «Boicot, Desinversiones, Sanciones», con la que se pretende aislar a Israel de todo reconocimiento internacional por su condición de país vulnerador de los derechos humanos:

Desde la RESCOP (Red Solidaria Contra la Ocupación Palestina) tampoco se quedaron cortos en su petición de boicot a la gran cita de los ‘eurofans’ del mundo entero -incluida Australia, que también participa-:

Adrià Sala no parece un mal tipo, desde luego, ni alguien que se merezca semejante alud de críticas, pero la noticia está ahí y había que reflejarla. Hace unos días incluso él y sus compañeros tuvieron que soportar desde el escenario una acción directa en uno de sus conciertos. La pancarta «La Pegatina vendidos» lució desafiante durante la interpretación de una de sus canciones. Las imágenes hablan por sí solas de una polémica que hoy alcanza su final -sólo esperamos que «La venda» no gane el concurso, porque de lo contrario el escándalo tomaría mayores dimensiones aún-.

Leo Cebrián Sanz