«Nos encontramos en 1980, en un ambiente de efervescencia musical que tiene en la «Movida» a su máximo exponente, aunque en competencia con otros estilos musicales como el rock o el heavy que tenía su bastión entre la juventud obrera de los barrios de la periferia. En este contexto, abierta a todos los estilos y sensibilidades, acababa de abrir sus puertas Tablada 25 en el barrio de Tetuán, zona obrera donde aún persistían muchas de las casas bajas que databan de los orígenes del barrio a mediados del siglo XIX».

Así es como comienza la reseña sobre los locales de ensayo más veteranos de la capital en el libro «Comercios históricos de Madrid», que Enrique Ibáñez y Gumersindo Fernández publicaron el pasado año en Ediciones La Librería. Por desgracia, la nota se podría convertir en pasado y no presente, si en los próximos meses no se hace efectivo y fructífero el proceso de traspaso en el que se encuentra este emblemático lugar.

Para quienes no conozcan las excelencias de Tablada, cabe recordar que se trata del gran punto de encuentro de numerosos grupos y músicos que han protagonizado la historia del Pop y el Rock en España. Sus instalaciones comenzaron a funcionar en régimen de cooperativa de socios, que habilitaron 13 salas de ensayo, un auditorio para conciertos y un bar con cocina. Los titulares que finalmente garantizaron la continuidad del negocio fueron Hilda Gómez y José Robles, cuya intención ahora es ceder el testigo a un nuevo equipo administrativo.

Durante cerca de 47 años, sus vestíbulos y paredes han permanecido prácticamente igual, con el añadido de los carteles de conciertos, posters promocionales y todo tipo de afiches que reflejan lo sucedido en torno a sus clientes habituales: los músicos madrileños. El acogedor ambiente de su zona de esparcimiento resulta contagioso para el visitante. También para los periodistas rockeros del Foro, que hemos realizado en ella entrevistas y encuentros informales con cantantes e instrumentistas de los más diversos estilos.

Desde su web oficial se advierte claramente que Tablada se traspasa, pero que nada de venta. Sólo confiamos en que su nueva gerencia respete de forma escrupulosa el espíritu casi bohemio de este santuario en el que han ensayado muchos de nuestros héroes. Sus interiores fueron inmortalizados en la película «Laberinto de pasiones», de Pedro Almodóvar, pero lo que es más importante, también en nuestra memoria.

Leo Cebrián Sanz