Su aventura musical duró varios años, por lo que hablar de Pléyade es hacerlo de la primera banda femenina de Heavy Rock que hizo historia en España. Hubo otras contemporáneas como las pamplonesas Belladona -con la luego reputadísima Aurora Beltrán al frente-, pero quizás la más afín a los sonidos más duros fue este quinteto alavés fundado en 1984. La iniciativa de crear un grupo formado exclusivamente por mujeres partió de Pedro Larrañaga, bajista y cantante de Piruleta de Hormigón, una de las formaciones fundamentales del Hard y Metal en Vitoria-Gasteiz.

La primera formación de Pléyade fue la compuesta por Eva Muñoz (cantante), Espe Llave y Esther Santamaría (guitarras), Mentxu Herreros (bajo) y Ana Elguea (batería). La vocalista y Larrañaga fueron quienes primero ejercieron como compositores de sus canciones, tanto en música como letras. Con esta primera alineación se rodaron en directo en ciudades como la propia Gasteiz, Bermeo (Vizcaya) y la capital navarra.

La sombra de Piruleta comenzó a desvanecerse con la salida de Eva y Esther y la entrada de Marta Aldama a la voz. Pléyade se convertía así en un cuarteto.  Su primera maqueta la grabaron en 1985 e incluyó tres temas: «Sacrificio» -aún muy «hormigonera»-, «Fharla» -la diosa guerrera de leyenda creada por Eva- y «Reacciona» -primera letra de Marta, con el clásico mensaje antimilitarista de los primeros años 80-. Estas canciones fueron recuperadas en 2017 como parte del recopilatorio ‘Ladies of Metal’, publicado por los sellos independientes Gadir Metal y Héroes de Culto.

De izquierda a derecha: Marta, Susana, Mentxu, Eva, Rosa y Ana

 

La segunda demo llegó en 1986 y contenía las canciones «Juego mortal» -con letra de Eva y que aún tocaban en directo como tributo y recuerdo de la primera etapa de Pléyade-, «Sueño en el tiempo» y «El rock del kankarro», ambas de entera producción propia y con Marta como autora de los textos. El abandono posterior de Espe dejó a Pléyade únicamente con la voz y la base rítmica, lo que motivó la ayuda puntual y logística de guitarristas amigos e incluso compañeros de cuadrilla como Roberto Llave «Potis» y Sam Molina (ambos de Piruleta de Hormigón y Rock D.A.M.) o Josean Romero (Harlem y Quemando Ruedas).

Fueron aquellos los tiempos del colectivo Rock & Metal Gasteiz, una modélica iniciativa de unión de esfuerzos, a la que contribuyeron siete grupos metaleros de la ciudad del País Vasco que más claramente demostraba su inclinación hacia el Heavy. Su impulso permitió a Pléyade seguir haciendo conciertos, mientras buscaban nuevas compañeras con las que seguir tocando.

Los refuerzos llegaron en 1987 de la mano de la guitarrista Rosa Soleto y la teclista Susana Díaz de Durana, quien acreditaba estudios académicos de música y encajaba a la perfección con el nuevo sonido y repertorio de Pléyade, más orientado al Hard de corte melódico y americano. Curiosamente, tampoco ellas dos habían participado nunca en banda alguna con anterioridad, lo que aumenta el valor de todas las Pléyade a la hora de embarcarse en una peripecia artística semejante sin experiencia previa en otros proyectos similares.

La banda vitoriana demostró su valentía una vez más al romper cualquier tópico de género -ya fuera por defecto o exceso-, integrando en su seno al ya citado guitarrista Josean Romero. Muchos recordarán todavía la famosa foto que apareció en la revista «Heavy-Rock», en la que el músico posaba junto a sus colegas de grupo en una imagen completamente inédita en el Rock español. La foto dio mucho que hablar en su momento, ya que a la proverbial envidia y limitación del «jebi» español medio -que más que un conjunto de música parecía estar viendo un harén- se unía el atractivo de una formación mixta con imagen y actitud. Eran otros tiempos, obviamente, que este tipo de inconscientes valentías ayudaron a superar poco a poco.

Pléyade demostró su buen hacer en numerosos conciertos por todo el norte de la península, incluyendo Galicia, Asturias, Castilla-León, Aragón y obviamente Euskal Herria, con viajes a Bilbao, Iruña-Pamplona y la localidad vasco-francesa de Dax, en Iparralde. Tuvieron la oportunidad de compartir cartel con colegas locales como BO2, Harlem, Piruleta de Hormigón y UTM, otros no tan conocidos como Se Abre la Veda u Osiris, y bandas como Sangre Azul, Pedro Botero o Squealers, para las que tuvieron el honor de abrir como teloneras.

Fueron actuaciones que popularizaron su tema «Jugando al amor», que muchos años después conocimos gracias a su inclusión en ‘Ladies of Metal’ en una versión en directo de 1988. Ese mismo año se publicaron sus dos únicas canciones en vinilo, «Sin sentido» -música de Josean- y «Dosis de Rock». Esta última era original de su también colaborador Goar Iñurreta, al que muchos recordarán por su paso por Cicatriz, y quien también escribió algunos temas para Pléyade.

Ambas composiciones se recogieron en el recopilatorio «Rock a Todo Gas… teiz», del sello local Cúvyco, junto a otras de Ley Seca, Master y Merlín. En este sentido, las ofertas recibidas por parte de algunas compañías discográficas no llegaron nunca a concretarse.

El Mark III o tercera etapa de las alavesas entra de lleno en la década de los 90, con la salida de Josean para integrarse en Quemando Ruedas. La batería Ana optó por dejar la música, por lo que la cantante Marta -ni corta ni perezosa- pasó a tocar las baquetas al tiempo que cedía el micro a Karol Zenarruzabeitia. La tercera demo en la historia de Pléyade data de principios de 1992 y culminó la historia de estas pioneras con los títulos «No mires atrás» -con letra de Karol- y «Nada me puede parar» -obra de Rosa y Marta-. Pocos meses después ponían el punto y final  a una trayectoria muy digna, pero que había llegado a un punto crucial de no retorno ni salida de futuro.

El guitarrista Josean Romero, junto a sus compañeras de grupo

 

A excepción de Marta, que continuó su carrera en grupos como Reverendo Parker y La Xeta Pasote, ninguna de las músicas que pasaron por Pléyade volvió a integrarse en un colectivo artístico de estas características. Cuando el pasado sábado se reunieron en un txoko de Argomaniz (Álava), los recuerdos positivos y entrañables afloraron en una comida de hermandad y celebración de lo vivido. Algunas de sus amigas y compañeras no pudieron estar presentes, pero sí lo hizo Josean. Tras departir con quienes fuimos invitados al encuentro, el antiguo guitarrista se sumó a una foto histórica, que reconoce por derecho el valor de unas mujeres precursoras y, por ende, valientes y decididas como pocas.

Leo Cebrián Sanz