«Tralla pura sin cortar», eso es lo que reza la contraportada de este «Prosperidad» (2017, Rock Estatal Records), último larga duración de los madrileños Second Silence desde 2007 con aquel «Un sólo camino». Toda una declaración de intenciones, que se demuestra con creces a lo largo de los once temas que componen este álbum.

Producido en Madrid en los estudios Sadman por Carlos Santos (Toundra, Hamlet, EON) y masterizado por Jens Bogren en Fascination Street Studios (Suecia), este trabajo presenta una apuesta musical directa, sin remilgos, con unos temas que oscilan entre el Hardcore más puro y el Thrash Metal de corte más clásico, con un sonido similar a bandas como Suicidal Tendencies. Incluso recuerda en gran medida al Crossover Thrash y su mezcla de Hardcore y Thrash. Esta apuesta más directa supone una evolución con respecto a su trabajo de 2007, que se acercaba mucho más al Metal Extremo y a las atmósferas más oscuras y opresivas.

El álbum se abre con la instrumental «28002», una referencia al código postal del distrito de Chamartín, un área del norte de la capital que sin duda es una pieza fundamental en el contenido del álbum (el nombre propio del mismo, «Prosperidad», hace referencia a uno de sus barrios y estaciones de Metro). Este primer corte ya deja claros los derroteros por los cuales se va a mover el álbum: la tralla más pura, con ese sonido propio del Crossover Thrash.

Casi sin respiro comienza «Despierta», primera canción en la que hace acto de presencia la desgarrada y chillona voz del cantante, Chava, cuya voz se convierte en uno de los elementos más Hardcore del sonido de los madrileños, junto con la imponente base rítmica compuesta por Charlie al bajo y Nacho a la batería.

«Fuerza y honor» supone un corte de un sonido muy cercano al Thrash Metal más clásico, un corte potente, cañero y veloz. Un sonido que da paso a una segunda parte con tempos más lentos y con un potente breakdown que culmina con un último y desgarrador grito de Chava, que pone la guinda a un tema directo y muy sólido.

Antes he comentado la diversidad de sonidos pesados que tiene este álbum. Una variedad que también afecta al Groove, género cuyo sonido es también tratado en el disco, como demuestra el cuarto tema «Caer», con unos riffs muy marcados y pesados, obra de Fer y Fede, guitarristas del combo madrileño y que junto a Charlie y Nacho crean un estribillo muy potente para un tema puramente reivindicativo dirigido contra la manipulación y la tiranía, apostando por la superación personal y la conservación de la libertad inequívoca de toda persona.

«Tomamos la calle» cuenta con la colaboración de El Coleta, un artista irreverente y underground cultivador del llamado Rap Quinqui, género que se hace notar en el tema con la particular voz del rapero en la segunda parte de la canción y sus rimas salpicadas del vocabulario quinqui propio de la década de los 70 y 80 como «Torete», «meco» o «picoleto”. Es el corte más distinto de todo el álbum y creo que el más flojo de «Prosperidad», con una apuesta que no termina por cuajar y un sonido algo más repetitivo que el presente en todo el disco.

«Inmovilismo» es un corte de Groove puro que recuerda mucho a bandas del género, en especial Lamb Of God, con aspectos como la percusión tan marcada y el juego del doble bombo que hace Nacho a la batería. El estribillo es un breakdown con registros guturales ásperos de Chava, que dan lugar a posteriori a una vuelta a la velocidad de un tema que es todo un escupitajo en la cara hacia el sistema establecido y la crítica hacia la pasividad con respecto a todas las injusticias que ocurren en la sociedad.

Esta temática se rompe totalmente con «Déjame entrar», tema en el cual Chava trata sin tapujos los instintos sexuales más primitivos y animales del ser humano, con un sonido puramente Hardcore y muchos cambios de ritmo, destacando sin duda el potente tramo instrumental acompañado por los gemidos de placer de una mujer.

«Soñador» es el tema más extenso del álbum, con una duración cercana a los cinco minutos y durante los cuales se pueden apreciar tanto aspectos del Hardcore como del Groove. Mención especial merece el “y con orgullo” gritado a coro entre todo el grupo.

«Por vida» tiene un inicio demoledor que da paso a un Crossover Thrash muy potente y cuya letra resulta muy introspectiva para el vocalista de la banda madrileña, quien realiza en este corte toda una oda a las bondades, las oportunidades y los innumerables beneficios que le han dado el Hardcore y el Punk a su vida. El estribillo es desgarrador, con unos coros que hacen posible esto, al igual que la propia música de la canción: rápida, directa y sin miramientos, que se interrumpe únicamente por el breakdown del final del tema, que intercala una de las míticas frases del clásico del cine protagonizado por Al Pacino: «Scarface. El precio del poder» y que es toda una declaración de intenciones por parte del grupo y su fidelidad a este estilo de música reivindicativo: «Todo lo que tengo en esta vida son mis cojones y mi palabra, y no los rompo por nadie, ¿entiendes?». Un gran detalle.

La recta final de «Prosperidad» se marca con «Voz a voz», penúltimo corte del disco y a mi juicio el mejor del mismo, ya que recoge impecablemente toda esa «tralla pura sin cortar». Se trata de un corte muy Thrash, cuyo sonido me recuerda mucho al tema ‘Give ‘em war”, de los albaceteños Angelus Apatrida, cuya potencia es equiparable a esta canción de Second Silence. Un tema muy veloz, con una base rítmica impecable y un trabajo de la batería infatigable y muy potente, remarcado con un estribillo muy efectivo y duro (mención especial a los coros que lo acompañan) y con un riff final a dos guitarras, que suponen una perfecta guinda a un tema excepcional.

«Ídolos» es el cierre del álbum, un cierre cuya temática incide en ese afán de autosuperación tratado durante gran parte del disco y que apela a la propia independencia del individuo y a ser fiel a uno mismo tal y como se es, sin dejarse amedrentar ni influenciar por nadie, es decir, esa libertad tan fundamental para el combo madrileño.

En definitiva, Second Silence no han tirado de farol con su aviso “tralla pura sin cortar”, no mienten. Este «Prosperidad» es precisamente eso, tralla y tralla sin miramientos, pero con los suficientes matices musicales que evitan la muy frecuente monotonía en un género como es el Hardcore y que lo hacen un álbum perfecto para escuchar cuando tienes la necesidad de algo duro, cañero y sin demasiadas complicaciones.

Miguel Ángel Dávila Prieto