Seguimos buscando a la banda española que pueda saciar las ansias musicales de todo ese público joven que disfruta con el Metal más moderno y armónico, pero que al mismo tiempo «guturaliza» su agresividad y entrega en el escenario con sonoridades más potentes y agresivas. Sergi Aparici, el joven músico de Tarragona que tutela el proyecto (ya hizo sus pinitos en una formación anterior conocida como Artëma) es quien está detrás de este curioso alias. Su formación como intérprete se acredita en parte gracias al entrenamiento vocal de la gran Elisa C. Märtin, cantante de Dark Moor y Dreamaker.

Su intención inicial fue la de encabezar un proyecto en solitario y de hecho publicó todo un CD autoproducido en este formato, pero una vez tuvo listas las canciones prefirió rodearse de compañeros instrumentistas con los que preparar nuevos temas, un repertorio en directo y sobre todo rodar algunos de los videoclips que difunde en su página de YouTube.  Primero fue ‘Welcome to crazyland’, single de su primer y homónimo álbum publicado en 2016, y más tarde llegaron ‘(For them) You’ll die’ y ‘The falling man’, que son los adelantos audiovisuales de su próxima producción.

Esta forma de dosificar y hacer públicas sus composiciones más recientes revela la ambición de Sam Scares por hacerse un hueco en el Metal de nuevo cuño. La importancia de la imagen en una formación tan joven resulta pues importante, como también el idioma elegido para expresarse -el inglés-. En el plano musical se agradece su pureza y frescura a la hora de combinar tendencias clásicas -en su primer disco había incluso una versión de ‘Hungry for heaven’, de Dio-, con los trallazos guitarreros y las melodías características de nombres internacionales que encabezan o podrían figurar bien alto en los grandes festivales tipo Download o Resurrection (sólo una pista: Sergi ha colgado en su canal una versión de Black Veil Brides).

Sabemos que muchos puristas no consideran que este tipo de música sea auténtico Heavy Metal, pero personalmente la apreciamos porque suele estar excelentemente producida y consigue exactamente lo que pretende: transmitir las mismas sensaciones y sentimientos de rebeldía juvenil y ganas de «comerse el mundo» que en su día generaron Iron Maiden o Judas Priest a los ahora consumidores de Classic Rock. ¿Alguien dijo renovación generacional? Pues empecemos por Sam Scares.

Leo Cebrián Sanz