Seguimos con los triunfadores de la pasada edición del festival Viñarock y hoy toca referirse a Desakato, la formación norteña que mezcla Rock Urbano, Metal, Hardcore y hasta un cierto tipo de Punk melódico o Indie en una música complicada de etiquetar con limitaciones claras. La alternancia y conjunción de una voz gutural y otra mucho más suave y cálida ofrece unos resultados adictivos que les ha convertido en uno de los nombres con un futuro más claro dentro del Rock español contemporáneo.

Desakato lo tienen todo para despistar al más pintado. Para empezar, la imagen de sus músicos se acerca mucho al Hipsterismo, con esas barbas pobladas, el pelo corto y las camisas de leñador con cuadros de color. Esa apariencia de pulcritud les está sirviendo de hecho para ganarse al público y la crítica más proclives a juzgar severamente estas cuestiones de la apariencia física y el código de vestimenta. Podrían encajar perfectamente en festivales como el Decode madrileño o el Primavera Sound barcelonés -desde luego con más fundamentos que Slayer, el grupo estrella de la próxima cita catalana-.

En cualquier caso, lo fundamental en Desakato es su facilidad y acierto a la hora de componer algunas canciones infalibles, casi perfectas, como «Cada vez», «Cuando salga el sol», «Octubres rotos» o «La tormenta». Todas ellas sonaron el pasado domingo 30 de abril en el escenario principal del Viñarock, a una caída de la tarde perfecta para demostrar su capacidad de pegada musical e impacto escénico. Caía una fina lluvia como la que tanta personalidad da a su tierra y los seis de Llanera salieron enchufadísimos para aprovechar su consagración ante la prueba de fuego del público del Viña.

La voz gutural de Pepo y la libertad que le da no tener encima un instrumento le vino muy bien para marcarse un antologico stage-diving, que culminó de pie sobre la multitud, en una de las imágenes icónicas de esta edición del evento. Desde las alturas Pepo coreó el grito de guerra de este 2017 en el barrizal manchego: «¡¡Upeydé, Upeydé!!» , en sarcástico recuerdo al partido político de Rosa Díez: UPD (Unión, Progreso y Democracia).  Al menos eso es lo que entendimos nosotros…, tanto en este concierto como en el de Lendakaris Muertos.

Esta vez no hubo apoyo de gaitas en directo -uno de los reclamos que dan originalidad a los arreglos de sus temas-, pero quizás no era el día de los matices, y sí de la descarga pura de energía en un entorno propicio para la épica y el clímax. Este salto a la primera fila en este tipo de conciertos multitudinarios va a significar un paso cualitativo para Desakato, y si no al tiempo.

Leo Cebrián Sanz