WHITESNAKE – CDMX – Pepsi Center WTC – 9 de septiembre de 2016


por Jon Marin


En la parte posterior del altísimo edificio World Trade Center hay un recinto que me encanta sólo pensado para que los conciertos suenen como es debido y el público los disfrute como mandan los cánones, con espacio y comodidad. Aquí, en el Pepsi Center, Coverdale y sus buenos músicos nos dieron toda una lección de Hard Rock al que a estas alturas ya podemos llamar Clásico.

La única pega fue la brevedad, se nos pasó de manera fugaz la hora y poco más de repertorio que ofrecieron. Ya sabemos que «lo bueno, si breve…», pero no tanto, por favor, el concierto fue un rayo luminoso, colorido y divertido, pero efímero. Si sumamos que no hubo grupo telonero, algo más de Rock para calentar, la sensación a poco se multiplica.

El escenario es amplio y con suficiente fondo. Poca parafernalia: Un telón atrás, que no cambió, y un par de logos más en los laterales. Las luces hacen el resto aunque no son comparables a los juegos luminotécnicos que les vi en los años noventa. Que mande la música, señores. Y digo bien, porque a la gran parte de los asistentes, por la edad, hay que tratarlos así.

El tema ‘My generation’ de The Who sonando por los altavoces anuncia la salida de los músicos y ‘Bad boys’ estalla en nuestras caras. Para todos los que tuvimos la suerte de apuntarnos al arte de Whitesnake antes de ‘1987’ nos caen unos fantásticos ‘Slide in it’ y ‘Love ain`t no stranger’ que da paso a ‘The deeper the love’; el único tema en el que me molestó tanto volumen y eco en el micrófono del jefe.

 

El sonido es perfecto, la banda está tocando de lujo y las buenas noticias son que no intuyo las tan habituales ayudas desde la mesa para los coros. Mr. Coverdale se ha rodeado de unos buenos instrumentistas que además cantan bien, todos apoyan en lo coral y los estribillos se escuchan de maravilla, a la manera clásica, la del Rock de verdad.

‘Fool for your loving’ nos enciende más y llega la emotiva ‘Ain`t no love in the heart of the city’ que, ¡lástima!, recortan para enlazar con ‘Judgement day’. El frontman sigue dando lo mejor de sí pero se retira para tomar aire o un chute de oxígeno, que el próximo día 22 le caen 65 añitos. ¡No te jubiles, Dave, por favor!

Momento para el lucimiento de los guitarristas. Primero Reb Beach con más protagonismo (no en vano ya lleva un puñado de años con la formación) y luego un poco de tiempo para Joel Hoekstra que lo aprovecha para combinar también con la acústica.

Más fiesta clásica con ‘Slow and easy’ y el público vuelve a estallar con la fuerza de ‘Crying in the rain’. Llega el famoso solo de batería de Tommy Aldridge que, más o menos similar, llevo observando desde 1989 pero no cansa y asombra con su remate sin baquetas, a manotazo limpio, aunque esta noche se reservó los cabezazos contra sus armas de trabajo.

Los más aferrados al pasado sacan sus encendedores, la mayoría sus teléfonos, las parejas –aunque estén cumpliendo sus bodas de plata- se miran con complicidad; sí, está sonando ‘Is this love’. Jugamos de nuevo con las air-guitars para acompañar los ritmos de ‘Give me all your love’ y los vellos se ponen de punta para la despedida con ‘Here I go again’. Hasta la camarera que me servía las cervezas, a la que parecía no importarle nada, clava su mirada en el escenario.

 

El típico paripé de los músicos de «nos marchamos pero nos quedamos» y como primer bis cae ‘Still of the night’. Cerramos los ojos e imaginamos el contoneo sensual de Tawny Kitaen, pero los abrimos rápidamente, que la banda lo está haciendo de maravilla. Sabemos que en pocos instantes el concierto se nos habrá ido de las manos, pero por fortuna nos despiden con una gran sorpresa que nos sacia y llena de emoción: ‘Burn’ de Deep Purple, que en su momento cantó junto a Glenn Hughes el protagonista de la velada. Esta vez lo hace solo, de manera asombrosa, y el teclista italiano Michele Luppi también se luce como en ningún otro momento de un show que nos ha quitado el regular sabor de boca que nos dejó Whitesnake en la anterior ocasión que los vimos, hace tres años en Madrid. ¡Hoy sí han convencido!