Un rechinar de aceros cruzados da inicio a «III», el nuevo disco de la banda Adarel. Naturales de la localidad de Casar de Cáceres, en la provincia que da nombre a su toponimia, este cuarteto de Heavy Metal en castellano lleva desde 1994 animando la escena extremeña del Rock Duro en castellano. Fue a partir de 2006 cuando lograron una mayor regularidad en su actividad. Tras la grabación de sendas demos promocionales ese mismo año y en 2008, la que habría de ser su tercera maqueta derivó finalmente en un disco oficial, «Triplehexafobia», publicado en 2010. Dos años después llegó su siguiente referencia: el largo «Ángel de Fuego».

El terreno natural de Adarel es el directo, por lo que nunca han cesado de tocar en cuanto concurso, festival o sala se les haya cruzado en su calendario. En su currículo de certámenes hay varios premios y su participación como finalistas, pero han sido sobre todo sus directos los que han forjado la solvencia técnica de esta formación clásica de voz y guitarra (Husse Borrella), guitarra (Ángel Seco), bajo (David Caballero) y batería (Pachi Cañamero). Con su repertorio se han pateado a conciencia la región de la que proceden, además de incursionar a las vecinas comunidades andaluza, madrileña y castellano-leonesa. Gracias a su predisposición a actuar en vivo han llegado a telonear a Paul Di’Anno, Masterplan y buena parte de los nombres más relevantes de los sonidos duros nacionales, incluyendo en este abanico desde Coz a Medina Azahara.

La banda se muestra unida en todas sus acciones, ya que firman colectivamente la composición y arreglos de sus temas, además de trabajar en unos estudios de grabación que incluso llevan su nombre. El registro y mezcla ha corrido a cargo de David Caballero, que ha conseguido transmitir el sentimiento combativo y épico de las diez composiciones de este último repertorio de Adarel. En ellas no cabe la complacencia ni el ornato instrumental, ya que Adarel cortan por lo sano cualquier veleidad y optan por sacar la espada directamente de la piedra.

Para quienes recuerden el nombre de la banda pero no sepan ubicarla en su memoria cercana, se trata de ese grupo aparentemente desconocido que los organizadores del Rockefort Festival habían programado para abrir su jornada del viernes. El evento se suspendió finalmente hace algunas semanas, pero seguro que antes o después la formación cacereña tendrá la oportunidad de presentar su música ante una audiencia masiva.

Leo Cebrián Sanz