Saratoga: escuchar su nombre ya se relaciona con una carrera extensa de más de 25 años. que les ha llevado a la élite del Metal nacional. Su trayectoria ha estado repleta de lanzamientos discográficos, extensas giras y numerosos cambios de formación desde sus inicios en el año 1992.

Hablar de Saratoga es también referirse a un grupo que ha sabido adaptarse a los nuevos sonidos y evolucionar en consecuencia. Han pasado de aquel Rock Duro que Niko Del Hierro y Jerónimo Ramiro habían practicado junto a Fortu hasta el Heavy Metal más potente. Esta segunda etapa fue ya en compañía de Daniel Pérez y Leo Jiménez, con quienes labraron un disco tan importante y contundente como fue «Agotarás» en el año 2002, considerado por muchos como su mejor álbum hasta la fecha.

A partir de entonces las innumerables alteraciones en la formación dieron lugar al abandono de la banda por parte de Jero y Dani, quedando únicamente como fundador Niko. Junto a Tete Novoa como cantante, el bajista lanzó discos de gran calidad, como “Secretos y Revelaciones”. No obstante, nuevas bajas en el grupo hicieron que Niko tomase la difícil decisión de acabar con Saratoga. Este final de los madrileños fue una decisión que muchos lamentamos. Se iba ido uno de los grandes nombres del Metal estatal y al parecer de manera permanente.

No obstante, poco tiempo pasó hasta confirmarse que esta despedida era tan sólo un hiato en la carrera del grupo. 2014 supuso el retorno de una nueva formación, compuesta por miembros que ayudaron a elevar a la banda hasta lo más alto: Tete Novoa (voz), Jero Ramiro (guitarra), Niko del Hierro (bajo) y Daniel Pérez (batería). Celebraron entonces toda una carrera con una extensa gira a la que acompañó en 2016 el lanzamiento del primer álbum con esta formación, “Morir En El Bien, Vivir En El Mal”. Fue un trabajo de gran calidad, que abrió un nuevo periodo de éxitos para Saratoga.

Es en este punto de éxito -quizás el mejor estado de la banda en mucho tiempo- cuando los madrileños lanzan su undécimo larga duración, ‘Aeternus’ (Maldito Records, 2018). Se trata de uno de los mejores álbumes del grupo de la salamandra en mucho tiempo, que iguala y supera a su predecesor. Presenta a una banda ya madurada, que se ha acercado sin miedo a nuevos sonidos sin perder ese Heavy Metal que les ha encumbrado hasta donde están.
Y es precisamente el desarrollo de esta idea lo que el oyente va a escuchar durante los diez cortes que componen el álbum: canciones con un sonido que es puro Saratoga y el acercamiento a otras tesituras. Ambos registros están excepcionalmente elaborados y dan un resultado magnífico, ya que además cuentan con una producción extraodinaria de manos de Daniel Sabugal en los madrileños New Life Studios.

Además, la propia banda se ha «apretado las tuercas» para ofrecer algo novedoso, véase por ejemplo la inclusión de guturales de Tete en algunos temas. Detalles muy puntuales, pero también muy bien pensados. Además, Jero desenvuelve en los solos una faceta mucho más melódica, que se empasta perfectamente con la increíble base rítmica que aportan Niko al bajo y Dani a la batería. De hecho, la labor tras los parches de este último es increíble y creo que le encumbra como uno de los mejores bateristas del momento a nivel nacional.

Sin perder la esencia de Saratoga, este acercamiento a lo «desconocido» tiene mucho que ver con el concepto de ‘Aeternus’ -«eterno» en latín-, que asimismo guarda mucha relación tanto con la larga trayectoria de la banda como con esta mezcla de sonidos. El nombre del álbum se inserta además en un símbolo creado por la banda, en cuyo centro se puede apreciar la icónica salamandra de los madrileños; en la parte inferior figuran unos signos zodiacales, los signos de cada integrante.

El disco se abre con los versos del Padre Nuestro en latín susurrados por Tete. Comienza «El olvidado de Dios», el single elegido para este ‘Aeternus’. Su sonido se aleja mucho del clásico de Saratoga, de ese Heavy Metal potente marca de la casa, para acercarse mucho más a tesituras más modernas. Desde este primer corte se puede apreciar cómo la contundencia va a ser constante en todos los temas del álbum.

La potente batería de Dani, el gran bajo de Niko y el trabajo a las seis cuerdas de Jero conforman una banda perfecta para un Tete en un estado de forma excepcional -durante la presentación del disco declaró que su estado vocal en la grabación de este álbum era mucho mejor que en el anterior-. El cantante implementa en este primer corte los primeros guturales, muy puntuales y a modo de coros antes del estribillo, que acompañan los propios registros limpios de Tete.

«Una vez fuimos héroes” es el siguiente tema en sonar. Presenta un riff muy clásico del sonido Saratoga, empacado en un potentísimo Heavy Metal a alta velocidad. Esta canción, compuesta por Jero, transmite al oyente una de las vivencias que el músico ha pasado a lo largo de su vida, ya que cuenta la historia ficticia de cuatro amigos madrileños que sueñan con crear una banda de Rock hasta que la irrupción de la heroína acaba con su aventura.

El estribillo de la canción suena hímnico, potente, hasta el punto de que es de lo mejor del tema. Tete demuestra de nuevo su pleno estado de forma en las tesituras más clásicas de la banda. Merece la pena también destacar el pequeño riff que Jero y Niko hacen en el estribillo, con regustillo al Power Metal y que recuerda a formaciones como Helloween. Destacan también el aire árabe de algunos riffs y un pequeño solo de bajo y guitarra conjunto, que da pie al solo de Jero, muy melódico y donde las guitarras dobladas quedan divinamente.

El tercer tema, “Tres ahorcados”, es puro Heavy Metal con un estribillo muy bueno, que invita a ser cantado a viva voz. Éste se acompaña de un riff que recuerda a la época del «Agotarás», en un corte en el que Tete relata la historia de tres peligrosos fugitivos que, tras una vida llena de fechorías, acaban ahorcados. Esta canción incluso me ha recordado en partes a los Helloween de la época de Andi Deris, mezclando contundencia con melodías muy bien pensadas.

Después del primer solo hay una parte a coro puro, en la que los “ohhh” tienen pinta de convertirse en un momento muy potente de sus directos. El segundo solo no olvida la importancia de la melodía, hasta el punto de que es el solo del músico madrileño la parte que va cerrando el tema, disminuyéndose progresivamente el volumen. Esta manera de terminar no me ha convencido del todo. Nunca he sido muy partidario de este tipo de final para los temas, sobre todo cuando creo que pueden darse las condiciones de un final definido en lugar de usar este método para dar término a la canción.

“Renegado” supone una nueva tesitura sonora de este ‘Aeternus’, al igual que el tema que abre el disco. La banda reemplaza su icónico sonido y se acerca mucho más al Metal más moderno, en la línea de grupos como Five Finger Death Punch o incluso Bullet For My Valentine, creando un tema muy contundente, quizás el más bruto del álbum. Afinaciones bajas machacan riffs que invitan al cabeceo puro, con una batería arrolladora que los acompaña. Ambos elementos complementan a un estribillo que grita con fuerza “renegado, maltratado”. Le acompaña una pesada y potente base rítmica de Niko y Dani, sobre la que Tete vuelve a usar guturales. El tema continúa hasta parar en seco durante unos segundos y volver con el solo de Jero, marcando la recta final de la canción.

«De tierra de nadie». Compuesta por Tete, se trata del tema más rápido del álbum y mezcla tanto el Heavy Metal más rápido y potente en las partes previas al estribillo como el Metal moderno más demoledor, casi Groove en los versos. Este tratamiento da lugar a un estribillo hímnico y arrollador, con un cantante en estado pletórico, que hace gala de unos falsetes exagerados e impresionantes, junto con los guturales más potentes.

En esta canción tanto la base rítmica (la batería de Dani es aquí una locura) como la guitarra están impecables. Precisamente con respecto a la labor de Jero en el tema, a la hora del solo, el guitarrista hace gala de una melodía que recuerda mucho al Power Metal europeo. A mí en concreto me ha recordado a los alemanes Gamma Ray y a los también germanos Blind Guardian, con una sucesión de notas a guitarras dobladas impecables, que es el preludio de un solo machacón.

La canción finaliza con unos registros más altos de Tete, que frenan en seco un tema en el que se nota a la perfección la mezcla entre velocidad y potencia. Hay que destacar además la letra de la canción, la historia de una niña apátrida que hace del barco en el que viaja su principal patria, y que es una historia inspirada en el drama de los refugiados en el Mediterráneo.

«Si tú no estás» recupera el “sonido Saratoga” y su composición está firmada por Niko Del Hierro. El bajista escribe un tema dedicado a la música. Lo inicia con una intro de bajo distorsionado, que sube poco a poco hasta que toda la banda se une de una forma muy compacta y sólida. Juntos consiguen un ritmo machacón, sobre el que Tete comienza a cantar, usando además una estructura muy original, como si de pregunta y respuesta se tratase. A una frase emitida por el cantante le responde otra suya, pero además doblada -el juego de voces en este álbum es sin duda una de las grandes bazas de ‘Aeternus’-.

El ritmo machacón abre paso a un verso previo al estribillo. En este punto Niko dibuja unas líneas de bajo que se acompañan por notas de Jero al más puro estilo Helloween. Éstas abren a un estribillo hímnico, en el que Tete está acompañado por un gran número de líneas vocales. Muy interesante la melodía de bajo y guitarra antes del solo de Jero, con un gran regusto al Power Metal alemán.

La parte final de la composición la protagoniza el estribillo, pero esta vez Tete se acompaña sólo por el bajo de Niko y la batería de Dani. El vocalista invita a corear a viva voz los “si tú no estás” de este estribillo, algo que sin duda ocurrirá en las futuras presentaciones en directo de este tema. Apunta a ser un momento increíble entre el público en los conciertos.

«Acuérdate de mí» es la única balada del álbum. Una guitarra acústica y la voz de Tete en una tesitura más tranquila y melódica demuestran la gran polivalencia del cantante, que ha demostrado a lo largo de este trabajo su gran calidad como intérprete. El estribillo eléctrico contrasta con los versos en clave acústica, mientras que la base rítmica acompaña de forma consistente tanto a Tete como a Jero. Su solo es melódico y bello, y pasa el testigo a un Tete que sube el registro de la canción y muestra versos cargados de sentimiento. Es una lástima que el tema acabe con un recurso poco elaborado -como es otro fundido a negro-. En cualquier caso, la balada sigue siendo un buen detalle de la banda madrileña y con ella dan algo de respiro a la contundencia incesante que ha tenido este ‘Aeternus’ en los últimos siete temas.

«Culpo a Dios» tiene un riff inicial que recuerda mucho al que inicia uno de los hits del conjunto madrileño: «Perro traidor». Un riff machacón da lugar a un gran estribillo, apoyado por potentes coros y el doble bombo de Dani. A destacar el breakdown que invita a agitar al aire los puños (y seguro que ocurrirá cuando la banda toque en directo la canción) y que abre para el solo de Jero. Éste se revela como uno de los más técnicos del álbum y remata su parte final con unas guitarras dobladas muy efectivas. Suyo será también el protagonismo de los arpegios finales del tema junto a Niko.

«Cien mil veces no» inicia la recta final de ‘Aeternus’. Se trata de un grito de rebeldía que se mueve entre el Power Metal y el Heavy Metal más clásico de Saratoga. Tete demuestra su excelente estado vocal en este tema, con sus “olvidaré” gritados a viva voz. Las melodías, tanto las compartidas por el bajo y la guitarra como las dobladas de Jero en su solo– recuerdan a Iron Maiden. De hecho, se convierten en lo más destacable de una composición de una calidad algo inferior al resto de canciones vistas hasta el momento.

Este ligero bajón de calidad se convierte en un mero incómodo recuerdo en el último tema del álbum: «Siempre hacia el sol». Esta canción, compuesta por Tete, se puede dividir en dos partes. La primera es un Heavy Metal puro de Saratoga, en el que Tete emite unos falsetes de gran calidad acompañados de un Jero que toca un riff que invita a menear la cabeza sin descanso. Le apoya un Daniel Pérez que llena de aderezos la parte rítmica metiendo todo tipo de recursos y fills, bajo un ritmo contundente y simple.

La segunda parte de la canción es un breakdown puro lleno de falsetes y guturales, que precede a un solo de guitarra épico en el que la melodía y el shred casan a la perfección. Así lo hacen los bestiales guturales del final del álbum, poniendo el broche de oro a uno de los mejores temas del disco y el favorito de un servidor junto a “Tres ahorcados” y “De tierra de nadie”.

Las conclusiones finales que deja la escucha de ‘Aeternus’ son muy positivas. Este undécimo disco de estudio de la banda es el más contundente en mucho tiempo. Muestra a una banda madura y muy bien empastada entre sus integrantes, que han conseguido igualar y superar la gran calidad de su anterior álbum -“Morir En El Bien, Vivir En El Mal”, primero con la formación de Niko, Dani, Tete y Jero. Los cuatro han puesto toda la carne en el asador y han compuesto un álbum tan intenso que se hace corto y que, salvando pequeños desperfectos, es uno de los mejores discos de este 2018 ya prácticamente acabado.

Tanto la banda como sus propias expectativas se han superado y sin duda también lo estarán las de muchos de sus oyentes, que van a apreciar a unos Saratoga que han arriesgado, lejos de haber hecho un álbum de un sonido continuista. El grupo se ha acercado a nuevos sonidos de una forma magnífica, confeccionando un disco excepcional. Los madrileños están en plena forma y sin duda en uno de los momentos álgidos de su carrera. Ya lo reza el disco, son ‘Aeternus’.

Miguel Ángel Dávila Prieto