La reciente publicación en el Diario de Burgos sobre el concierto que ofrecieron allí los neoyorkinos Ramones ha vuelto a poner de actualidad a la sala Las Vegas 2, situada en su día en ese pueblo de tan rimbombante nombre como es Melgar de Fernamental. Este municipio castellano-leonés ha pasado a la historia de la cultura musical española por haber alojado uno de los locales de actuaciones en directo que más actividad mantuvo durante sus años de gloria, poniendo en el mapa de las giras artísticas a la provincia burgalesa.

El éxito del documental «Ellas son Eléctricas» marca el camino de la divulgación rockera de carácter audiovisual y en este sentido cabe felicitarse por la iniciativa de Javier Castro -músico de Cronómetrobudú- y el periodista musical madrileño Jorge Bobadilla. Juntos están sacando adelante una producción tipo gran reportaje sobre Las Vegas 2. La discoteca tenía capacidad para 3.000 personas, un aforo insólito para tratarse de una pequeña localidad del noroeste burgalés, pero la voluntad y saber hacer de sus responsables consiguió que Melgar de Fernamental llegara a ser un nombre conocido a escala nacional e internacional.

Por allí pasaron los Ramones, pero también Doctor Feelgood, Uriah Heep, Texas, Mötorhead, Girlschool, Saxon, Helloween, Gamma Ray, Blind Guardian, Tankard, los mexicanos Vantroi, los argentinos Rata Blanca… y hasta Napalm Death. Sorprendente, pero real como reales son las entradas que lucen con orgullo quienes asistieron a estas citas de altura, propias de las grandes capitales.

Como es obvio, también conoció las tierras burgalesas lo más grabado del panorama nacional de finales de los ochenta y comienzos de los 90: Ramoncín, Alarma, Loquillo y los Trogloditas, Siniestro Total, Héroes del Silencio, Celtas Cortos, Rosendo, Los Suaves, Barricada, Extremoduro junto a Reincidentes, La Polla Records, los locales Frío, Medina Azahara, Sangre Azul, Manzano, Barón Rojo, Obús, Ángeles del Infierno, Crom, Leize, Koma y un largo etcétera de bandas menos conocidas, en muchos casos en calidad de teloneras o como formaciones de apoyo a las figuras de la noche. Es decir, todos los nombres posibles… y aún más, porque la lista se amplía con baladistas y cantantes melódicos, solistas de renombre, grupos de Pop y Rock «suave», intérpretes de rumba o fusión flamenca, DJs de música electrónica e incluso artistas inclasificables como Bibi Andersen o Susana Estrada.

Sabemos de buena fuente que realizar un documental lleva su tiempo y una carga de trabajo importante, por lo que animamos a los productores y realizadores del mismo a seguir recopilando material de cuantos pasaron por Las Vegas 2, tanto músicos como espectadores. El espacio físico donde reinó la música va camino de convertirse en un supermercado, como ha ocurrido con la madrileña sala Canciller, lo que no quita para que el emocionado recuerdo de las noches de música en vivo siga intacto entre quienes lo frecuentaron y la nostalgia se convierta en alegría cuando las imágenes de aquellas veladas fluyen por la mente.

Leo Cebrián Sanz

Imagen: Jorge Bobadilla