Comenzaron su camino a comienzos de 2014, aunque no fue hasta dos años después cuando debutaron en directo en marzo de 2016. Para entonces ya habían decidido que querían un sonido rico en instrumentos, por lo que la formación quedó integrada por Álvaro Barbón (voz, guitarra, ukelele, percusión y batería), Juan Carlos Picazo (guitarra, voz y percusión), Sergio Llorente (bajo y coros), Carl Lehman (saxo, coros y xilófono), Raúl Ortego (violín) y Carlos Moreno (batería y armónica).

Como lo que hacen es una mezcla libre de estilos, se apresuraron a adelantarse a los demás y definir su onda como ‘Flow Music’, sin renunciar a un espíritu de asumido “buenrollismo”. Por fortuna, esta vez el término no resulta peyorativo o despectivo. Las canciones de Barbonautas son alegres y positivas, como de hecho demuestra el título de su primer disco: “Nunca paro de reír”.

Frente al existencialismo y la severidad, Barbonautas propone noches de salas pequeñas con escenarios llenos de músicos, que creen un ambiente de empatía con el público y le hagan partícipe de su celebración de la vida. Son asiduos del circuito de escenarios del centro de Madrid, su ciudad natal, y casi diríamos que residentes de la sala Barco.

Fuera de la Comunidad han podido actuar en Sevilla y Córdoba, estando previsto que lo hagan en Gran Canaria el próximo 28 de abril. A finales del pasado año dos de sus componentes participaron en el ciclo “Música en vena”, que llevaba la música en directo hasta varios hospitales de la región en una curiosa “Gira intrahospitalaria”. También han realizado algunos conciertos en acústico, ya que la naturaleza de su música se presta a la comunicación más cercana.

Hace justo un año editaron un EP de seis temas titulado “Entre copa y copa”, mientras maduraban el repertorio de su primer y recientemente publicado disco largo. Lo financiaron en parte con un concierto especial y una campaña de micromecenazgo, y gracias a su iniciativa hoy podemos disfrutar de una colección de canciones que combinan lo mediterráneo con New Orleans y cualquier otro lugar cercano al mar.

De hecho, viendo su imagen recuerdan mucho a un famoso grupo canario de camisas de colores y sombreros en el pelo. ¿Adivinan cuál? En Madrid no hay agua marina, pero sí Dehesa de la Villa y Casa de Campo, que sepan ustedes que Barbonautas están muy orgullosos de ello…

Leo Cebrián Sanz