Cómo somos los fans rockeros, con frecuencia en contra del resto de esa masa humana que tiene como ejemplos de vida a múltiples ídolos de la más variopinta y respetable profesión. En cambio, nuestras referencias son músicos en cualquiera de sus facetas, a los que incluso llegamos a considerar como un punto de referencia a la hora de actuar ante la vida privada y profesional. El caso que he querido incluir en el monográfico «Cantantes de nuestro Rock» es un ejemplo como el que describo. En este caso, el cantante de nuestros añorados Iron Maiden y su carismático Bruce Dickinson es quien le abrió las puertas del cielo a nuestro cantante. Bienvenido, Carlos «Nano» Sanz, frontman de los abulenses Dünedain.

Las fauces del león… y «¿de dónde ha salido este tío?»

En primer lugar, no me escondo al decir que soy muy fan de los de Ávila. Desde que irrumpieran en la escena, les he seguido y visto en directo unas cuantas veces. Valorar el trabajo de Tony al frente de la voz y la guitarra es totalmente respetable y hay que valorarlo con un notable. Pero creo que estáis de acuerdo cuando digo que la entrada de Carlos fue el «antes y después» de una formación con mucho futuro por delante.

Personalmente no soy ningún «erudito» en la materia ni voy por la vida de profesor de canto… porque no lo soy. Pero pequeños retazos básicos sí que tengo. ¿Por qué digo esto? Pues por lo siguiente. Cuando le vi y escuché por primera vez, el cantante abrió la boca cual fauces de un león desgranando tal agudo. Su cuello permanecía erguido, con la mirada al frente y el micrófono delante, a unos centímetros de distancia de su cara. Con posición firme, sin hacer ninguna payasada. La frase no se hizo esperar, ya que tenía los pelos de punta y el escalofrío recorría mi cuerpo: «¿De dónde ha salido este tío?». Os mentiría si dijese que después del «dónde» de la frase anterior, el espacio lo ocupaba una palabra que define los atributos masculinos. Tal era el poderío que desprendía y desprende el Nano encima de las tablas.

Cuando un cantante se lo toma en serio, da clases de canto y se esfuerza en ser lo que siempre ha querido ser, se nota y mucho. Lo curioso es que en este país a los vocalistas de Rock se les exige mucho más, llegando a ser «machacados» por parte de los seguidores. Y peor todavía, hay personas que reniegan de las grandes voces que tenemos, pese a que como mínimo se pueden poner a la altura de más de un cantante internacional. Se sigue sin entender y por eso os animo a que sigáis leyendo, porque estamos ante uno de esos casos de gran «voceras» si sigue en la línea de trabajo que tiene actualmente.

Melqart, la primera banda de Carlos Nano

Con tan solo 17 años y muy fan de Queen, este «chavalote» amante del fútbol por fibra óptica descubría a la par el Power Metal de Angra, Edguy, Helloween o Stratovarius. Curiosamente, él tampoco quería saber nada de los músicos de Rock de este país. Curioso decía, porque ahora nuestro protagonista forma parte de ellos, de esos músicos que, con un buen nivel, todavía le sacan «peros» y más «peros». La inflexión en sus gustos musicales y ese recelo hacia lo nuestro cambió y vaya que si cambió, cuando llegó un día a sus manos y oídos «La Llama Eterna», de Avalanch. Después descubrió a unos Saratoga, con Leo Jiménez a la voz. ¿Será ésta la formula para los negacionistas del Rock patrio?

Carlos descubrió un amplio abanico de Metal cantado en el idioma de Cervantes. Con su banda Melqart y sus cuatro amigos, quería llegar a ser algo. Fueron diez años hasta los 27 cuando aprendió a moverse en el escenario, sin apenas preocuparse de la técnica vocal. Fue un error que cometen muchos, al creerse que con abrir la boca vale y es más que suficiente. Pues no. El propio «Nano» es consciente de ello. Hoy por hoy está totalmente arrepentido de lo que hizo, ya que le pasó factura, y lo hizo en forma de micronódulos en las cuerdas vocales. Su postura cambió radicalmente, pasando a tomar clases de canto vocal, con resultados claros a la hora de poder controlar esa situación vocal sin problema.

Un coro y una banda tributo a Iron Maiden

Fueron varios los años dedicados a recibir clases y poder pulir la técnica que hasta poco antes era un poco escasa. Cuando menos se lo esperaba nuestro cantante, recibió una oferta para cantar ni más ni menos que en el coro del Teatro Calderón de Valladolid. «Nano» aceptó la oferta, pese a tratarse de estilos desconocidos para él como la zarzuela y la ópera. De hecho, llegó a participar en obras como «Luisa Fernanda» y «La Bohème». Fue un buen complemento para su curriculum. El futuro «voceras» quiso probar entonces con una de esas bandas que tocan e imitan a otros grupos, bandas que por cierto tienen un caché muy alto pese a tratarse de una imitación. ¡Ay, Dios mío (que conste, soy ateo)! Sin duda, un tema conflictivo donde los haya.

Con el tributo nos hemos topado. No quiero adentrarme en el mundo de las «copionas» porque no viene al caso, pero sí sacar algo positivo del asunto. Por lo menos, nuestro «Nano» consiguió muchas tablas para ser lo que es hoy en día. Fue tal el proceso de llegar a meterse en el papel de Bruce, que siempre ha reconocido que le cuesta deshacerse de algún «tic» del cantante. Ya me parecía a mí cuando le vi esa primera vez. Me recordaba mucho al maestro Dickinson en la forma de moverse. Carlos encima del escenario es pura energía. Lo que empezó siendo un pasatiempo -por culpa de un concurso con bandas «tributeras»-, se alargó hasta los seis años de gira imitando al cantante de la «doncella de hierro».

La llamada de Toni Dünedain

Son muchos años de amistad los que rondan a estos dos músicos. Me refiero al líder de Dünedain -Toni- y Carlos «Nano». Fueron muchas las conversaciones que esta pareja ha mantenido a lo largo del tiempo, siempre con la finalidad de que «Nano» entrase en la banda como cantante principal, sin llegar nunca a buen puerto. Siempre estaba amenazado por otros motivos que se ponían en contra, y que impedían a Carlos dar dicho paso. Así fue hasta que un día la canción estrella de Dünedain «Por los siglos de los siglos» fue interpretada por nuestro protagonista. Cuál fue la sorpresa -en este caso negativa-, ya que no funcionó como se esperaba. Hay que recordar lo que he comentado anteriormente sobre nuestro cantante en lo referente a que se metió tan a fondo en el papel de Bruce Dickinson, que le ha costado quitarse el personaje de encima.

Ese fue el problema por el que la experiencia no funcionó. Y fíjate tú. Yo había perdido un poco la ilusión, más bien con los fans nuevos, ya que creía que el nivel de exigencia lo tenían dormido. Pero no fue así, no. Las críticas no se hicieran esperar, ya que nuestro cantante perdió su sello de identidad con tanta afinidad al maestro DICKINSON. Eso le pasó factura en modo de bronca monumental por parte de los seguidores de Dünedain. Duras críticas a esa versión con la voz de «Nano» hicieron temblar la ilusión de los abulenses. El resultado fue una época de parón, quizás demasiado larga, que redundó en una merma en la afluencia de personal en los directos. Aun así, la banda seguía creyendo en el proyecto y raudos se pusieron a trabajar en un nuevo disco, para de esta forma pasar a coger las riendas.

Pandemonium y «La Leche Ke Mame»

La vida da muchas vueltas, y quien fue un ídolo desde la infancia, ahora es compañero de formación. Me refiero al bajista Alberto Rebus, al que nuestro protagonista admiraba desde muy joven, cuando escuchaba ensayar desde fuera del local a una banda llamada «La Leche Ke Mame», en la que que Rebus militaba.

Digamos que el año 2016 supuso el resurgir de Dünedain. En aquel año llegaron con un disco titulado ‘Pandemonium’, que fue el primer larga duración en el que Carlos «Nano» Sanz demostró todo su poderío vocal. Si Dickinson abrió las puertas del cielo a este nuestro cantante, este trabajo discográfico le sirvió para «Conquistar el cielo», tal y como dice el título de una de las canciones que «copan» el «redondo». Pues sí, creo que Carlos es un valor añadido en este trabajo, cuyas canciones te atrapan y encandilan de norte a sur. De todo lo demás muchos habéis sido testigos, en especial de la buena acogida y tirón que están teniendo los abulenses desde que «Nano» está entre sus filas. Por eso, ahora más que nunca, hay que conquistar el cielo una vez más:

«Quiero escapar, quiero sentir
Quiero luchar y salir de este infierno
Solo así volveré a levantar y vencer ese miedo
Y conquistar el cielo
A por ello, siempre»

José Ramon Nieto «Kema Púas»
«Escuchar música te hace ser mejor persona y te limpia el alma. Si es Rock, mejor».