Era noviembre de 2016 cuando se daba un tímido toque de atención sobre su primer disco: «Perfume de Asfalto», editado en febrero del siguiente año. La canción «Dos caladas y un sorbo» fue la puesta de largo de una banda cuya traducción al castellano significa «Cigarro y vino». Todo muy propio pues, ya su primer tema en promoción fue «Morfeo se portó genial», en esa misma línea de disfrutar de la vida con las tres o cuatro cosas que siempre nos dan placer asegurado -la almohada, por ejemplo-.

Batería, teclados y saxo animaron su presentación en Madrid, de donde es originario este proyecto que fusiona canción de autor con Rock, Blues, R’n’b, Swing y Shuffle. Sus reconocidas influencias hacen aún más compleja la definición de su estilo: Led Zeppelin, The Doors y Pink Floyd, pero también Joaquín Sabina, Leño, Rosendo y Extremoduro.

El combo fue formado por el músico manchego Enrique «Bob Cígar» -voz, guitarras y composición de todas las letras y músicas- a su regreso de Irlanda. Ya en la capital reclutó al gallego Marcos Lagares (guitarras), Manuel Jara (bajo), el batería Fernando Lamas y el teclista Humberto Meza. Los coros de Marcos y Manuel figuran en el segundo disco del grupo, que además ha contado con Lagares como arreglista junto a Bon. El carabanchelero Juan Upegui es quien actualmente maneja las baquetas, mientras que el saxo encontramos a Nata Estévez. Dos músicos que colaboraron con Cígar & Wine en sus comienzos fueron el saxofonista Pablo López y el trompetista y jazzman iraní Ali Reza Gholami.

La palabra y el verso son protagonistas de este esfuerzo común que nace a comienzos del año en que avanzaron sus composiciones iniciales, siempre bajo el signo de la independencia, la autogestión y el ya descrito eclecticismo de géneros musicales. El CD con el que se estrenaron se lo grabaron, produjeron y editaron ellos mismos. En opinión de los propios músicos, con su segunda colección de canciones se han concretado más las intenciones de su obra, que ha evolucionado «hacia sonidos más íntimos y potentes, pero igualmente canallas». Sus nuevas letras son «más ajadas por una hastiada aunque temprana madurez». Contundencia y definición perfilan mejor esa bohemia canalla que transmiten con su personalidad artística.

En abril de este año presentaron su segundo disco, «Cantos de Sirena», grabado en los Estudios Matilda junto a Rubén García Motos, a la sazón productor y también teclista. Lo dieron a conocer en The Cavern, la versión reducida de la madrileña sala Copérnico, ampliando público tras sus visitas a Almería y La Coruña. Cigar & Wine no hace acústicos, dice hacer «acrósticos», aunque por supuesto su naturaleza es la eléctrica. Y es que los límites de los formatos se difuminan a veces en su faceta de directo. En la capital han tocado en las salas Buho Real y Juglar, con una incursión navideña a Ciudad Real y una más a Villanueva de los Infantes, en la misma provincia.

Leo Cebrián Sanz