Quién iba a imaginarse que la serie «Condenados al Olvido» llegaría a un octavo volumen, pero la aceptación del público y la crítica han sido tan unánimes que su continuidad está garantizada. Por otro lado, la cantidad de grupos que no llegaron a grabar referencias oficiales fue tan grande que no nos extraña nada que los investigadores de estos recopilatorios sigan encontrando demos y maquetas absolutamente desconocidas para el gran público.

De hecho, esta nueva entrega de la colección ha necesitado de un doble compacto para poder mostrar todo el potencial de una nueva andanada de formaciones de los últimos años ochenta y primeros de los 90. En este caso el arco temporal abarca desde el año 1984 de la grabación de La Banda de Atila -que precisamente por ello abre el CD1- a aquella otra que cierra el CD2 con su aportación a la escena en 1990: Armageddon.

Los once colectivos protagonistas aportan demos de dos, tres, cuatro o cinco canciones, que reflejan el devenir de grupos procedentes de Madrid (Phoenix), Barcelona (Armageddon y Zarko), Tarragona (Cruzada), Cullera -Valencia- (Nova), Sevilla (La Banda de Atila), Burgos (Mariott), Santander (Metralla, no confundir con los alicantinos), Vitoria (Lapiedra), Vizcaya (Jet) y Las Palmas de Gran Canaria (Krayer). Casi todos los cantantes interpretan en castellano, pero en el caso de Phoenix ya se intuye el cambio de paradigma en el idioma de cara a la década en ciernes.

Resulta muy interesante conocer el pasado de algunos músicos que más tarde se vieron involucrados en empeños mayores, así como la evolución en los gustos de la mayoría, que del Heavy Metal más clásico fueron virando en algunos casos hacia el Hard Rock Melódico o el Thrash Metal. Se trata del retrato de una segunda generación de músicos de Rock Duro, que a imitación de los grandes referentes del estilo tratan de desarrollar sus proyectos en un momento muy concreto de la historia musical del país: la del final de los años 80, con todo lo que ello supuso.

Varios de los proyectos biografiados con textos en castellano e inglés e imágenes de archivo (fotografías de estudio y promocionales, carteles de conciertos) lo fueron de largo recorrido, en el sentido de que los cambios de formación prolongaron su aventura artística durante más de un decenio. En otros casos fue justo lo contrario: intentos casi fugaces, que apenas si llegaron a los dos años.

Como siempre con «Condenados al Olvido», el mérito hay que atribuírselo a los sellos editores -Discos Cada, Gadir Records y Héroes de Culto-, el portadista José Antonio Vives y el ingeniero de sonido Yeray López en sus Th1rT3EN Studios.

Leo Cebrián Sanz