El escritor y periodista David Gistau nos ha dejado muy joven, con 49 años. Era mi columnista favorito desde hace unos años. Cuando don Francisco Umbral, el más grande en esta lid, nos dejó, estuve una temporada huérfano de esa lectura diaria que satisfacía tanto como removía estómago, alma o cerebro y corazón. Afortunadamente descubrí a Gistau.

David vivió de adolescente el Madrid de los ochenta, el que llaman de ‘la movida’ y tanto nos gusta recordar como nos repatea a los jevis de entonces. Y David tenía alma de rockero, pero duro, o sea, hardrocker. En una entrevista de 2011 en Jot Down lo dejaba bien claro reconociendo que le encantaba el Rock y era la única música que escuchaba, a la vez que clamaba, respecto a la famosa movida madrileña antes referida, que la ‘movida real’, la espontánea fue la que emanó de la calle sin ayudas de un ayuntamiento ni subvenciones. “Y eso es el rock de Obús, Barón Rojo, Leño, Ñu y los grandes conciertos cuando vienen a visitarnos Iron Maiden o AC/DC”, añadió.

En esa entrevista también reivindicaba la no violencia del Heavy y recordaba como único hecho grave, y casual, aquel asesinato que se produjo en un concierto de Scorpions en el estadio del Rayo Vallecano a manos, curiosamente, de unos militares estadounidenses de la base de Torrejón de Ardoz. Lo que son las cosas: Aquel fue mi primer macroconcierto, después de quedarme sin ver uno que Deep Purple suspendió en el mismo recinto.

La siguiente frase hace al ya gran personaje más cercano a quien firma y, seguro, a muchos de vosotros: “El Heavy era una hermandad. En las discotecas igual, como la Canciller y la Osiris… fueron años muy divertidos”. ¡A saber la de veces que nos habremos cruzado e incluso conversado!

David Gistau era amante de Motörhead, recomendaba a Nashville Pussy y reivindicaba la importancia de Obús, pero ¡qué coño!, estas son pequeñas anécdotas para una publicación especializada como la nuestra. David Gistau ha sido un genio escribiendo y también cuando intervenía en las tertulias; y eso que muy poquitos nos agradan cuando salen a opinar en estos espacios televisivos y radiofónicos. Por si fueran pocos los detalles de simpatía y empatía, ¡además era del Madrid! Descanse en paz.

Jon Marin

 

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