Nuestro compañero José Ramón Nieto Sánchez «Kema Púas» nos remite la entrega inicial de este documento en tiempo real sobre lo que supone el proceso de grabación de un disco en un estudio profesional.

Adentrémonos por lo tanto en los primeros pasos de esta incógnita banda que encara su gran desafío creativo: plasmar lo mejor de su producción artística en un formato que haga imperecedera su obra. El protagonista del diario es uno de los propios músicos, que cuenta en primera persona sus vivencias e impresiones.

«Domingo, 18 de febrero de 2018.

Buenos días. El día está siendo complicado por un contratiempo sanitario. Me encuentro ante la extrañeza de este diario e imagino que según vayan pasando los días y subiendo cosas, se me irá haciendo mucho más fácil ir escribiéndolo.

Hay que empezar diciendo que evidentemente el disco ya tiene nombre y tiene las letras. Por circunstancias de trabajo y otras cosas, lo he tenido que hacer muy solo, una cosa muy mía y lo que si te digo a ti (expresado personalmente a Poyorock; nota de la redacción: Aitor «Poyorock», uno de los promotores de la idea del «Diario…») es que lo voy a llamar… -bueno, creo que será mejor desvelarlo al final-. Solo avanzaremos que trata sobre el comportamiento humano.

¿Sensaciones? Ya está todo hablado con el ingeniero de sonido que va a hacer el disco y tenemos todo preparado. Vamos a hacer una grabación muy diferente respecto al disco anterior. Vamos a grabar en directo tocando al mismo tiempo todos. Vamos a tocar todos, pero se van a grabar sólo las baterías. Es decir, se grabarán las baterías con la banda en directo.

En el anterior disco se hicieron pistas de muestreo a metrónomo de las cuerdas. En esta ocasión iremos a saco. No va a haber una grabación previa de guitarra de pista. Llevo una tablita de Excel con los tempos, los compases y los cambios de estructuras, todos ellos en esa tablita, todo muy matemático. Está todo preparado, pero vamos a hacer algo muy  “pippap”, una grabación muy pura. Vamos a asumir ese riesgo.

Y es por donde empezaremos mañana, por las baterías, que es por donde empieza todo el mundo, vaya (risas). Eso es lo diferente, que no hay pistas de muestreo. Iremos a saco a golpe de metrónomo, buscando precisamente eso: pureza. Y si hay imprecisiones, baquetazos o errores, que estén ahí siempre y cuando no estropeen el disco. Si cada golpe de charles tiene distinta intensidad…, pues que esté ahí.

Estoy un poquito nervioso, pero son esos nervios bonitos y preciosos del momento previo a… Es que me estoy planteando algo más arriesgado y me da miedo que no salga como quiero. Pero bueno, en fin, el caso es que mañana es el día.

Es verdad que cuando hice el anterior hice lo que me salió de los cojones, así de claro, y en este también lo voy a hacer. Pero al final, la experiencia, los conciertos, las review, las críticas y las crónicas son cosas que me pesan. Y aunque no quiera, se me echan encima y me cambian. Porque al final, aun a riesgo de ser pedante, para mí un disco es una obra. Por más que el disco sea una mierda, para mí este disco es una obra de arte. Este disco refleja lo que ha pasado con la banda en estos años.

Cada crítica, cada crónica me ha afectado. Eso está claro. De hecho, hubo un comentario muy recurrente que cuando se escuche el disco se verá que… bueno, el disco será muy diferente del anterior. Se mantiene su fusión, su rollo, pero ha evolucionado para bien. A mí me gusta más este disco que el anterior. Lo que pasa es que los nervios y la sensación que tengo es esa: “¡Ostias! Esto que tengo…, ¿seré capaz de plasmarlo?”. Pero como estamos tan contentos con el ingeniero de sonido del anterior disco, repetimos con él.

Mañana será el primer día».