Hace año y medio escuchamos hablar maravillas de esta formación a uno de sus principales impulsores mediáticos, el siempre carismático Larry Runner, de la web Diario de un Metalhead. Su insistencia venía dada por el triunfo de los asturianos en la convocatoria nacional de la Wacken Open Air (WOA): Metal Battle Spain. Pese a no ser estrictamente una banda metalera, su participación en el evento germano trajo de vuelta un meritorio tercer puesto en la competición internacional de los ganadores locales.

La fundación de Drunken Buddha data de 2012 y su alineación estable llegó de la mano de Michael Arthur Long (voz), José Manuel Martínez (batería) y Mario Herrero (teclados). A ellos se sumaron inicialmente Jairo Carrandi (guitarra) y Pedro Martínez (bajo), para más tarde integrarse el guitarrista Fernando González. El bajista Javier de Coupaud pasó brevemente por el grupo, cediendo las cuatro cuerdas a Javier ‘The Demon’ Menéndez. Fernando también optó por abandonar la sala y sus sustitutos fueron primero Diego Carballo y a continuación su tocayo Diego Riesgo.

El debut discográfico del quinteto llegó en diciembre de 2018, cuando su segundo puesto en el previo XXI Concurso de Rock Ciudad de Oviedo les facultó para la grabación de un álbum titulado como la propia formación. El single y videoclip seleccionado fue ‘Medicine man’, el más promocionado de su total de ocho temas.

Actualmente DB lo siguen integrando Michael, Diego y Mario, a quienes secunda la base rítmica de Fran Fidalgo (bajo) y Kay Fernández (batería). El colectivo al completo firma las letras y músicas de sus composiciones, aunque tres de las aportaciones literarias de su último trabajo son la excepción a la norma: ‘Three shots’, ‘Purple skin’ y ‘The king’ corresponden a Ángel Manuel González.

Este segundo álbum -‘II’ es si título’- se compone de un total de nueve golpes de Classic Rock y algo de Punk Garage, que por momentos nos recuerdan a Sex Museum y las distintas ramas y encarnaciones de las sagas del Hard Rock de categoría, aquellas presididas por sus adorados Deep Purple o Whitesnake. Seguro que también les gustan MSG o Kiss, por citar dos de sus indiscutibles.

El disco ha sido editado con el apoyo de Caja Rural de Asturias y el concurso FestiAmas, que es una de las iniciativas de esa asociación de la música asturiana cuyos premios tanto prestigio están logrando en los últimos tiempos. AMAS celebra anualmente un certamen y Drunken Buddha se lo llevaron hace dos años, lo que les ha permitido editar esta nueva referencia de una carrera que se intuye larga y constante. Su estilo no está supeditado a las modas, así que tienen todo el tiempo del mundo para ir creciendo en cantidad y calidad.

Leo Cebrián Sanz