La intervención del líder de Podemos en el último de los debates electorales dio esperanzas a la formación morada, pero la realidad de los resultados ha puesto a Unidas Podemos en una clara situación de devaluación política. Nuestro compañero Mariano Muniesa figuraba en el noveno puesto de las listas al Congreso por Madrid, lo que añadió un interés extra a las elecciones para quienes le conocemos desde hace años como comunicador y periodista.

Fuera de la valoración personal que cada uno pueda tener de Muniesa, su compromiso político ha sido una noticia muy seguida en el mundillo del Rock. De hecho, la publicación de la noticia en este medio tuvo un fuerte seguimiento entre los lectores, que -casualidad o no- apenas unos días después pudieron conocer las opiniones del periodista en un medio digital tan seguido como El Confidencial.

Mariano Muniesa ha continuado ejerciendo con normalidad su labor como locutor y redactor, pero también ha participado en actos de propaganda electoral a pie de calle o en auditorios públicos. Ha llamado la atención el viraje producido en sus formas y declaraciones, ya que Muniesa ha sido frecuentemente cuestionado en lo ideológico por su dogmatismo e intolerancia respecto a la diferencia de opiniones -otros dirán que coherencia y valentía en sus planteamientos-. Esta transformación puede haber obedecido a las directrices de la coalición de izquierdas, que ha bajado el tono para distinguirse de la bronca batalla política en la que andaban inmersos PP, PSOE y Ciudadanos.

El periodista reveló que había sido la dirección de UP la que se había dirigido a él para plantearle la posibilidad de formar parte de la papeleta blanca en una posición tan privilegiada. El dato resulta significativo a la hora de entender cómo se forman las listas en los partidos políticos. De hecho, su insólito fichaje como «candidato estrella» ha sido cuestionado por algunos de los afiliados de Izquierda Unida, formación que tantas veces y con tanta virulencia ha sido criticada desde su perfil en Facebook.

La implicación política de Muniesa no es nueva e incluso Vicente «Mariskal» Romero, para cuyas cabeceras editoriales y virtuales trabaja, bromeaba repetidamente con el deseo del periodista de llegar a ser Ministro de Cultura. Eran los tiempos de aquel sorpasso que nunca se dio -cuando se especulaba que Podemos sobrepasaría en votos y diputados al PSOE- y desde entonces Mariano se ha implicado en los temas culturales y de defensa de los derechos de autor, entre otras cuestiones de su preocupación política. Su afinidad inicial al programa de Ahora Madrid -la franquicia de Podemos en Madrid- le facilitó su entrada en la radio municipal madrileña M21, donde ha emitido el programa «Madrid a 400 Wattios».

Las urnas son las que mandan y la Comunidad de Madrid ha querido que sean seis y no nueve los representantes de la izquierda radical en el Congreso de los Diputados. En cualquier caso, la carrera política de Muniesa no parece sino haber comenzado a una escala distinta de la meramente testimonial y sólo el protagonista sabe cuáles serán sus próximos pasos en Unidas Podemos.

Leo Cebrián Sanz