La pasada semana se celebró en la madrileña ciudad de Rivas Vaciamadrid el concierto de Aerosmith en el Auditorio Miguel Ríos, lo que una vez más ha provocado las quejas de los rockeros de la capital en torno a los pésimos accesos a este recinto de conciertos.

El desánimo cunde entre los aficionados a la música en directo de toda la Comunidad de Madrid, que año tras año comprueban cómo se siguen sin solucionar los numerosos problemas que implica la celebración de estos acontecimientos en este gran escenario abierto del este de la región.

La principal dificultad que asalta a quienes se desplazan hasta Rivas es precisamente la localización del Auditorio, algo alejado de la estación de Metro más próxima (Rivas-Futura). El hecho de que ésta cuente con un horario restringido deja sin comunicación con la capital a miles de personas, que se ven condicionadas a utilizar el transporte privado para volver a sus barrios y distritos. Y al tiempo que aumenta el número de coches, motos y demás, también lo hace como es lógico el atasco en las salidas a la carretera de Valencia, la nacional que da servicio a la zona.

Peor resulta la cosa para quienes no cuentan con transporte autónomo, ya que dependen de la escasísima red de autobuses nocturnos que hacen la ruta desde Rivas a la plaza Conde de Casal, ya en el casco urbano de Madrid. Otra opción es quedarse a esperar que abra el Metro a primera hora de la mañana, obligando a pasar la madrugada a la intemperie a quienes simplemente disfrutaron del concierto hasta el final del mismo.

El hartazgo es máximo y por eso no nos extraña que la web Rock & Blog haya promovido una iniciativa al respecto, que se concreta en la campaña de la plataforma Change.org que solicita «Un lugar adecuado para conciertos y festivales al aire libre en Madrid». La demanda está dirigida a la Oficina de Turismo y Cultura de la Comunidad de Madrid y se expresa en los siguientes términos:

«Los fans de la música en directo de la capital tenemos que aguantar cada verano que los mejores festivales sean en ciudades a cientos o miles de kilómetros y que a Madrid sólo le queden algunas migajas, con todo mi respeto.

Mayo y Junio son meses en los que la ciudad está a tope, todavía no hay nadie de vacaciones y el clima ya acompaña para hacer buenos festivales. Pero… ¿dónde?, ¿cómo?

Este año hemos visto como el Download Festival se celebraba en La Caja Mágica. Pero si se ocupa el parking, ¿dónde dejo el coche? Al menos, la ubicación de este sitio está más o menos bien comunicada e incluso caminando se puede llegar a distintos puntos de Madrid sin problemas.

Ayer tocó la jornada que cada año tenemos con los grupos que ya que vienen al RockFest de Barcelona, aprovechan y se pasan por aquí. Y por cierto,  “ole” por ellos, que al menos nos alegran un día a los que por una razón u otra no podemos ir al RockFest. Eso sí, a nosotros nos toca en diario… debe ser que a los madrileños no les importa eso de dormir para ir a currar al día siguiente.

Por esto, creo que una comunidad como la madrileña necesita un lugar habilitado y con medios para que podamos disfrutar y organizar grandes festivales, al nivel de otras grandes ciudades europeas. Está en manos de la Comunidad el coordinarse con ayuntamientos afectados y medios para poder proveer a este lugar de las infraestructuras y servicios necesarios».

Puedes sumarte a la causa en el siguiente enlace:

«Un lugar adecuado para conciertos y festivales al aire libre en Madrid».

Y por cierto, nunca está de más recordar que este sueño fue realidad en su día y se llamó Rocódromo. Aquel lugar se convirtió con los años en el Madrid Arena, de infausto recuerdo por la muerte de varias jóvenes víctimas de una avalancha en un concierto de música electrónica. La imagen que ilustra esta noticia corresponde a aquella instalación dedicada al ocio y el entretenimiento.

Leo Cebrián Sanz