Diez años después de publicar “Plásticos y decibelios. Toda la música de nuestro tiempo”, Julián Ruiz volvió a ponerse frente al ordenador para un nuevo título de divulgación musical: “El Sargento Pepper nunca estuvo allí”, cuyo subtítulo fue “Historias secretas de grandes músicos”. Esta vez la casa editora fue la poderosa Lunwerg, que en 2016 lo puso en circulación para deleite de los amantes de la historia del Rock y la música popular del siglo XX.

Un total de 52 capítulos se englobaban bajo cuatro denominaciones genéricas: “Beatles, Rolling y esos animales salvajes de compañía”, “Bowie, Lou y otros perfumes de farándula y glamour”, “Jim, Kurt y aquellos aromas marginales para malogrados” y “Marvin, Nina o por qué la belleza del alma tiene sonido”.

En el primero de los epígrafes el periodista y productor rendía pleitesía a la gran santidad formada por Beatles y Stones, a los que acompañaban en el anecdotario bandas como Pink Floyd, Crosby, Stills & Nash, el supergrupo Travelling Wilburys o artistas singulares como Elvis Presley y Bob Dylan. A su vez, “Bowie, Lou…” ampliaba sus miras hacia Dylan -de nuevo-, Frank Sinatra, Jacques Brel, Serge Gainsbourg, Elton John, Peter Gabriel, Bryan Ferry, Bruce Springsteen, Sting, Bob Geldof, Led Zeppelin, Fleetwood Mac, Pretenders o sorpresas inesperadas como la del compositor de bandas sonoras John Barry, Amanda Lear, Abba, Dusty Springfield o Adele.

La tercera parte, dedicada a las historias más trágicas y oscuras, repasa una especie de miscelánea convulsa con protagonistas tan diversos como los fallecidos Jim Morrison, Mama Cass -de The Mamas and The Papas- y Keith Moon, Dennis Wilson (Beach Boys), Syd Barret (Pink Floyd), Freddie Mercury, Andy Gibb (Bee Gees), Kurt Cobain y Michael Hutchence (INXS), además de Jean Michel Jarre, Sinead O’Connor, Mike Oldfield y el también compositor de bandas sonoras Vangelis.

Finalmente, la negritud y los sonidos más afines se abrían a las peripecias -afortunadas o desafortunadas- por las que pasaron Joséphine Baker, Nina Simone, Tina Turner, Sam Cooke, Marvin Gaye, Michael Jackson, Bob Marley, Jimi Hendrix… y el Soul blanco de Tom Jones.

Esta vez Julián prefirió no hacer un relato personal de sus experiencias con los referentes elegidos, por lo que el libro resultaba mucho más convencional y previsible. Cada capítulo se ilustraba con una imagen del/de la protagonista del texto, que además se ofrecía dividido en ladillos, cual artículo de revista.

Mucho más interesante era el inserto de un cuadernillo de cuatro páginas con fotos del propio Julián en contacto directo con los personajes de “Plásticos y decibelios…”, unas imágenes que por fin veíamos en resplandeciente color. Muchas de ellas ya las conocíamos por su anterior ensayo, aunque otras eran inéditas.

Leo Cebrián Sanz