Una madrugada de finales de los años ochenta se emitió en TVE la película emblemática de la música moderna en la década de los 60 en España. «Un, dos, tres…, al escondite inglés» era un largometraje que se burlaba del festival de Eurovisión justo después de que lo hubiera ganado Massiel, mostrando en contraste la pujante escena de conjuntos de Madrid que hacían Pop, Soul e incipiente Rock.

El film lo dirigió en 1969 Iván Zulueta, realizador de «Último grito» -un vanguardista programa de Televisión Española tan moderno como lo fue «La bola de cristal» en su día-, que reunió a sus amigos músicos y artistas para hilar una historia llena de encanto Pop y sentido del humor. Con el tiempo la película se convirtió en un título de culto, que comenzó a verse en festivales especializados hasta su generalizada difusión en canales como el local Ocho Madrid del productor Enrique Cerezo, propietario de sus derechos de explotación -por cierto, ahora en FlixOlé-.

Una de las escenas más impactantes de «Un, dos, tres…» era aquella en la que una ignota banda llamada Shelly y la Nueva Generación saltaba al terreno de juego del estadio Santiago Bernabeu para interpretar una de sus canciones. Los amigos del grupo, entre los que se encontraba el gurú musical José María Íñigo en un divertido alter ego, trataba mientras tanto de acceder el estadio para compartir la experiencia con sus compañeros de cuadrilla.

La poderosa presencia escénica de su cantante dejaba patidifuso al espectador, que de repente descubría que en Madrid había una vocalista que interpretaba Pop de inspiración Soul con una energía y personalidad arrolladoras. Su imagen resultaba tan atractiva como genuina, por no hablar de una entregada forma de bailar sin comparación posible entre sus precedentes ye-yés.

Sin embargo, nadie sabía qué había sido de Shelly ni prácticamente nada del destino de sus compañeros. La llegada de Internet, el posterior altavoz de los canales nostálgicos de TVE y el inmediato traslado de sus actuaciones televisivas a YouTube comenzaron a resolver en parte ese desconocimiento. Mientras las cosas se ponían en su sitio, crecía la leyenda en torno a la magnética y enigmática «Shelly», que pasó a convertirse en un fantasmal referente para los seguidores más delicatessen del Mod español y la música sixtie. Al final han sido la casualidad, el destino y un ímprobo trabajo de investigación los que han hecho que haya sido el proyecto documental «Ellas son eléctricas» el que haya dado con el paradero de María de la Concepción Gutiérrez Lobo.

Así es como describe el venturoso proceso de localización de Shelly uno de los responsables de esta doble iniciativa de vinilo recopilatorio y documental audiovisual:

«Mediante el equipo del sello Héroes de Culto y con el objetivo de completar el séptimo volumen de la serie «Condenadas al Olvido» que Gadir/Héroes de Culto dedican esta vez a bandas subterráneas del Rock Duro capitalino de los años 80, se contactó gracias a un amigo común con un músico para rescatar una de las bandas por las que éste pasó, dando la casualidad de que entre su pasado musical desde los lejanos años 70 se encontraba el proyecto Malena y Belcebú.

Fue de esta manera tan casual como se pudo conocer el ignoto y sorprendente dato de que Malena era Shelly, la de Nueva Generación. Ante la dificultad para dar con ella a través de los músicos y el entorno de Malena y Belcebú por culpa del inexorable paso del tiempo, se acudió entonces a Discos Cada. De las cenizas de Nueva Generación había surgido a comienzos de los 70 otra banda fundamental de nuestra historia rockera como fue Franklin; resulta que Discos Cada rescató hace unos años la escasa discografía editada en su día por este fantástico grupo progresivo, junto con un disco de archivo que quedó inédito en su época.

De esta manera, al contactar con miembros de Franklin, se pudo localizar a una persona del entorno próximo a Shelly y por fin dar así con la histórica cantante. Una vez que la cadena de contactos realizó la vía inversa y tras largos meses de pesquisas y tantas peripecias, por fin el equipo de «Ellas son eléctricas» ha podido localizar a Shelly en persona quien, para sorpresa de todos, sigue estando al pie del cañón musical».

Hay mucho que contar sobre la historia artística y la peripecia personal de Shelly durante estas cinco décadas, y será mañana mismo cuando abordemos su primera etapa, aquella que la convirtió en la reina indiscutible del Soul-Funk patrio. El artículo ofrecerá una entrevista en vídeo con la vocalista, realizada en exclusiva hace apenas unas semanas, tras el final del confinamiento. A éste seguirán otros vídeos con su testimonio directo sobre las vicisitudes de su singular trayectoria musical. Han pasado cincuenta años -sí, sí, cincuenta nada menos-, pero Shelly sigue siendo una fascinante mujer de carácter, con recuerdos muy vívidos… y sorprendentes proyectos de futuro.

Leo Cebrián Sanz