Uno de los mayores descubrimientos del proceso de investigación del documental «Ellas son Eléctricas» ha sido haber podido conocer la aventura artística de Bet, bajista de Gàrgola. Cuando tiramos del hilo de su participación en esta banda de los años 90, poco podíamos imaginar que tanto antes como después de aquella formación la historia de Bet iba a dar para tanto y tan diverso.

Tras haber difundido los distintos fragmentos de su entrevista en el canal de YouTube y la página de Facebook del proyecto multimedia, hoy y mañana dedicaremos un perfil biográfico a esta mujer que lleva más de cuarenta años en la música no comercial, ya sea en un estilo u otro. Su peripecia comienza a los 14 años, cuando entra en el Instituto de Martorell (Barcelona) y conoce al batería Antonio K Puertas, el bajista Josep ‘Toto’ Saus y Pili Yxart. Ellos cuatro fundan Klamm, un colectivo de libre creación musical, que duraría desde noviembre de 1976 a 1984.

Tanto Bet como Pilar ejercían la labor de apoyo logístico, en tanto fue el guitarrista Leo Mariño quien se sumó a la parte compositiva. Esta especie de Frank Zappa and The Mothers of Invention meets Talking Heads a la catalana no tuvo parangón alguno en la escena local, dado que la experimentación y el riesgo eran las únicas normas a seguir. Su disco «África Roja» (1983), ya con el artista multimedia Tres a la voz, figura por derecho propio en los anales de la libertad musical más absoluta. Un verso suelto de la música Rock mediterránea, que ha devenido en culto y mito vanguardista.

Mientras esto sucedía, Pili y Bet dieron vida a Rare, uno de los primeros grupos integrados exclusivamente por mujeres. Nuri Saus y Teresa Pérez -más tarde sustituida por Montse Safón- completaban una agrupación que dejó grabada una maqueta durante su breve existencia -entre 1982 y 1983-. Quienes les escucharon en vivo hablaban de ciertos ecos a A Certain Ratio, Can y Joy Division, por tratar de acotar el terreno de su evocación. ¡Todo un puzzle de influencias y sonoridades!

Ya en 1986 Bet montó el proyecto Punk conocido como Rati-Sida, con el que funcionó hasta 1988. Le acompañó quien sería figura recurrente en su trayectoria posterior, el guitarrista Josep ‘Vicius’ Millaret. Comenzaron haciendo versiones de Hawkwind, Iggy Pop y Sex Pistols, pero pronto desataron sus instintos y poco a poco endurecieron su registro gracias a la incorporación del siempre aliado Antonio Puertas a la batería. Esta senda común recorrida por Bet, Puertas y ‘Vicius’ derivaría en Gàrgola, grupo fundamental al que dedicaremos nuestro próximo artículo.

Durante 1987, Matavacas fue la alternativa coetánea a Rati-sida, otra vía de escape para su evolución natural como músicos. Su provocadora anarquía de estilos se fundió en varias vertientes. Por un lado, Matavacas Primitive, en la que participó Bull, el vocalista de los «Ratis». La escena subterránea de Barcelona se interesó por ellos mediante el apoyo del gran factotum Víctor Nubla, un personaje carismático por su imán para los talentos divergentes. Él les incluyó en un recopilatorio en cassette titulado «París Ficción Romance» (1987), que fue la antesala de «Barcelona Ficción Romance», publicado un año después en formato LP.

Leo Mariño, de Klamm, se subió a la nave con Matavacas Nova Era, el definitivo estallido de Matavacas como laboratorio sónico y conceptual. La música electrónica había llegado para quedarse y los temas elaborados entre 1989 y 2001 lo demostraron en una antología que es todo un desafío para el oído convencional.

Leo Cebrián Sanz