Entre los días 18 y 22 del pasado mes junio tuvo lugar en los cines Zoco de Majadahonda, localidad de la Comunidad de Madrid, la primera edición del Get Back! Fest Music Doc Fest, un certamen especializado en documentales y videoclips de producción nacional. Durante varias sesiones se pudieron ver en pantalla grande los títulos finalistas, al tiempo que se desarrollaban algunos eventos paralelos de corte profesional o simplemente lúdico. Las proyecciones de los audiovisuales contaron con la participación de los directores, que ilustraron así al público presente sobre las características y objetivos de sus películas.
La convocatoria contemplaba varios premios, que finalmente fueron a parar a “Waldo”, de Charlie Arnaiz y Alberto Ortega -Premio del Jurado al Mejor Largometraje-, “Solo pienso en ti”, de Hugo de la Riva -Premio del Público al Mejor Largometraje- y “Riqueni”, de Paco Bech -Mención Especial del Jurado-. En materia de videoclips fueron dos los trabajos reconocidos con galardón: ‘The bird’, de Aitor Castells -dirigido por Iván Ordás y merecedor de una Mención de Honor- y “Joven como estrellas”, de Paula Reyz, realizado por Malena León y que obtuvo el premio absoluto en su categoría.
Este redactor tuvo la oportunidad de acudir a una de esas sesiones, concretamente la dedicada a ‘Enarak’, del autor vasco Beñat Iturrioz, que se anunciaba del siguiente modo: “En 1967, en pleno franquismo, unos jóvenes seminaristas crearon un grupo musical para hacer rock en euskera: Enarak. Después de cientos de conciertos, en 1971, desaparecieron misteriosamente. 50 años después, el hijo del cantante se lanza en una búsqueda excéntrica tras las huellas del grupo, sumergiéndose en un laberinto fílmico”.
Se trata de la fascinante investigación que un hijo hace sobre su propio padre, el guitarrista Juanjo Iturrioz «Itturri», músico de la primera banda -o conjunto cabría decir por la época en que se creó- que se atrevió a componer y cantar en euskera. La cuadrilla musical nace de la convivencia en un Seminario y evoluciona poco a poco hacia un concepto más moderno y abierto de la interpretación y el arte, auspiciado por los aires de libertad del Concilio Vaticano II y una incipiente liberación cultural de la sociedad vasca.
En Enarak (“golondrinas” en euskera”) llegan a participar músicos como el reputado Jaime Stinus y personajes enigmáticos como “Pertur” -dirigente de ETA desaparecido por sus propios compañeros-. Durante los escasos años de actividad del quinteto fueron ganando adeptos por su singularidad idiomática, al punto de registrar en 1969 un único EP de tres composiciones que pasa por ser la primera piedra del más adelante sólido edificio del Rock cantando en euskera.
El documental apenas dura 72 minutos, pero es una deliciosa experiencia conjunta de dos generaciones familiares que se descubren y complementan. Este trabajo de arqueología musical e investigación en archivos deriva felizmente en un evento que reúne a los antiguos compañeros de grupo en un concierto en el que se versionan sus canciones por varias formaciones actuales. Un emocionante colofón para un relato que es una continua sorpresa, especialmente cuando se rememora un ignoto festival juvenil celebrado en el guipuzcoano barrio de Larraitz el 31 de octubre de 1971. Si quieren saber qué pasó y cómo reaccionó el clero local, no dejen de ver “Enarak”.
Leo Cebrián Sanz