Morcuende, su segundo apellido, es el nombre artístico que ha elegido el músico José Luis Rodríguez Morcuende para editar tres discos difíciles de clasificar en cuanto a estilos, porque en ellos viaja de uno a otros, y que se encierran en el sugerente título aglutinador “Tres caras de la misma moneda”. El primer CD se llama igual, la segunda entrega es “La vida en blanco y negro” y la tercera y más recientemente editada es “De la ineficacia de lo intangible”.


por Jon Marin


Dado que no soy Mercedes Milá, no te voy a negar que nos hables de tus libros. Tu actividad literaria lleva unos años corriendo paralela a la musical…

-Llevo escribiendo toda la vida, pero nunca me vi capacitado para completar un libro. De hecho, solía mostrar mi admiración por la gente que lo hacía porque para mí era algo imposible. Hasta que un día, a partir de unos trágicos acontecimientos que se dieron en mi vida y después de aglutinar unos escritos en torno a ello, surgió la posibilidad de publicar y nació mi primer libro: “Renacer a una nueva vida” (Vulcano ediciones), en el que daba un repaso a una parte de mi vida y a la difícil situación que viví en esa época. Con ese libro no tenía ninguna pretensión literaria. De hecho, si se reeditara, habría que hacer algunas correcciones. Simplemente era la necesidad de exteriorizar una serie de sentimientos en torno a algo que te trae la vida cuando menos te lo esperas. Después vino “Una mente dispersa” (editorial Seleer) que era, según alguien lo definió, una especie de novela filosófica, aunque para mí era una sucesión de situaciones un tanto complejas con un hilo conductor que las entrelazaba. En más de una ocasión me han dicho que es un libro un poco difícil, cosa que no comparto, pero en cualquiera de los casos es un libro que contiene muchos momentos en los que el lector tiene que pararse a pensar en lo que ha leído y darle alguna que otra vuelta. Me encanta escribir ese tipo de cosas.

Luego llegaron dos más…

-Sí, el tercero fue “Relatos breves para breves momentos” (Desacorde ediciones). Este es un libro hecho pensando en los que hablan de mi complejidad. Se trata de un buen puñado de relatos cortos de temática variada, desde la mayor de las simplezas hasta el pensamiento más profundo, pasando por pasajes muy divertidos que rozan el mundo de la fantasía y el surrealismo. Lo bueno de este libro es que, al ser relatos cortos, si algo no gusta, pasa pronto, con lo cual el daño cerebral para el leyente es mínimo. (Risas del entrevistador). Y el último hasta la fecha es “La revelación del gran secreto (tó pa ná)” -editorial Círculo Rojo-. Para mí, es el libro que nunca imaginé que sería capaz de escribir. Es una novela bastante divertida a caballo entre la ciencia ficción y el surrealismo que se desarrolla en un mundo de una galaxia de un universo de tantos como puede que haya… ¿o no?; un mundo, probablemente, muy parecido al nuestro… ¿o no? Es un libro escrito con las complejidades propias de la casa y con un final, creo, bastante inesperado. De hecho, para los que son observadores, la portada da una pista bastante clara de por dónde va la historia.

Y no paras de escribir, ¿verdad?

-Si todo va bien, en breve estará disponible el próximo libro, que se llamará “Relatos menos breves para menos breves momentos”. Espero que sea una realidad antes del verano. En ello estamos.

Volviendo a la música y viajando al pasado, cuéntanos qué recuerdos tienes de tu paso por Ñu, cuán orgulloso te sientes de haber participado en aquellos elepés.

-Lógicamente estoy muy agradecido a Ñu. Musicalmente hablando, fueron unos años muy buenos, en los que aprendí y disfruté mucho, aunque de todo hubo, como es normal. Presumo de aquella época, a pesar de que también nos quejábamos, y de la gente con la que tuve la oportunidad de tocar, lo más selecto. Conocí a José Carlos Molina cuando hice mi primer ‘Isthar’ y desde el principio siempre dije que “algún día me gustaría tocar en Ñu”. Y así fue. Una gran suerte. Y me siento muy orgulloso de haber estado en aquellos discos, especialmente en “No hay ningún loco”, un disco histórico, y de haber vivido la que, según dicen, fue la mejor época de Ñu. Pero ya es el pasado remoto.

Si bien ahora el protagonismo es para los tres discos de Morcuende, cuéntanos por encima qué pasó para que Isthar se tomase un respiro.

-Cuando terminamos la grabación de “Destino del mundo”, empezamos a preparar el que sería el siguiente disco, “Pequeña sinfonía africana”. Se trataba de un disco muy complejo, con mucha elaboración de los temas; para mí era el disco de mi vida. Pero dentro del grupo hubo una cierta desaceleración en cuanto a la intención de preparar las canciones; de hecho, uno de los miembros, cada vez que yo hacía un comentario sobre la necesidad de aprovechar los ensayos, porque montar los temas nos iba a llevar mucho tiempo, siempre me preguntaba si tenía prisa. No era cuestión de prisa, era simple y llanamente una cuestión de actitud. Después de mucho tiempo perdido hasta que arrancamos, estuvimos un año y medio montando los temas y, justo cuando todo estaba listo para empezar a grabar, hubo una desbandada propiciada por el que no tenía prisa para nada… y nos jodieron, entre unas cosas y otras, seis años de la vida de Isthar. Pero, afortunadamente, conseguimos remontar el vuelo y el disco, a día de hoy, está prácticamente terminado. Siendo honesto conmigo mismo, creo que es una pequeña joya de las que ya no se hacen, y para mí, como he dicho antes, es el disco de mi vida. Espero que muy pronto hablemos de ello. Lo bueno, de lo malo, es que surgió Morcuende, que ya estaba previsto en paralelo a Isthar, aunque a un ritmo más tranquilo… probablemente.

Expectantes estamos… Entonces, ¿cómo está la formación actualmente, qué proyectos inmediatos hay?

La formación actual es: Charly Díaz y Óscar García Morena, los dos magníficos guitarristas que quedaron de la desbandada y a los que estoy inmensamente agradecido, Alex Rodríguez a la batería, Isabel Moreno a la voz y yo mismo al bajo y voz. En la grabación del disco han participado Juan Olmos, con los teclados y voces, y José Antonio Muñoz con el clarinete. Estoy impaciente por ver el disco en la calle.

Para acabar, y dejado ya claro que dentro de poco habrá nuevo libro del artistazo que es José Luis Rodríguez Morcuende, el protagonista resume el futuro:

-Para Isthar, pasa por montar los nuevos temas para el próximo disco; ya estamos en ello. Para Morcuende, seguir con la grabación de lo que será el cuarto disco, ya en marcha y posiblemente doble.