A finales de los años 70 se emitía desde Barcelona un programa dirigido por el locutor Mateo Fortuny, que cada noche se dirigía a miles de jóvenes al grito de «Buenas noches, paparrita». Aquel espacio respondía a la demanda radiofónica del movimiento fans nacido a la sombra de Tequila, Miguel Bosé, Pecos o Pedro Marín. La industria discográfica trataba de encontrar productos alternativos a los grandes nombres del negocio, por lo que buscó hasta debajo de las piedras con qué artistas y bandas poder competir.

Una de ellas fue Tebeo, el grupo en el que coincidieron dos futuros músicos de Banzai: elel batería David Biosca y el cantante José Antonio Manzano. También andaba con ellos el guitarrista Albert Pont, con el que JA coincidiría en Tigres. «La alternativa barcelonesa a Tequila», decían, de la misma forma que en Madrid lo trataban de ser los Trastos con su tema «El poli te ve». A diferencia de ellos, Tebeo era una formación bastante solvente -con mucho de The Rolling Stones y Burning-.

Diez años después, lo que me había hecho cierta gracia en su momento lo convertí en diana de mis fundamentalistas iras heavies en un artículo publicado en la revista «Metalik.o». Aquella especie de ajuste de cuentas del tipo «Quién te ha visto y quién te ve» cargaba las tintas contra los pasados artísticos de Sherpa -por cantautor-, Jimmy Reitz, de Tigres -por baladista- y José Antonio Manzano -por ídolo de adolescentes-, entre otras víctimas de «lo auténtico». Una noche JA abordó a Ramón Porta, director de la publicación, para pedirle explicaciones por lo publicado. La cosa no fue a mayores, pero la espina del malentendido se convirtió en perenne.

Tardé varios años en encontrar la ocasión de pedirle disculpas por el «calentón» adolescente y lo hice en el homenaje a Pedro Bruque que se celebró en abril de 1994 en Madrid. Aquella mágica noche actuaron juntos el guitarrista Salvador Domínguez y Manzano, recordando los tiempos gloriosos del segundo disco de Banzai, además de Fortu (también junto a Salva), Asfalto, Ñu, Niagara… y ¡¡Rata Blanca!! El vocalista catalán reaccionó con toda la naturalidad del mundo, quitándole hierro a la cosa y charlando conmigo y mi pareja con la mayor de las cordialidades posible. Manzano era un tipo educado, con clase y una actitud tan honesta que desarmaba a cualquiera.

Uno de los cautivados por el vocalista había sido seis años antes el compañero José Mora, entonces en Radio Vallekas. José Antonio y su grupo formaban parte del histórico festival de 1988 con Anthrax, Metallica, Helloween e Iron Maiden, celebrado en el madrileño auditorio de la Casa de Campo bajo la denominación de ‘Monsters of Rock’. Aquella invitación a compartir escenario con semejante constelación de estrellas internacionales fue el culmen de las aspiraciones artísticas de Manzano. Recuerdo al locutor de «La cabaña del tío Rock» comentar estupefacto algo así como: «Tío, he ido al hotel donde da las entrevistas y me he quedado a cuadros. Estaba sentado en una especie de trono, con un par de impresionantes pibones a cada lado, ambas de pie en plan escolta. ¡¡Parecía que estaba entrevistando al propio Coverdale!!».

Así de elegantemente chulo era José Antonio Manzano. La lejanía de Barcelona primero y su trayectoria personal en Suiza -también profesional con Emergency- le alejó de Madrid, donde sólo le pudimos ver en su breve etapa junto a Niagara en una actuación en 1994 en el Auditorio de Green Villa de Villaverde junto a Reina de Corazones y Ñu. Tuvieron que pasar… ¡¡quince años!! para que se produjera un encuentro casi fantasmal.

Ocurrió en la madrileña sala Ritmo y Compás en enero de 2009. El ambiente de cordialidad volvía a ser el mismo que el vivido en el tributo a Bruque y la comunidad metalera nacional hacía piña en torno a la figura de la ex-cantante de Santa. De repente, abriéndose paso desde la puerta hasta la barra del bar, un individuo exactamente igual que el José Antonio Manzano de década y media antes se cruzaba conmigo ante mi absoluta perplejidad. «Joder, que es el Manzano». ¡José estaba físicamente igual que siempre, con la misma melena cuidada y e idéntico magnetismo personal!

De ahí a su reentrada en el mundo del Hard nacional con la segunda etapa de Banzai no pasarían ni dos años. El concierto de las fiestas del madrileño distrito de Aluche fue un maravilloso paréntesis que en la capital sólo se prolongó en un concierto en la sala Live, en el vecino barrio de Carabanchel. Para quienes anhelábamos su regreso a la actividad, dos regalos muy especiales e inesperados, que animaron a José Antonio a volver al estudio de grabación y publicar dos apreciables discos en solitario.

Algo tenía la figura pública de Manzano que toda la profesión, la prensa rockera y los fans más fieles al Heavy Rock nacional de los ochenta se reconciliaron consigo mismos (y entre sí) en los homenajes celebrados en Madrid, Barcelona y recientemente Valencia. José Antonio fue hasta el final una personalidad única e insobornable, como lo prueban las dos amplias entrevistas concedidas hace un par de años a la revista «Popular 1». En ellas proclamaba sin miedo ni cortapisa alguna su indiferencia ante Metallica, cuya música consideraba un horror de los horrores, y criticaba la falta de imagen de los músicos españoles en el escenario. Lo dicho, genio y figura… hasta el recuerdo eterno de sus canciones con Tebeo, Tigres de Metal, Banzai, Zero, Niagara, las suyas propias y las que sin duda aún le quedaban por escribir. Larga vida al maestro, pero también al compañero y al colega.

Leo Cebrián Sanz