Ayer, 21 de octubre, fue el día en el que Guns N’ Roses se presentó en la Ciudad de México. El recinto elegido fue el estadio Ciudad de los Deportes, previamente conocido como el estadio Azul por ser sede del equipo de fútbol Cruz Azul hasta que llegó el Atlante a hacerse con él y convertirse en azulgrana. Vienen estos detalles sobre el sitio del show porque aquí no suelen celebrarse tantos conciertos multitudinarios como, por ejemplo, en el Foro Sol y la organización resultó ser un desastre.

Así lo han mostrado muchos asistentes en redes sociales. El primer fallo fue que las entradas físicas mostraban un horario de comienzo distinto al de las digitales, 20 horas en unas y 21 en otras. El evento comenzó finalmente a las 20:50 h con mucha gente todavía en la calle. En ese momento gran cantidad de espectadores, los que estaban destinados al césped, a verlo de pie, no habían podido entrar. Dicha zona estaba dividida en tres espacios separados y, en lugar de habilitar al menos tres puertas diferenciadas, parece ser que los organizadores sólo tenían una para esos tres tipos distintos de boletos. Resultado: caos, filas enormes, empujones, vallas caídas, gente que se coló –o bien se vendieron más entradas de las debidas-, retraso en el acceso y, mientras, como es costumbre, los rateros haciendo su agosto.

Pero, aún peor, el grupo parece ser que también tuvo problemas con la producción y, si bien el recital fue largo, dos horas y media, lo recortaron de las tres horas previstas de canciones. Guns N’ Roses interpretó veinticuatro temas a diferencia de las veintiocho ofrecidas, por ejemplo, en Guadalajara y Mérida unos días antes. En un tuit oficial, el grupo pedía disculpas por el recorte, pero sin dar explicaciones del todo claras: «Lamentamos que el concierto tuviera que interrumpirse repentinamente, queríamos tocar algunas canciones extra todavía, pero tuvimos que mirar por la seguridad de nuestro propio equipo de producción, quienes trabajaron con mucho esmero para que todo el show se desarrollara sin problemas, contando los que tuvimos antes del espectáculo». Hasta el momento de redactar estas líneas, los organizadores no se han pronunciado al respecto.

Lo único bueno que se puede añadir es que los espectadores que sí lograron ver el concierto completo más los cronistas hablan de un gran estado de forma de toda la banda, incluido Axl Rose, y un concierto memorable y divertido.  

Jon Marin