Fue uno de los grupos más destacados de la primera edición del recopilatorio de la compañía independiente Iberia Metálica y ahora nos llega su primer EP oficial, editado al alimón por Metal Crusaders y Lullabye Records. Kramp es un quinteto mixto radicado entre Madrid y Palencia, cuyos componentes son J.J. Negrete y Sara C. (guitarras), Ángel Sasso (batería) y los hermanos Lap (bajo) y Mina Walkure (cantante).

La vocalista es responsable de todas las letras en inglés y también de la música íntegra de tres de las canciones: ‘Tale of revenge’, ‘Dare to face fear’ y ‘Assault’. Las otras dos que contiene este compacto y tarjeta de presentación de cinco temas fueron coescritas por Mina y Lap: ‘Leather warrior’ y ‘Legend’. Por si fuera poco, la cantante también firma el logotipo que identifica a la formación, así como el diseño y tratamiento artístico de la carpeta que acompaña al CD.

El trabajo en esta joven banda parece estar perfectamente delimitado, ya que Negrete se ha ocupado de la mezcla y masterización en los domésticos estudios Kramp. Las sesiones de grabación se prolongaron durante 2015 y parte del presente año.

El disco parece la banda sonora de un ejército de bárbaros mientras se encaran a un enemigo contra el que matar o morir. No es casual que la intro del tema ‘Legend’ sea un extracto de la película «Conan el bárbaro», concretamente la versión original de la famosa pregunta: «Conan, ¿qué es lo mejor de la vida? Aplastar enemigos, verles destrozados y oír el lamento de sus mujeres».

front

Pero atentos, que poco o nada tiene que ver lo que hace Kramp con el Viking Metal. Lo suyo es más un tratamiento clásico para un enfoque más épico, casi medieval (pero sin folk), cuales huestes vestidas con pieles en un paisaje helado. La guerra entendida como una de las bellas artes, esta vez desde el campo de batalla del Metal más sobrio y huraño.

La frialdad de Kramp es sólo aparente y conceptual, ya que en directo limita su dramatismo para insuflar a su música de un carácter bélico lleno de ardor guerrero, una contagiosa base rítmica muy del inicio del Heavy Metal en el Reino Unido y cierta velocidad en la ejecución sumaria.

Las guitarras marcan la pauta de una envolvente perfecta de ataque y derribo del contrario, como si de una táctica de la tortuga romana se tratase. Cuando deceleran le toman el relevo al ‘One rode to Asa Bay’ de Bathory, con los que por otra parte poco o nada tienen que ver.

Aviso para navegantes. Kramp recomienda escuchar su álbum a todo volumen, más que nada para «ser majos» y «compartirlo con los vecinos».

Leo Cebrián Sanz