ACTUALIZACIÓN: la tienda I Loviu Records está actualmente radicada en León (calle Santa Ana, 31), donde su responsable «Pipo» continúa el negocio iniciado en tierras manchegas. Su política comercial y de difusión cultural y musical continúa siendo la misma. ¡Toda la suerte del mundo desde LosMejoresRock.com!

No me diréis que no es una gran noticia la apertura de una tienda física de discos. Ya imagino esa cara de asombro cuando os cuente que ha ocurrido en plena pandemia y más aún teniendo en cuenta cómo está la venta de música en formato físico. Hoy vamos a conocer a la persona que ha tenido los santos “bemoles” de tirarse a la piscina y hacerlo sin agua.

Alcázar de San Juan (Ciudad Real), en pleno corazón de La Mancha, es el sitio elegido para que esta iniciativa sea una realidad. A tan sólo hora y media en coche y una hora en tren de Madrid, tenemos un local donde el tiempo retrocede a la época en que la compra de discos era un ritual para el “rockerío” y demás coleccionistas de música de todos los estilos. Un lugar donde las paredes están “sembradas” de posters de los más variopintos iconos musicales. La “cubeta”, ese deposito donde el rockero ojeaba los discos de sus bandas en apartados como el dedicado al Heavy Metal, es una realidad en este local, cuyo interior te transporta a esos momentos irrepetibles.

¿Qué nombre propio está detrás de esta iniciativa? ¿Qué relación tiene con el mundo discográfico? Son muchas las preguntas cuyas respuestas os desvelo a lo largo de este artículo y en la entrevista que lo acompaña. Por lo pronto, todo empieza con el apoyo de su pareja, su hija, sus padres y los amigos…, más una furgoneta de segunda mano.

La “furgo” y “El equipo A”

Cuando se emprende una iniciativa profesional, a lo largo de la trayectoria de ese negocio siempre te acuerdas de cómo fueron esos inicios, que muchas veces pasan al modo de anécdota por cómo transcurrió todo en aquel momento. Abrazando el futuro con pasión y orgullo escondido, siempre está ese dicho de “tiro para adelante y ya está”, que tímidamente esbozamos con cierta incertidumbre.

José García -en adelante “Pipo”, que es como realmente se conoce a nuestro héroe anónimo- tiene una hija a la que intenta inculcar el amor por la música. Con todo, no cree que su descendiente vaya a continuar con el negocio. Ya desde muy joven, la vida de “Pipo” tenía una banda sonora. Sus gustos empezaron siendo muy amplios y así ha seguido hasta nuestros días. Blues, Jazz, Rock, Garaje, Punk, Soul, Boogaloo o música latina ya copaban su interés, lo que dejaba entrever a ese futuro profesional que pronto llegaría a involucrarse en los trabajos discográficos del amplio catálogo que existe en la industria musical.

Cinéfilo empedernido, este futuro vendedor de discos alternaba sus gustos musicales con el cine de aventuras, de autor, policíaco, los clásicos y la serie B. Como administrativo en una empresa de electrificación de vía férrea, “Pipo” dio  carpetazo a una vida laboral que no le motivaba como profesional después de 17 años en el mismo cargo. El estancamiento del puesto le empujaba a tomar una decisión difícil, pero a la vez intrigante y con un alto nivel de incertidumbre.

“José, no puedes seguir de esta manera. Si el trabajo no te motiva, tienes una experiencia adquirida de quince años entre vinilos y tiendas. ¿Por qué no te metes en el mundo de la compra-venta de discos?”, le comentaba su mujer por la preocupación que su situación estaba generando en el entorno familiar. “Vale, sí. Tienes razón”, contesto sin pensárselo a su pareja. Pero él tampoco quería que esta situación de incertidumbre se prolongase en el tiempo.

Ni corto ni perezoso, este emprendedor se puso manos a la obra y “tiró” de sus contactos y amigos de toda una vida. No sólo recibió de ellos el apoyo y un seguimiento puntual. Su aportación profesional incluyó desde la creación del logo por parte de un dibujante de comics a la maquetación de todo lo relacionado con rótulos y publicidad. Incluso los temas laborales y la realización de la página web han sido las tareas de este equipo de “colegas” que no dudaron en echarle una mano. Mientras tanto, “Pipo” se pulía aún más, llegando a recibir y empapándose durante un año de la aportación y los conocimientos suficientes por parte de esos profesionales del negocio que nuestro héroe vivió de primera mano. Pronto dio ya por hecho que el salto sería inminente.

La búsqueda por los portales especializados en venta de vehículos de todo tipo fue su siguiente paso. La preocupación a la hora de encontrar una furgoneta económica era evidente: no quería que le diesen “gato por liebre”, ya que ese vehículo es el que ha de recorrer toda la península de feria en feria. Tuvo suerte, porque encontró una furgoneta cuidada y sin estar “castigada” en kilómetros. De esta manera, “Pipo” empezó a rodar por esas ciudades con su puesto y sus cubetas repletas de discos, musicalmente hablando de lo más variado.

Ni pandemia, ni era digital. ILoviu Records, una realidad

Son ya más de dos años llegando con sus discos a coleccionistas y demás consumidores de música por todo el país. Ferias como la internacional de Barcelona, la de Pamplona, Valencia o Bilbao, todas con un denominador común: un stand con sus cubetas repletas de música Blues, Ska, Reggae, Jazz, Soul, Punk, Metal, Garaje, Rock and Roll y clásicos de los 60.

Saliendo un poco de lo rutinario, “Pipo” ha querido ofrecer algo más que sus compañeros de profesión, ya que éstos se centran sobre todo en los clásicos del Rock, Pop y Metal. En la charla que mantuvimos hace unas semanas, el dueño de ILoviu Records me comentaba que, a día de hoy, su relación con la competencia es buena y está contento con el sector. Si los propios vendedores son muy cercanos, poder trabajar con ellos se hace más fácil, ya que incluso llegan a compartir mesa y mantel. Allí unos y otros se cuentan las batallas del negocio.

Las anécdotas malas o experiencias negativas han sido más bien con los clientes de las ferias. Hay de todo en esta vida. Por ejemplo, el típico “listo” que cambia el ticket del vinilo para llevárselo más barato. Incluso sufrir el robo de diez o doce LPS forma parte de esas vivencias amargas que se disipan totalmente cuando un cliente encuentra el disco que lleva tiempo buscando. Es entonces cuando queda reflejada en la cara de nuestro invitado esa felicidad que es el resultado final de su trabajo. Poder conocer músicos y gente maravillosa forma parte de la vida laboral de este inquieto trabajador, especialmente cuando esos nuevos nombres que merece la pena tener en cuenta pasan a la lista de tu agenda personal.

“Pipo” valoró la situación positiva que se estaba implantando en el mercado del vinilo y quizás abrumado por las circunstancias, dio el paso para que ese espacio físico soñado dejase de serlo. Lo hizo con los pies en la tierra, siendo consciente del momento global que vivimos. Y no sólo hablamos de la dichosa pandemia, sino del propio siglo y lo deprisa que va todo digitalmente hablando, cuando no de la evolución y el declive de la industria musical. Nuestro protagonista está consiguiendo por lo menos vivir del disco físico, que ya es mucho. Como él dice: pertenezco a una generación que en ese sentido es materialista, ya que nos gusta el formato físico.

‘I Loviu’ le decía a su hija cada vez que la acostaban. Por decisión unánime, el nombre de la tienda se quedó para siempre en recuerdo de ese momento en la vida de una pareja y su retoño. Cuando entras en la tienda de ILoviu Records, que está situada en la calle Clara Campoamor, número 2, de Alcázar de San Juan, el eslogan que defiende este “señor” con gorra castiza se masca en el ambiente. Se trata de una presentación muy acorde a su propio espíritu, que describe así su actividad: “Música para todos los paladares exquisitos. Si no encuentras lo que buscas, yo lo intento”.

Y vaya que si lo intenta, doy fe de ello. José es un trabajador multitarea, que defiende con esmero la atención de pedidos y clientes online, aparte de ocuparse de tareas administrativas y facturación. Limpiar, enfundar, etiquetar material, colgar referencias en línea para su venta, recibir pedidos o hacer paquetes son obligaciones que le ocupan el tiempo cuando está a pie de tienda. En ella puedes encontrar más de 1.500 trabajos discográficos de todos los estilos musicales. Le gustaría tener más material, pero cada día resulta más difícil encontrar lotes para comprar debido a la venta online de los particulares.

Clientes: el rockero, el más fiel

El “goteo” de clientes es incesante en esta tienda, donde queda claro -y no es nada nuevo- que el rockero es fiel a su música. Y si no que se lo digan a “Pipo”, que poco a poco ha ido descubriendo el mundo del Heavy Metal y sus variantes. Una de las cosas con las que se ha quedado más sorprendido es cómo de rápido identifica el estilo el cliente cuando pasa por el local. Esa fidelidad se aprecia en que al rockero le cuesta desprenderse de sus colecciones, y de ahí que sea difícil encontrar en el apartado de Metal esos discos de toda una vida.

A pesar de ello, me comentaba nuestro protagonista que dependiendo de las edades, la venta se centra en el Hard Rock setentero, ochentero, Heavy Metal clásico e incluso Rock callejero. A ello hay que añadir que existe un buen número de clientes de Rock que también se interesan por otros estilos, como son el Blues o el progresivo de los 60 y 70.

Los llamados “sibaritas” también existen, y cuando aparecen nuestro “tendero” ha de que sacar a relucir su profesionalidad para tratar con mucho tacto la situación. Como profesional tiene que vivir momentos muy pintorescos, como cuando un cliente renuncia a adquirir un disco simplemente porque aun estando nuevo, le falta el precinto. Aun así, la tónica general es el porcentaje de compradores que tan sólo buscan que el vinilo suene bien y que la portada esté decente. Está claro que el que paga, manda.

Distribuidoras y sellos discográficos, el Yin y el Yang

Un negocio de este calibre requiere de un trato constante con las discográficas y distribuidoras. Sin embargo, la relación no siempre resulta agradable o la confianza que recibes no es la que das. Según “Pipo”, normalmente se trabaja mejor con los pequeños. La cosa cambia y mucho con los grandes, tanto en la distribución como si se trata de un sello.

Sirva un ejemplo de tantos vividos para poder entender estas palabras. Actualmente, el responsable de ILoviu Records trabaja con una distribuidora holandesa que ni cumple plazos ni le ofrece un trato diferenciado, por lo que la tienda es sólo un número más de sus clientes. “Pipo” ha llegado a tener que costear los gastos de devolución de algún disco con defectos o de envío equivocado. A ello hay que añadir la progresiva implantación de unos precios absurdos y estratosféricos, lo que según dice está creando una verdadera “burbuja del vinilo”.

Para bien de su negocio, otra línea de trabajo que ejecuta es tratar con las bandas directamente. También es habitual que entre sellos se intercambien material. Se trata de hacer de distribuidores ellos mismos, remitiendo en esos casos unos listados de referencias a buen precio. De esta forma, el precio final es más competitivo para los clientes de ILoviu Records.

Un nombre, un camino recorrido y un futuro

Esfuerzo, constancia, tesón, pilares básicos y a la vez difíciles de sobrellevar para que un sueño se haga real. “Pipo” sabe cómo exprimir esos valores, a pesar de las zancadillas propias del negocio. Es consciente de cómo está la cultura en este país. De hecho, como decía la canción de Kortatu: “Que la cultura es tortura, no nos vamos a engañar”. Así podríamos titular la conversación cuando hablas con él sobre la forma de culturizar al pueblo que se reserva el poder.

Su opinión al respecto es que no interesa que los que pagamos impuestos aprendamos. La música sigue presa de los medios de comunicación, que programan lo de siempre. Las iniciativas propias y particulares son las únicas que permiten  escuchar otras apuestas musicales, apostilla este experimentado conocedor del mundo en que se mueve.

Le gustaría que en la localidad donde reside la cultura sea más dinámica, ya que siempre hacen y contratan a los mismos (nota de la redacción: ojo, esto no significa que se esté en contra de que las agrupaciones folclóricas de este municipio en cuestión sean contratadas año tras año. Lo que en este caso se denuncia públicamente es el veto a la cultura rockera por parte de este ayuntamiento).

“Pipo” echa de menos una feria de artesanía en condiciones y no cuatro puestos abandonados de la mano de Dios, pasando sus vendedores más frío que vergüenza. Ferias culturales alternativas, teatro, música en la calle, proyecciones de audiovisuales, grafitis, cortometrajes, juegos de rol, exposiciones de portadas de comics de “El Víbora” o “pinchadas” de DJs de diferentes estilos musicales son actividades que él implantaría en su pueblo.

Nuestro protagonista sabe de primera mano lo difícil que es tratar con la Concejalía de Cultura, ya que él mismo remitió un escrito solicitando las actividades descritas anteriormente, cayendo su petición en saco roto. Ni siquiera ha recibido una contestación del responsable público en cuestión, que sigue sin salir de su espacio de confort. Con esta actitud, está claro que el estancamiento es evidente y que “el pan y circo” es la forma de trabajar de estos “políticos” cuando quieren controlar a ese mismo pueblo que les paga su sueldo.

Son las inquietudes que hay detrás de un nombre propio. Todas ellas quedan al margen de esas concejalías y perfiles institucionales a los que el mundo cultural les viene grande. Estamos ante un empresario y agitador musical que, a pesar de todo, tiene en la cabeza una proyección de futuro que no quiere pasar de largo. Así fue como me lo contó: “Posiblemente viajaré a la feria del disco de Utrecht, en los Países Bajos, para comprar material, porque aquí cada vez te piden más por los lotes e incluso precios disparatados. Fuera de nuestras fronteras, la segunda mano se ve de diferente forma. También tengo previsto irme a los almacenes norteamericanos donde los discos te los venden a uno, dos o tres euros”. “Pipo” comentaba de esta manera la actividad futura que tiene programada.

Antes de ella quiere estar más presente en la red de redes, actualizando la web para que grupos y sellos puedan vender en la página. Pero no queda ahí la cosa. En cuanto acaben las ferias, ILoviu Records quiere mejorar el orden en la tienda y reorganizar todo para incluir 2.000 singles más, con cajones de guías extraíbles y que así la búsqueda de un disco resulte lo más cómoda posible para el cliente.

Hasta aquí la historia de una iniciativa que a pesar de los tiempos camina en buena dirección. Nuestro protagonista es consciente de que las artes escénicas, en cuanto a su producción y distribución se refiere, tardarán mucho en conseguir llegar al nivel prepandemia y que no saldrán fortalecidos.

“Pipo” continúa luchando en lo que cree, aunque le inquieta que la educación, la cultura y sobre todo la sanidad vayan a quedar muy tocadas. Aun así, no por ello va a tirar la toalla. Mientras tanto, echa de menos esos conciertos de sus grupos preferidos, ya que desde diciembre de 2019 no ha podido asistir a ninguno. Dentro de los estilos que merecen su atención, su último festival fue el Purple Weekend de León, donde montó su stand y el ultimo donde pudo disfrutar de Les Grys Grys, una banda a la que tiene mucho cariño y de la que es seguidor incondicional.

ILoviu Records, ¿te apuntas al disco físico?

José Ramon Nieto “Kema Púas”

“Escuchar música te hace ser mejor persona y te limpia el alma. Si es Rock, mejor”.