Hoy, viernes 27 de septiembre, Metallica ha lanzado un comunicado en el que anuncia la suspensión de sus ocho conciertos previstos en Nueva Zelanda y Australia en octubre.

La noticia está en el motivo: El cantante y guitarrista James Hetfield ha vuelto a caer en su adicción al alcohol y tiene que ingresar de nuevo en una clínica de rehabilitación.

 

 

A lo que leéis en la imagen, el grupo ha añadido: «Tenemos la intención de ir a vuestra zona (Oceanía) tan pronto como la salud y el tiempo lo permitan. Os lo haremos saber lo antes posible. Una vez más, estamos devastados por los inconvenientes que os creamos, especialmente a nuestros fanáticos más leales, que viajan grandes distancias para vivir nuestros espectáculos. Apreciamos vuestra comprensión y apoyo a James y, como siempre, gracias por ser parte de nuestra familia ‘Metallica’.”

  • En una entrevista de 2003 con Kerrang!, Hetfield comentó sobre su ingreso en una clínica en 2001: «Ir a rehabilitación me enseñó mucho sobre cuáles son las prioridades y cómo hay que vivir normalmente. Llevo en Metallica desde los 19 años, ese ha sido mi ambiente, algo que no es normal, y resulta que no sabía vivir fuera de él. Eso es lo que me pasó, que no sabía de la vida, no sabía volver a casa y vivir una vida familiar. No sabía cómo comportarme fuera de todo lo que es Metallica, todo muy intenso, lleno de excesos…”

Entre otros pensamientos añadió: “Yo no era humilde y pensaba que no debía mostrar ninguna debilidad. Yo era ‘James Hetfield de Metallica’ en lugar de James Hetfield. Ahora me da igual que alguien me diga: ‘¡Oye, tú,  eres un gilipollas’. Eso ya no me hace daño ahora, pero antes estaba demasiado preocupado en caer bien y gustar a la gente.”

Hace dos años, Hetfield volvió a hablar del tema y reconoció que lo que más le costó fue admitir su problema y entrar a tratarse: «Hay mucho machismo en este mundo, pero supongo que lo más varonil que puedes hacer es enfrentar tus debilidades y exponerlas. El miedo a perder mi familia fue lo que me empujó a dar el paso. Mi esposa me echó de casa, me dio una patada en el culo y me dijo: ‘Oye, esto no lo vas a arreglar yendo a una charla con el terapeuta, tienes que ir a algún lado y resolver esta mierda’. Y eso fue lo que hice… pasé siete semanas encerrado para desnudarme, volver a ser un recién nacido y que me reconstruyeran.”