Aunque oficialmente no figura en el santoral de los gurús mediáticos del Rock, Joaquín Luqui hizo más que muchos por introducir algo de buena música en el emporio de Los 40 Principales. Este navarro de la localidad de Caparrós murió en 2005 por un desafortunado accidente doméstico y un manto de olvido comienza a cernirse sobre su figura, pese a su papel fundamental en la historia de la fórmula musical de la Cadena SER.

Luqui comenzó su carrera en la prensa especializada como fundador de la revista Disco Express, pero ya en 1969 recaló en Madrid para erigirse como uno de los locutores emblemáticos de Gran Vía, 32 y de los columnistas fijos en la revista El Gran Musical. Poco a poco fue convirtiéndose en todo un personaje, al que su alocada melena identificaba de inmediato. Sus coletillas se hicieron inmensamente populares y hasta contó con su preceptiva imitación por parte de los humoristas Martes y Trece para consagrarse en el imaginario popular colectivo.

En 2014, con un escandaloso retraso respecto a su legado, la editorial Aguilar tuvo a bien publicar un libro-homenaje titulado como una de sus célebres frases: “3, 2 o 1… Tú y yo lo sabíamos”. Subtitulado “Las memorias musicales inéditas”, Prisa Ediciones cumplía así con la familia -con el agradecimiento en blanco sobre negro de su hermana María Ángeles Luqui- y de algún modo compensaba lo mal que la SER se había portado con uno de sus grandes valedores radiofónicos.

Por entonces aquella casa de 40 Principales la dirigía Luis Merino, quien también escribió un par de hojas a modo de prefacio. La portada del libro anunciaba el reclamo de contar “Con prólogo de Alejandro Sanz”, pero por fortuna el contenido de las 320 páginas era mucho más interesante. Se trataba de la recuperación de varios artículos escritos por Joaquín entre 1991 y 1993, en los que enumeraba y relataba sus anécdotas, vivencias e impresiones sobre sus amados The Beatles,  The Rolling Stones, David Bowie, Elton John, Freddy Mercury, Phil Collins, Bruce Springsteen, Sting, U2, Depeche Mode, Michael Jackson, Prince, Madonna, George Michael, Guns n’ Roses, Nirvana… y New Kids On The Block.

Cada capítulo se desarrollaba mediante pequeñas píldoras que funcionaban como epígrafes y ladillos, más propios de un artículo de prensa que de un ensayo convencional. Luqui no escribía especialmente bien -su “negra” fue en muchas ocasiones la periodista Patricia Godes-, pero todo lo que contaba era interesante cuando entraba en el terreno de la experiencia personal.

Además de una introducción genérica (“Música, libre y abierta”), JL ilustraba sobre “Lo que tuvieron que hacer antes de ser famosos” (los músicos internacionales más diversos y conocidos) y aportaba una reflexión sobre la trascendencia sociocultural de “Kennedy, primer presidente de USA en la era del rock”. Un galería de 32 fotos en color junto a personalidades y una selección de sus mejores momentos profesionales culminaba un volumen al que aportaban en su lengüeta unas breves palabras el ya citado Luis Merino, Nacho Cano, Siniestro Total y Jon Bon Jovi.

Leo Cebrián Sanz