Hace un par de días del año 2002 murió Joe Strummer, el cantante y líder de The Clash. Aquel 22 de diciembre desapareció uno de los músicos internacionales más vinculados a España, país que le enamoró desde que por razones familiares fue contactando con nuestra cultura. Cual Gerald Brennan del Punk, Joe se estableció durante un tiempo en Granada. Allí contacto de forma espontánea con algunos de los músicos de la ciudad, llegando a producir uno de los discos de 091.

Hace unos meses publicamos un artículo en el que denunciábamos la dejadez del Ayuntamiento de la ciudad nazarí respecto a la conservación de la plazuela bautizada con el nombre de Joe Strummer y hoy lo hacemos en referencia directa al consistorio de Níjar, en la provincia de Almería. La estancia del icono británico del Punk internacional en tierras del Cabo de Gata y la playa de San José está muy documentada e incluso dio pie a un documental titulado «Quiero tener una ferretería en Andalucía».

Suponemos que en su momento la intención fue buena, pero no se puede dedicar una calle a una figura de la cultura contemporánea global y que ésta se reduzca a unos escasos y descuidados metros a la entrada de una zona residencial. Nuestro ya corresponsal en la provincia, el maestro Miguel Luis Carrasco Ramo -autor del libro «Una historia del Rock»- se acercó a presenciarlo in-situ y comprobó que ni siquiera los mitómanos tienen justificado el desplazamiento a San José.

Miguel hizo la ruta Strummer en el término municipal de Níjar y le costó encontrar la calle en cuestión. De hecho, tuvo que coordinar los GPS de los familiares que le acompañaban para certificar que se trataba de la localización que buscaba. Sorprendido por la falta de referencias o algún tipo de cartel o chapa que diera cuenta del supuesto homenajeado, el divulgador hizo una serie de fotos que una vez más hablan por sí solas. Fíjense ustedes que en esta zona del litoral andaluz hasta podrían rentabilizar la visita ocasional de «turistas musicales» como Miguel Carrasco…, pero ni por esas.

Deseoso de llevarse a casa algo más que una decepción, «nuestro hombre en Almería» se acercó a otro de los lugares que son fetiche de la experiencia Strummer en San José. «El bar de Joe» fue un punto de reunión para el rockerío de la zona, hasta que al parecer una actriz del cine español -de la que conocemos pero obviaremos el nombre- presionó para que se efectuara su cierre y así poder descansar desde la placidez de su cómoda y cercana finca. Realidad o bulo, lo cierto es que «El Jo» es ahora un terreno impracticable, al que es imposible acceder por la presencia de amenazantes perros y cadenas que impiden el paso a los curiosos.

El «día Strummer» en San José es pues una experiencia nada recomendable, aunque aún nos queda por localizar un misterioso graffiti que rememora los días de Strummer en este oasis europeo de la tranquilidad y el reencuentro con la naturaleza. No obstante, la modélica muestra de periodismo gonzo por parte de Miguel deja una interesante lección sobre la relación entre el patrimonio inmaterial y la administración local.

Resulta paradójico presumir de celebridad internacional para luego no ocuparse ni de contextualizarla con unos carteles informativos que queden de lo más chulo y te hagan lucir como una institución ejemplar en la difusión de la cultura popular. Maestro, le debemos una, que casi le pican las serpientes…

Leo Cebrián Sanz

Autor de las imágenes: Miguel Luis Carrasco Ramo (https://www.facebook.com/media/set/edit/a.3553537514693401)