NO LE DEBO NADA A NADIE

 

Nací con el rocanrol y con el rocanrol crecí. Cuando el rock se hizo adulto, yo era un adolescente que lo vivía como si nada más hubiera en el mundo.

Aprendí a tocar como pude, en contra de la voluntad de mi padre que me puso un profesor particular, pero lo que yo quería era hacer rocanrol con mis amigos, no estudiar con un desconocido, y desde el primer momento probé a hacer todas las ramificaciones del rock que se me ocurrían; de todas ellas aprendí.

Después de muchos años de aprendizaje, de tocar en todos los sitios donde nos dejaban y de militar en distintos grupos (con mayor o menor éxito), llegó el momento apropiado para hacer el primer disco con mi música. A partir de ahí, ya solo sería eso… mi música.

Con Isthar creo haber cubierto todas mis ambiciones musicales (en lo concerniente a estilos, según dicen), sin poner puertas al campo y utilizando para ello mil formas diferentes para darle forma en directo (coral polifónica con cuarenta voces, bailarinas, proyecciones, coreografías adornadas con distintos elementos como telescopios, fantasmas, etc.) y para los que miden la MÚSICA en base a las etiquetas, me he movido en todos los estilos que creí oportuno en cada momento para enriquecer mi música. He sido criticado por ello… y a la vez ensalzado.

Para dar mayor cobertura a mi ambición musical, hice Morcuende, un proyecto que nació pensando en un solo disco con una gran amplitud de miras (una vez más), pero ahora en una dirección diferente a Isthar, y que muy pronto se quedó corto por lo que directamente, el proyecto, pasó a ser una trilogía; de esta manera, supuestamente, no habría problema de espacio para dar cabida a otras distintas opciones musicales, a pesar de que el tiempo se encargó de llevarme la contraria, motivo por el cual me puse a hacer dos discos más al mismo tiempo con distintas orientaciones entre ellos. En eso andamos ahora.

Y por fin llegó el momento de abordar mi gran sueño: Hacer un concierto sinfónico con orquesta y coro.

En principio, la idea era para Isthar, pero ante la imposibilidad de ello, por motivos que no vienen al caso, y gracias a la colaboración impagable de mi amigo José Antonio Muñoz (director de la Coral Polifónica de Candeleda), nos pusimos manos a la obra con ello, pero para Morcuende.

Durante varios meses estuvimos trabajando mano a mano con los arreglos para la orquesta (más el inmenso curro que él hizo con las partituras y el coro) y preparando el concierto. Aparte de la cartelería y demás medios anunciándolo, di noticia de ello a distintos medios de comunicación esperando su presencia, pues creo que era un concierto con la suficiente relevancia como para darle cobertura, y más teniendo en cuenta que era un trabajo muy personal; en la preparación de este tipo de conciertos (que yo sepa) suele haber mucha gente involucrada para cubrir todas las complejidades que conlleva, de hecho, hubo cosas que estaban previstas que se quedaron en el camino por no dar más de sí, pues en nuestro caso solo estábamos Jose Antonio y yo para apañárnoslas con el presupuesto que teníamos.

Creo que el evento era suficientemente atractivo como para darle un mínimo de importancia. El Rock es algo más que unos cuantos acordes tocados con guitarras distorsionadas (que también, por supuestísimo); no tiene límite. Sus posibilidades son infinitas.

Supongo (sin poner ninguna objeción a ello, faltaría más) que todo el mundo estaría ocupado cubriendo lo de siempre, más o menos, tocado por los de siempre, más o menos (insisto en que no tengo nada que objetar, más bien al contrario, la obligación de los medios es dar cuenta de lo que hay por ahí), pero creo que quizá alguien debió haber caído en la cuenta de que esto era algo especial, a lo que no estamos demasiado acostumbrados (cuando alguien de por ahí lo hace, se habla de genialidades y cosas de esas) y que seguramente habría que haberle dado un poco de cobertura. Supongo que a nadie le venía bien. Lo siento por la MÚSICA a quien le agradezco todos los momentos de felicidad que me ha regalado… y a las MUSAS.

Durante mi vida no he hecho otra cosa que arriesgar, musicalmente hablando, sin pedir nada a cambio.

Salvo alguna que otra honrosa excepción, no le debo nada a nadie.