Cantantes y más cantantes. Cada uno aporta su carisma, su forma de entender la interacción con el público. «Caballo de Troya» ante una banda que da el cien por cien para agradar a esos fans que no van a permitir ningún desliz. Continúo cabalgando con mi corcel blanco perla entre nombres propios que tienen como herramienta de trabajo su garganta, y desde la posición de un liderazgo compartido con la formación que comparten.

«Cantantes de nuestro Rock» se creó no sólo con la idea de informar del proyecto o proyectos musicales a los que pertenece el cantante en sí. Detrás de cada persona, existe una vida profesional y privada sobre la que indagamos para poder informaros más a fondo sobre ese musico que a veces es criticado injustamente, o venerado por encima de sus propias posibilidades. Pero para eso se crearon los colores.

Esta vez me adentro en la vida y obra de un trabajador de la música, que es como me gusta catalogar a los músicos en general. Además, en este caso se puede decir que el calificativo es literal. Con tan sólo 30 años, poco a poco y con mucho esfuerzo se está haciendo un hueco como cantante de nuestro Rock.

«Yo quiero hacer lo mismo que ese tío»

Esta frase -y otra que veremos un poco más adelante- forma parte de los inicios de Kevin Pérez Baonza (Toledo, 26 agosto de 1991). Quien pronunció la frase se refería ni más ni menos que al gran Michael Kiske. Gracias a los vídeos de la época, nuestro protagonista empezó a darse cuenta de que los «melenudos», como él cataloga en su biografía a esos músicos metaleros, fueron capaces de seducir con la forma de cantar, de transmitir, de expresarse a la hora de enfocar una canción o una puesta en escena encima de un escenario.

Sentimientos encontrados marcaron a este futuro «voceras», que también tiene otro ídolo totalmente diferente a Kiske. Se trata de Michael Jackson. Fueron muchas vueltas las que dio la cinta de cassete con el afamado ‘Thriller’. En más de una ocasión se produjeron los típicos y molestos «enganches» en su equipo de música. Seguro que tuvo que utilizar algún «boli» para salir del paso. Esta manera de escuchar música en la época inicial de Kevin debió ser muy frecuente, quien también se quedó prendado ante dicho artista.

«¿Canta así en todo el disco?»

Esta es la otra frase que comentaba anteriormente, y que forma parte de los cimientos del músico al que hoy entrevistamos. Esta vez se refería a uno de los nuestros, a La Bestia, al que quizás es el mejor cantante de Heavy Metal patrio y referente de muchos. Me refiero por supuesto a Leo Jiménez. No pasó desapercibida para nuestro protagonista la labor vocal de Jiménez en unos de los discos de Saratoga que quizás le llegó primero a sus oídos. Se trata del álbum de 1999 que los madrileños sacaron a la luz con el título de «Vientos de Guerra».

Desde una habitación cercana, Kevin podía escuchar el tema que su hermana estaba escuchando: «Más de mil años», perteneciente al mencionado disco. Raudo, se levantó de la silla acercándose sorprendido y a la vez emocionado. «¿Canta así en todo el disco?» preguntó a esa persona con su misma sangre. Fue en ese momento cuando se dio cuenta de que tenía que estar ahí. «Quiero demostrar al mundo que si se quiere, se puede», decía su «yo interior» al joven músico.

Su inclusión en el Rock patrio no se hizo esperar. Otro nombre que pasó a estar en esa lista de referentes fue José Andrea en su etapa con Mägo de Oz. Su voz le encandiló, reforzando así más su parecer positivo sobre los músicos rockeros, pese a la ignorancia que le invadía sobre unos valores ocultos que desconocía.

Athanatos, el embrión de Mysteria

Situaciones surrealistas, ensayos en garajes, instrumentos económicos y mal «rollo» con los vecinos por el volumen de la supuesta música que estás intentando sacar adelante. Y además, sin apenas economía para hacer frente a todos los gastos que conlleva el nacimiento de una banda. O una ignorancia completa a la hora de trabajar con algún manager, sufriendo en sus propias carnes esa inexperiencia. Incluso críticas de algún ídolo de la época fan, que quieras o no llegaron a decepcionar a nuestro cantante.

Los comienzos son duros para el músico en este país, y más si es rockero. El protagonista de este artículo no es inmune a las dificultades de los inicios, pero las ganas y el tesón le llevaron a comenzar a ensayar con unos amigos. Kevin no acababa de cuajar con sus compañeros en gustos musicales, ya que le tiraba/tira más el Power Metal tipo Helloween, Edguy o Stratovarius. Su sana cabezonería le incitaba cada vez más a ponerse a buscar músicos más «afines» con sus formas de ver la música, tanto en gustos como en seriedad y profesionalidad.

Y por fin, Athanatos se hizo realidad. Su búsqueda dio sus frutos, siendo esa formación soñada parte de la vida laboral musical de un obstinado músico. Con tan sólo 15 años, él y sus compañeros empezaron a ensayar dando forma a canciones que en un futuro presentarían en directo. ¿Futuro? Futuro inmediato, diría yo. Solo pasaron seis meses hasta que consiguieron subirse al escenario en la plaza de toros de Olías del Rey (Toledo), como teloneros de los Mojinos Escozíos.

Toda una inyección de positividad y ganas de seguir trabajando duro. Las nuevas composiciones ya eran una realidad y quedaban plasmadas en una grabación concreta. A medida que voy escribiendo, casi puedo sentir la ilusión de Kevin y sus compañeros de sacar adelante su primer disco. Pero la juventud es carne de cañón para los aprovechados, para los sinvergüenzas del negocio.

Claro, a nuestro cantante como a cualquier músico, cuando estás en la posición de seguidor de un artista, la ignorancia respecto a estas cuestiones forma parte del día a día. La «cloaca» que hay detrás del negocio pasa desapercibida. Es entonces cuando algunos managers o discográficas intentan sacarte el poco dinero que ganas cuando estás empezando. A las pruebas me remito.

Justo cuando ya tenían el cincuenta por ciento de la maqueta grabada, una persona se acercó a Kevin Pérez para amenazarle con que le iba a robar el grupo y a los músicos. Ante tan rotunda afirmación, nuestro protagonista pasó totalmente del tema. Pero nada más real que lo escuchado. Impotente ante esta cruel iniciativa, Baonza comprobó cómo se estaba cumpliendo un despropósito tan ruin. Los músicos que le acompañaban aceptaron la oferta y otra banda paralela emergió ante los ojos atónitos del alma del grupo. Una situación que provocó tener que empezar desde cero por culpa de una persona sin escrúpulos.

Fue tal el «cabreo», la impotencia y la rabia contenida, que todo junto explotó en forma de una nueva banda llamada Penumbra. Su estilo era más cañero, derivando el sonido del grupo hacia el Speed Metal, una evolución sin duda motivada por la mala experiencia sufrida tiempo atrás. Dos años duró esta formación, que terminó en el olvido debido a que resultaba imposible encontrar unos compañeros que aportasen una base sólida. De esta manera es como nace Mysteria, con Jacinto Sánchez -de Fuck División- entre sus filas. Desgraciadamente tampoco esta banda cuajó por diversos motivos, aunque sí dejó el gen de lo que es actualmente Aria Ignis.

El resultado de un pasado, presente y futuro

El título del tercer disco de Aria Ignis lo dice todo. «Pasado, Presente y Futuro» consta de nueve temas compuestos, grabados, mezclados y masterizados en los estudios Josantonia Records por Kevin Pérez Baonza. Queda claro y no está de más comentar que este trabajo no sólo es el fruto de esa constancia y profesionalidad que ha ido demostrando este músico, sino también de las ganas de aprender y demostrar que trabajando duro puedes lograr tus metas.

Kevin no ha parado de recibir clases de canto de la mano de prestigiosos profesores como Diego Maldonado y Fernando Cabezas, para finalmente acabar en las manos de Natalia (Casa de Fieras). Otro de los logros conseguidos por este inquieto músico ha sido obtener el master de producción musical e ingeniería de sonido impartido por Michel Martín (productor de Alaska, Luz Casal, Estopa o Paco de Lucía, entre otros). Incluso llegó a unirse al Coro N Rock del maestro Pepe Herrero, teniendo la oportunidad de asistir a una masterclass con un barítono de la talla del costarricense Andrés Gómez Por todo lo demás, efectivamente, el futuro hablará por sí solo.

José Ramon Nieto «Kema Púas»
«Escuchar música te hace ser mejor persona y te limpia el alma. Si es Rock, mejor».