La noticia pasó desapercibida fuera del entorno puramente andaluz, pero no nos resistimos a recuperar esta información por su interés para los lectores. De ella hemos tenido constancia hoy mismo tras su publicación en prensa local el pasado fin de semana del sábado 23 y domingo 24 de marzo. En su apartado de sociedad, dice así el titular del periódico gallego La Región [los añadidos entre corchetes son nuestros], en una información que procede de Sevilla y tiene su origen en varios reportes de agencias:

[El partido político al que no queremos dar publicidad desde este medio] «propone en el Parlamento la promoción del rock andaluz.

[El texto explica cómo el colectivo reaccionario] «defenderá una promoción no de ley en el Parlamento en la que reclama el fomento y promoción del rock andaluz, a través de una Ley de Mecenazgo. En la iniciativa, [se] reclama que la Junta impulse una Ley de Mecenazgo, para que particulares y empresas puedan participar en la creación cultural, aumentando la deducción fiscal de las aportaciones, así como la restauración y protección del extenso patrimonio cultural nacional, fomentando el arraigo a la tierra, sus manifestaciones folclóricas y tradiciones de España y de sus pueblos, dentro de la óptica de la Hispanidad».

[Para el grupo identitario españolista], es importante mantener viva «la corriente cultural del rock andaluz, que tanto ha aportado a España como manifestación folclórica del sur de nuestro país, así como del resto de pueblos hispanos».  [El colectivo ultraconservador] considera que esa Ley de Mecenazgo ayudaría a la creación de nuevos grupos musicales.

Esta auténtico «puñetazo» en el estómago de los amantes del Rock Andaluz sugiere varias reflexiones. La primera es recordar el ninguneo absoluto y la falta de cuidado con que la Junta de Andalucía gobernada durante décadas por el PSOE ha maltratado a los músicos y grupos que hicieron grande este sonido a partir del final de los años 70. Sin ningún género de dudas, la falta de reconocimiento de aquellos pioneros y visionarios por parte de la Consejería de Cultura y medios oficiales como Canal Sur ha puesto en bandeja este asunto a esos ventajistas natos que son los representantes del electorado ultra. En esa orfandad hay que buscar el origen de esta apropiación bastarda por parte de quienes dudamos que hayan escuchado jamás a Triana, Medina Azahara, Alameda o Cai.

Desconocemos qué expertos en la materia han asesorado a los impulsores de esta medida, y qué entienden éstos por Rock Andaluz, ya que se refieren a él en términos más propios de la copla, el flamenco o la música popular andaluza. En este «disparar a todo» en que se ha convertido su precampaña electoral, los revisionistas parecen haberse fijado en un trozo de la tarta cultural que hasta ahora nadie quería.

Confiemos en que sea uno más de sus delirios y que no anden a la caza y captura de un Ted Nugent local, con el que radicalizar hacia la derecha las posiciones de libertad individual que siempre ha defendido la gente del Rock. Los abuelos de los ahora «rockeros renacidos», recuerden, habrían mandado que les cortaran el pelo -si no lo hicieron en su día- a todos aquellos a quienes se aplicaba la Ley de Vagos y Maleantes durante el franquismo. De aquella infame legislación fueron víctimas desde Burning a Miguel Ríos, por citar sólo dos de nuestros nombres sagrados, a los que se acosó por su estética y lo disoluto de sus costumbres.

Leo Cebrián Sanz