Hace unos días vimos a Pastora Soler bajo el disfraz de un pavo en ‘Mask Singer’- y ayer la vimos embarazada en “La Voz Senior”. Hoy nos dicen que las actuaciones fueron grabadas antes del inicio de la pandemia y en sólo dos semanas entramos en 2021. Ayer eran cinco los semifinalistas por equipo y hoy aparece el siempre disponible José Mercé para decirnos que la organización del programa le ha facultado para recuperar a una de las concursantes eliminadas. Así es el mundo de la televisión y así el programa en el que ha competido Ritchie Benítez, la voz del disco de Asfalto “Corredor de Fondo” y del único LP de los mallorquines de origen argentino Express, publicado por Chapa Discos en 1983.

David de María enjuiciando a una de las voces históricas de Asfalto tiene lo suyo, aunque al menos el baladista se declaró rockero… en parte. El también ocasional presentador ayudaba a la jefa de equipo, Pastora Soler, a premiar con la final a dos de los componentes de su selección previa. Entre los competidores estaba otro histórico como es Alfonso Pahino, ganador del Festival de Benidorm en 1977 y un tipo con una actitud modélica y profesional, por encima de las veleidades de este negocio cambiante que es el mundo del espectáculo.

Durante menos de tres minutos Ritchie interpretó ‘Don’t stop me now’, de Queen, pero su entrega no fue suficiente para convencer a la pareja de jueces. Algunas notas de ‘Smoke in the water’ sonaron en camerinos y en el plató, e incluso podemos sentirnos afortunados porque uno de los elegidos, Fernando Demon, es también un hombre de Rock. La cuota de canción española se la llevó la persona con menos experiencia de este segundo cuadro de semifinalistas, en clara apuesta de la gerencia de “La Voz Senior” por esos sonidos raciales que siempre terminan llevándose el triunfo en este guionizado show de consumo rápido y más rápida digestión.

Al menos algo nuevo podemos concluir de este nuevo y frustrante acercamiento de la televisión al Rock: la presentadora Eva González ha aprendido a hacer el signo de los cuernos.

Leo Cebrián Sanz