Robe Iniesta no es el único que divide sus obras en movimientos. Los logroñeses Láudano han recurrido a la misma formula para articular su último álbum: «Musa». Tras una «Intro» y dos primeros movimientos con el título del disco, las canciones «Estrella fugaz» y el single «Hasta que sueñes conmigo» dan pie al tercero y homónimo, que finalmente se cierra con el tema «Onírico MMXX» y la correspondiente ‘Outro’.

El músico que da vida a este proyecto tan personal es Alberto Díez, compositor, arreglista, muti-instrumentista, cantante y, como no podía ser menos, responsable del concepto musical y visual que defiende desde una discografía que comienza en 2004 con «Onírico» y prosigue cuatro años después con la sinfonía gótica ‘Dies Irae’. Su galería continúa con el álbum de 2012 «Lucifer» (cuyo single fue «El sonido de las olas») y se afianza en 2016 con «Quintaesencia», dividida también en cuatro movimientos.

Los colaboradores que han apoyado su trabajo en el estudio han sido la soprano Rebeca Cámara, el batería Jorge Sánchez y la teclista Mónica Camarero. Guitarras potentes y voces masculinas dan la réplica a la parte más tranquila de la música de Láudano. La presencia añadida de un cuarteto clásico compuesto por clarinete, viola, violín y violonchelo redondea las composiciones hasta hacerlas muy singulares. A la postre, la poesía se funde con la melancolía hasta crear un bello arte nacido de las sombras. Las letras que interpreta Alberto son románticas y evocadoras, bien a tono con la ensoñación constante que se pretende.

La atmósfera gótica y neoclásica de su música es un remanso artístico de paz y viaje sensorial, que alterna con pasajes intensos que pueden recordar a bandas como Anathema, Lacrimosa o The Gathering. Otras referencias que aporta el propio autor son Dark Sanctuary, Mantus o Sopor Aeternus, que Alberto Díez convierte en interpretaciones propias de esos géneros que no por minoritarios dejan de producir buenas propuestas: Darkwave, Gothic Metal y ese «Rock oscuro» que tanto luce cuando adquiere tintes de banda sonora cinematográfica. En definitiva, todo lo que debería seguir gustando a un «siniestro» en pleno 2021, que a buen seguro los habrá en la escena más subterránea de la música verdaderamente independiente.

Leo Cebrián Sanz