“Caballos salvajes”, “El último mohicano”, “El amor y sus garras”, ‘Funkies’, “La mala reputación” y “Asuntos pendientes” son los seis temas que conforman el tercer disco del compositor y artista conocido como El Rey Salitre, titulado como la última de las canciones citadas.

El disco comienza con una rica instrumentación de Rock con aires sureños e incluso de lo que ahora se denomina Americana, aprovechando la solvencia de una formación integrada por Javi Cuenca Rodríguez y Miquel Sintes –slide y guitarra solista, respectivamente-, Miquel A. Riutort Mega al bajo y la batería, Toni Comas García en el teclado y Guillem Pons Oliver al saxo. Su anfitrión el monarca canta y toca la guitarra rítmica. El tipo tiene buen ojo para arropar sus composiciones con una superbanda tipo E Street, que ya quisieran para sí algunos nombres muy conocidos del Pop masivo español.

Pese a su sonido internacional, El Rey Salitre también tiene un aire a la chulería de Burning, Los Enemigos, Ilegales o incluso Barricada. Su voz canalla, arrastrada y llena de intención tiene la fuerza del Rock and Roll clásico -su protagonismo se declara devoto de Neil Young o Tom Petty-, pero las letras en castellano le dan ese toque local que tanto nos gusta.

Hay un poso de Blues bajo todo el entramado de este músico mallorquín, sin que por ello baje en ningún momento la intensidad de su personal forma de componer e interpretar. Su Pop-Rock de calidad no desentonaría junto a un vinilo de 091, su guitarrista y más tarde cantante en solitario José María Lapido o Quique González.

La riqueza en los arreglos de las partituras de El Rey Salitre es muy superior a la que podemos encontrar en este tipo de producciones, aparentemente modestas, que en el caso de “Asuntos pendientes” rebasa con mucho las expectativas de un tercer disco.

Este nuevo valor del Rock en castellano de autor se estrenó con las cuatro canciones de “Sueños imposibles” en 2016 y el pasado año presentó cinco más en el extended-play “Pequeños gigantes”. El músico balear de Can Picafort lleva pues una recomendable progresión en el necesario equilibro entre trabajo e inspiración, mientras atesora algunas composiciones muy chulas. Sabemos que sigue y recomienda a los bilbaínos Doctor Deseo, lo que encima le pone totalmente de nuestro lado…

Leo Cebrián Sanz