Se sigue celebrando en Madrid la exposición «Madrid Metal», que reúne los testimonios de veintidós personas que vivieron los años 80 como parte activa del movimiento Heavy en Madrid y su Comunidad. Sus recuerdos apoyan las 18 ilustraciones que otros tantos dibujantes han aplicado al tema o concepto que los comisarios les han encargado. Las opiniones de estos invitados también forman parte del cuadernillo que se regala en la propia muestra de CentroCentro, en el actual Palacio de Cibeles, sede del Ayuntamiento.

Tanto en esta especie de revistilla como en la propia exposición no está recogida la totalidad de los textos, ya que varios de ellos no fueron incluidos por cuestión de espacio. Sí lo están en cambio las frases o fragmentos elegidos por la organización de cada uno de los textos ausentes, a cuya integridad que hemos tenido acceso como medio colaborador de «Madrid Metal». Para los curiosos y completistas que quieran conocer esta parte inédita de la exposición que recupera la parte más rockera de la cultura urbana en Madrid, he aquí el último de los escritos.

El párrafo elegido del artículo de Dama es el que apoya el reportaje sobre «La Abuela Rockera» que se emite en uno de los dos puntos de visionado de audiovisuales de la exposición. Con ustedes, las vivencias de esta «Colaboradora del Rock y por Rock».

Testimonio de Dama Guisado Caro

Voy a hacer un pequeño resumen de lo que fue mi paso por la música Rock de los 80. Entonces no se denominaba ni Rock ni Metal; era el Heavy Metal, o sea, todo unido. Recuerdo haber comenzado mi andadura por ese mundo en una discoteca que por aquel entonces había en Fuenlabrada. Se llamaba Martín y tenía yo trece años. La primera banda a la que vi tocar fue Ñu, después llegaron Topo y creo que también Asfalto. Fue en torno a los años 1977 y 1978.

Continúe después con muchas otras salas, como la Canciller, donde vi varias bandas internacionales. También a Barricada, Sobredosis y una infinidad de grupos españoles, yo diría que los mejores y más punteros de la época. A Fortu, de Obús, le conocí en los locales de ensayo de Sobredosis. Para mí otra buena banda de los 80 fue Ángeles del Infierno, a los que también vi en directo. Lo mismo que a Barón Rojo.

Teníamos otra sala en Fuenlabrada que se llamaba En Vivo. La dirigía Ramón del Precinto. Allí vi a infinidad de grupos y por ella también pasaron muchas bandas nacionales, que Ramón traía cada semana. Qué buenos grupos todos. Era bastante joven, pero pasaba al camerino y era un cachondeo, me lo pasaba teta. Recuerdo a todos los músicos conocidos, como por ejemplo El Drogas. Es una pena que cerraran esa sala, la verdad.

Y no vamos a olvidar algunas otras salas como Texicore, de Pinto, que hoy en día es la de Jesús “Conciertos”. En Getafe teníamos la Centauro, donde ponían música Heavy y Rock. Con catorce años me escapaba de casa por las tardes para coger un autobús con dos amigas cuando salía de hacer mecanografía y así poder escuchar ese tipo de música que era lo que más me gustaba.

También en los años 80 recuerdo mis tardes con la abuela Ángeles. A pesar de ser una señora mayor, a ella le encantaba el Rock. Era muy rockera, amiga como todos sabréis de Barón Rojo, Obús, Sobredosis y Pánzer. Presumía mucho de una chaqueta de cuero que le compró uno de los grupos, aunque he olvidado cuál fue.

Un grupo muy emblemático para mí fue Santa, porque en él estaba una amiga que también conocí bien: Azucena Martín-Dorado, una genia, una gran voz del Heavy Metal aquí en España. Era una máquina que se comía el escenario y recuerdo haberla visto varias veces. Fue una de las pocas mujeres pioneras en aquella época en este país, sobre todo en el Heavy. Como había pocas mujeres, todavía éramos un poquito machistas. Tras Azucena llegó a Santa mi buena amiga Leonor Marchesi.

Otro grupo emblemático para mí y al que admiraba fue Sangre Azul, que ganó el Villa de Madrid en 1986. Por la misma época otros que también tocaron en el mismo concurso fueron mis amigos de Muro. Un año después se presentó el que fue segundo grupo de Manuel Manrique, de Sobredosis. Se llamaba Athlas, y en él estaba Julio Dávila, que hoy día es el vocalista de Monterrey. También se presentaron al Villa de Madrid. No fueron los ganadores, pero quedaron los segundos. En junio de 1988 participaron en el Villa de Coslada y ahí sí que ganaron ellos. Como grupo invitado estaba Bella Bestia, que aún siguen en activo. Conocía a su bajista Pepe Mari, y al resto de la banda.

Yo empecé a vivir esta movida porque es la música que más me ha gustado y la que me ha gustado siempre. Me considero una heavy nata desde 1977-78 hasta mis días. Es lo único que escucho, pero aparte de eso fue también mi mejor época, desde 1978 hasta 1994 ó 1995, un poco antes quizás. En esta época yo creo que fue cuando vi más cantidad de conciertos. Uff, hubo días que me tragaba dos, y sábados y fines de semana que me iba de un lugar a otro para llegar a tiempo a dos conciertos que se celebraban a la vez. Era inmensa la cantidad de conciertos que había en aquella época en Madrid, montones de ellos, aunque poco a poco empezó a bajar su número.

Pasado el tiempo llegué a involucrarme un poco más, al empezar a organizar algún concierto. Primero los hice con mi ex-marido y después me decidí a hacerlos yo sola. Después Bella Bestia me propuso presentar algunos de los festivales de Metal Fest que organiza Pepe Mari. Tras presentar tres veces este concierto, me subí otra vez al escenario a colaborar y presentar un evento contra el maltrato a la mujer. A las dos semanas hice lo mismo en otro contra el cáncer infantil y así unos cuantos sucesivamente.

Al principio, cuando veían a una mujer, había quien creía que los chicos heavies nos habían engañado. Y no señores, no nos engañaban. Es que nos gustaba lo mismo que a ellos. Era nuestra pandilla y juntos nos íbamos al parque con la litrona.

No debemos olvidar que también hubo música más suave pero de calidad: Manolo Tena, Antonio Vega, Tino Casal, Radio Futura… ¡Es que musicalmente era todo tan grande! Ahora, señores míos, lo tenemos pero no lo explotamos. Y los heavys estamos ansiosos de conciertos, yeahhh! Me gustaría terminar diciendo que los años pasaron, pero aquí seguimos, esperando que vuelvan los 80. Para mí aquella movida madrileña fue lo mejor que he vivido.