«28230» es el título del nuevo disco de Los Lebowsky, pero también -y sobre todo- el código postal de su localidad natal, Las Rozas, según reza la nota de prensa… «el municipio posiblemente menos glamuroso para las artes de la Comunidad de Madrid». Esta formación se maneja con mucho sentido del humor también en sus letras y títulos de canciones, pero musicalmente ofrece un formato que no es ninguna broma. Algunos les comparan con los norteamericanos The Band por la concurrencia de cuatro guitarras, dos baterías y varias voces.

La discografía del combo, siempre numeroso, se compone hasta el momento de cuatro discos: «Abrigueiro» (2011), «Seminole» (2011), «Trenes» (2012), «Un Hombre en el Bancal» (2013) y el ya comentado «28230», que ha visto la luz tras dos años de práctico silencio.

Su flamante álbum «transita los rincones más inesperados, desde el Rock garagero de ‘Boyscouts’, las influencias más bluseras y jazzísticas de ‘Ikeaman’, la locura instrumental de «Porros de los 90’s», el medio tiempo de «Torrelodones» o la camaleónica «Treinta años». Y si queremos letras de plena actualidad que dan en la diana, Los Lebowsky se desnudan en «El litro y pan de molde». Lo afirman con vehemencia sus promotores, así que habrá que fiarse y contrastar los datos con una escucha pormenorizada de estas siete nuevas canciones.

Como sugiere su nombre -un remedo de la famosa película de los hermanos Coen-, Los Lebowsky hacen gala de una divertida visión de la vida, a la que ponen música los siguientes instrumentistas: Eduardo Ortega (Quique González, Enrique Urquijo, Miguel Ríos, M-Clan) al bajo, teclado y coros; Javier de la Vega (Elder Shaker) en guitarras, bajos y coros; Willie B. Planas (Anaheim, Salto) al teclado, guitarra y coros, y Javier Planelles (El Dorado, Taxi, Circodelia…) en la batería y la percusión.

«A ver qué hostias pasa», afirman que es un poco su divisa, y para ello no dudan a recurrir a cuantos amigos puedan echarles una mano, en este caso Paco López (Morgan, Anaheim), Javier Rubio (Elder Shaker) y Miquel Ferrer (Marwan, Mäbu). Semejante «promiscuidad musical» es la que les permite ofrecer un espectáculo abierto a la sorpresa y la improvisación controlada, siempre dentro de esa opción de big band rockera de la que tan poca tradición hay en España. Quién sabe, quizás Los Lebowsky reviertan esta tendencia…

Leo Cebrián Sanz