«Rock enmarañado, Ska jaranero, conciertos erótico joviales… y hasta ahí podemos leer», que era la coletilla con la que la presentadora Mayra Gómez Kemp terminaba la lectura de la tarjetita tras la que había (o no) un regalo en el concurso «Un, dos, tres». Todo lo anterior lo ofrece esta banda madrileña que acaba de presentar su tercer disco, con el que continúan la senda de «Donde Quiera el Autobús» (2010) y «Entre Pecho y Espalda» (2014).

El nuevo álbum se titula «Hiperkinético» y ha sido editado por Rock CD Records. Incluye colaboraciones ilustres en la inicial «Bicho inerte» -junto a El Niño de la Hipoteca-, «Se me mueven los pies» -con Luter- y «Todo va arder», en compañía de Carlos Chaouen. Tras los micrófonos e instrumentos están Álvaro González (voz), Ramón Rodríguez «Reimon» y Víctor Maleito «Kalandra» (guitarras), Alfredo Palencia «Frodo» (bajo) y Kike Columé (batería).

Entre sus canciones más recientes destacan las ya citadas, pero también otras que se aventuran en el Blues («Agujeros»), el Flamenco o incluso el Jazz -en ambos casos en la propia «Hiperkinético», el tema que cierra el repertorio-. Hay también Rock and Roll Urbano, Rock Poético y unas letras que reflejan «coraje, sexo, tristeza y alegría». A finales de 2017 decían los muy cachondos: «Estamos componiendo un tema cuya letra no contiene ni «Bar», ni «Rock» ni «Kalimotxo»… ¿Nos estaremos haciendo mayores?».

La formación lleva activa quince años y por sus filas han pasado varios músicos que ya no están en el quinteto actual. Han sobrevivido a los cambios… e incluso a una demanda de Harley Davidson que les obligó a cambiar de logotipo. Aunque para anécdotas, nos quedamos con la nuestra propia, ya que el nombre de Kalandrakas nos recordó de inmediato el tema que un grupo de Hip-Hop llamado Poder Oscuro incluyó en el histórico recopilatorio «Rapin’ Madrid», publicado en 1989.

Leo Cebrián Sanz