La frase “Con la Música a Otra Parte” -título del segundo disco de Luis Cruz y la Furgoband- es una de esas expresiones poco agradecidas con el arte del pentagrama, cuya posible connotación negativa queda perfectamente neutralizada con reinterpretaciones como la del guitarrista de Topo en la homónima canción que da título e inicio al álbum. Esta brillante reivindicación del oficio de músico marca el sendero del resto de las letras de esta colección de diez canciones.

El guitarrista y a la sazón cantante escribe todas sus letras en colaboración con Helena Sueiras, su compañera en la vida, con la que no duda en dar un repaso justiciero a algunos de los sinsentidos de este mundo moderno en el que, como decía Evaristo, “hay tanta libertad que no se puede respirar”. «Silencio» y «Gregario» son sintomáticas de esta visión crítica de la realidad. En contraste, Cruz aboga por “La buena gente” y relaja el tono en textos más ligeros como el de “Calor” o la crónica de un transformista llamado “Valentina”. El Blues-Rock de “Días” reincide en una visión positiva de la vida, como puente al frenético colofón del festivo Country-Rock “Como un loco”.

Musicalmente, la Furgoband se ha estabilizado y algunos de sus nuevos pasajeros fijos son de relumbrón. El guitarrista rítmico Luis Rodrigo -que también apoya en las voces- comparte asiento con el bajista eterno de Rosendo, Rafa J. Vegas, y el batería Pedro Navarro. Por la ruta de la grabación se subieron a la “furgo” otros insignes como Kacho Casal y Jesús Almodóvar -batería el primero y percusión compartida con Pedro Navarro en la batucada de “Gregario” el segundo- y Alberto Carrero -cuerdas en “Isla Esmeralda”, el tema que Luis dedica de forma explícita al inspirador guitarrista irlandés Gary Moore-. No es el único homenaje a los arquitectos que construyeron el edificio del Rock and Roll, ya que “Mi guitarra y yo” incluye menciones e incluso estribillos de The Rolling Stones y Wilson Pickett.

Esta Furgoband tiene visos de brillante continuidad, ya que sus cuatro inquilinos firman la composición de todas las canciones y tienen una aportación casi paritaria, muy lejos del clásico “ordeno y mando” de los proyectos con nombre propio y acompañamiento grupal. Luis ha elaborado un repertorio en la línea de su debut de hace ya cinco años (‘Rocker’, también publicado por The Fish Factory), pero evolucionando hacia un Classic Rock algo más duro y urgente. La producción ha corrido a cargo de los dos “luises” de la banda, que han trabajado de forma conjunta en la grabación y mezcla realizada en los madrileños Estudios Pasulu. La masterización la firma Alfredo de la Fuente.

Leo Cebrián Sanz