Mägo de Oz – Teatro Morelos, Toluca (Estado de México) – 19 de mayo de 2018


Texto y fotos: Jon Marin


En una hora, si el tráfico está de tu parte, te trasladas desde el centro de la Ciudad de México a Toluca, así que aprovechamos la proximidad y la amable invitación de Frank (guitarrista) para ver el concierto que cerraba la gira mexicana del popular grupo de Rock.

El Teatro Morelos está en el mismo centro de la capital del Estado de México, que rodea a la capital pero es otra ‘Comunidad autónoma’, para que los españoles entiendan. Junto a la catedral, toda la explanada se encontraba llena de seguidores ávidos de disfrutar con los clásicos que incluye el repertorio (nada de ‘set-list’, ¿verdad, Frank?) de este tipo de conciertos que enmarcan en la llamada “Gira 30° aniversario”.

Entramos por la puerta de atrás, la de los músicos, y tuvimos el placer de disfrutar, desde un lado del mismo escenario, de un show que comenzó con ‘Maritornes’ y ‘Molinos de viento’. Desde este punto hasta el final ninguna de las 2.400 personas que copaban el teatro -más no caben- pudo resistirse a cantar y bailar junto al grupo todo lo bueno que sonaba: Desde ‘El lago’, que me parece una acertadísima recuperación a su repertorio (escucha, Moha) hasta ‘La costa del silencio’ pasando por ‘Alma’, ‘Satanael’, ‘El cantar de la luna oscura’, ‘H2Oz’, ‘El atrapasueños’ o ‘La costa del silencio’.

El cantante Zeta está haciendo su labor ante el micrófono muy bien, siempre apoyado en los coros por Patricia Tapia, a la que cede el protagonismo para que se haga cargo de la pieza más mexicana de Mägo: ‘Y ahora voy a salir (Ranxeira)’, ejecutada de “diez” por la fémina. Más tarde Patri volvería a ser líder y a dejar al público con la boca abierta con una interpretación operística sobresaliente entre ‘Sueños dormidos’ y ‘El poema de la lluvia triste’ aprovechando el comienzo estilístico de ésta.

También han sonado ‘La posada de los muertos’, ‘El hijo del Blues’ para seguir añorando viejos tiempos y la encantadora ‘Siempre’. Todos están ejecutando sus instrumentos con ganas, con profesionalidad: Ahí están los siempre sonrientes Frank y Fernando Mainer (bajista de lujo), Carlitos, Jose M. Pizarro aportando los vientos, y Mohamed, que lleva colgada una bufanda del club de fútbol local -Toluca-, que al día siguiente jugaría la final del Torneo Clausura mexicano. Txus, desde su “batería-oficina”, está siempre pendiente de todo lo que pasa y da continuas órdenes o mensajes por el micro interior.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tras ‘El poema…’ es el momento de que se luzca Javi Díez a las teclas y el grupo al completo retoma el escenario con ‘Gaia’, que no es “hacerse una gayola” en gallego, como El Pirata bromeó cuando hace muchos años la disquera nos presentó este redondo. Todos se retiran y los seguidores no paran de jalear a los músicos, al grupo, al rebosante concierto de felicidad que están viviendo… hasta que los protagonistas regresan para cerrar la fiesta -pagana, religiosa y de comunión con Mägo de Oz- con ‘Diábulus in música’, ‘Hasta que el cuerpo aguante’ y, claro, ‘Fiesta pagana’. Dos jovencitas que son invitadas a cantar y bailar sobre el escenario seguro que no olvidarán esta noche, como casi todos los asistentes.

Acaba el concierto y, entre bambalinas, el equipo de Mägo de Oz se refresca con cervezas, saluda y departe con los conocidos mientras la gente de seguridad busca una salida alternativa. La puerta por la que entramos está saturada de fanáticos y ni las furgonetas pueden acercarse. Luego, la mitad de los músicos deciden descansar en el hotel, mientras la otra opta por celebrar el éxito de un nuevo tour mexicano con un poco más de ‘fiesta’, a la que nos unimos, en una terraza toluqueña. ¡Que siga la gira americana, que rule el tequila, que viva México, cabrones!