Ningún virus acaba con la semilla del Punk-Rock madrileño. Viendo las jovencísimas caras de este trío de la capital, uno recupera la fe en que las nuevas generaciones mantengan encendida la llama del guitarrazo acelerado. “Es el sonido de la ciudad”, que decía Miguel Ríos en una canción.

Malos Trapos introduce en sus canciones un condimento de Pop -más bien Power Pop-, que aligera el peso de las composiciones y les da un siempre necesario aire comercial. En su nota de prensa no dudan en citar a Los Ronaldos, que es uno de esos “placeres culpables” que todos hemos tenido alguna vez. Los riffs pululan por su primer repertorio, en el que no falta una manifiesta actitud de insolencia, chulería castiza y desvergonzado vacile.

En este nuevo desafío desde la liga de los emergentes están Carlos Serrano (guitarra y voz), Carlos Bravo (bajo y voz) y Manuel Moreno (batería y percusión), tras la salida en los últimos años del antes titular Omar Rebollo (guitarra rítmica). Su cruzada por redefinir el concepto de música urbana y alejarla del simplista y bochornoso Trap lleva en juego desde 2010.

Seis años después publicaron un primer single digital compuesto por la hipotética cara A de “Chica formal”- y su reverso “Algo por lo que matar”, además de otro posterior con los temas “Lucía” y “Perros en fuga”. Los dos primeros forman parte de la colección de diez canciones que tan orgullosamente presentan ahora.

La banda al completo firma la composición de este álbum autoproducido, que han ido madurando a base de actuaciones en el circuito madrileño de pequeñas salas, tipo Caravan, La Leyenda, Rock Palace, Silikona, etc.

Leo Cebrián Sanz